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Sexo y relaciones

Sexo: ¿Cuánto dura la felicidad después del orgasmo?

La sensación de plenitud tras un orgasmo puede extenderse mucho más de lo que la mayoría imagina. Aunque algunas personas piensan que el bienestar esfuma rápidamente, investigaciones recientes aportan datos sorprendentes.

Duración del efecto de felicidad post‑orgasmo

Los hallazgos científicos muestran que el llamado “resplandor sexual” dura cerca de dos días completos. A menudo, se piensa que la satisfacción del orgasmo desaparece tras minutos u horas, pero los resultados demuestran lo contrario. El bienestar posterior sobresale en frecuencia, calidad y profundidad. Gracias a un método riguroso de observación y registro, se demostró que la satisfacción se mantiene en un nivel elevado aproximadamente hasta 48 horas después de la relación, tiempo en el que ambos miembros de la pareja continúan sintiéndose conectados y animados.

Método del estudio y muestra

El experimento fue realizado con 214 parejas recién casadas. A lo largo de dos semanas, ambos miembros llenaron un diario donde detallaron cuándo mantenían relaciones sexuales y cómo se sentían emocionalmente después. Este seguimiento diario permitió distinguir entre felicidad general y el efecto específico posterior al orgasmo. Los participantes no solo apuntaron la frecuencia y calidad de sus encuentros, también midieron el impacto que estos tenían en su satisfacción y en la unión con su pareja.

Resultados clave: 48 horas de bienestar

El estudio recogió informes de felicidad consistentes. Los participantes notaron niveles altos de satisfacción y felicidad incluso 48 horas después de haber tenido sexo. Las puntuaciones de satisfacción sexual se mantuvieron notablemente altas en ese lapso, lo que supera ampliamente la creencia popular de que el placer es fugaz. Los datos también indicaron que este efecto de bienestar es igual de fuerte para ambos géneros y tiene un impacto positivo en la percepción global del matrimonio, siendo más determinante esa constancia del “resplandor” que la cantidad de encuentros en sí.

Mecanismos biológicos que sostienen la felicidad

El orgasmo provoca una auténtica revolución química en el cuerpo. Hormonas como la oxitocina, las endorfinas y la melatonina participan en la creación de un estado de ánimo positivo y duradero. Cada una cumple funciones específicas que, unidas, consiguen prolongar la sensación de placer y bienestar más allá del momento inmediato.

Oxitocina y vínculo emocional

Tras el orgasmo, los cuerpos segregan oxitocina, también conocida como la “hormona del amor”. Este compuesto fortalece la sensación de apego y unión con la pareja y contribuye a desarrollar confianza. Las personas que experimentan este pico hormonal acusan una reducción del estrés notable, lo que prolonga su estado de calma y conexión hasta dos días después. La oxitocina también influye en el deseo de cercanía y apoyo emocional, consolidando el vínculo afectivo en la relación.

Foto Freepik

Endorfinas y sensación de euforia

Las endorfinas actúan como potentes analgésicos naturales y generan una sensación de euforia física y mental. Al liberarse durante el orgasmo, estas moléculas ofrecen un alivio inmediato del dolor y potencian una alegría duradera. El cerebro fija esas sensaciones y las mantiene vivas durante más tiempo, permitiendo que el placer y la satisfacción emocional sigan presentes cuando han pasado horas desde el encuentro sexual. El estado resultante es similar a un optimismo consistente y una percepción más positiva de la vida cotidiana.

Beneficios prácticos del bienestar prolongado

El impacto positivo de ese lapso extendido de felicidad no se limita al plano emocional. Tener sexo con regularidad y disfrutar de orgasmos influye directamente en la salud mental, el sueño y el sistema inmunológico. Los efectos no solo se sienten, también se reflejan en mejores hábitos y en una capacidad de afrontamiento superior ante el estrés diario.

Reducción del estrés y mejor sueño

Diversos estudios asocian el orgasmo con una bajada en los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Al mismo tiempo, la melatonina, hormona clave para regular el sueño, aumenta después del sexo. Todo esto facilita un descanso más profundo y reparador. Muchas personas notan que duermen mejor tras una experiencia sexual satisfactoria, y esa mejora puede mantenerse a lo largo de los días siguientes.

Impulso al sistema inmunológico

La actividad sexual regular se ha relacionado con una mayor actividad de las células defensoras del cuerpo. Esto significa que quienes mantienen una vida sexual activa y placentera cuentan con una defensa más sólida ante posibles enfermedades. Los orgasmos no solo generan placer, también colaboran con la protección del organismo, marcando una diferencia comprobable en la vitalidad general de la persona.

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