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Sexo y relaciones

Un estudio revela una de las excusas más comunes para no tener sexo

Las excusas para evitar el sexo forman parte de la convivencia diaria en muchas parejas. Lejos de lo anecdótico, recientes estudios han identificado el cansancio como la razón más mencionada para rehuir la intimidad. La vida moderna impone ritmos veloces y genera tensiones que, sumadas, influyen en la energía y el ánimo sexual de las personas.

El cansancio: la excusa más común según los estudios

Según encuestas recientes, el cansancio ocupa el primer lugar entre las explicaciones usadas para rechazar el sexo. Hasta un 52% de los hombres encuestados en España reconocen haber alegado estar “demasiado cansados” para mantener relaciones sexuales, una cifra que incluso llega al 60% en algunas regiones. Este dato refleja que la sensación de agotamiento es una constante que atraviesa diferentes edades y estilos de vida.

Las rutinas laborales exigentes, la falta de sueño prolongada y el estrés acumulado por las responsabilidades familiares suelen potenciar esta sensación de fatiga. Sin embargo, los especialistas subrayan la necesidad de distinguir entre un cansancio físico genuino y el uso del cansancio como un escudo emocional frente a problemas de fondo. En muchas ocasiones, las personas utilizan el cansancio para evitar enfrentarse a dificultades en la relación, inseguridades personales o miedo al rechazo. Por eso, el cansancio es más que una simple respuesta: puede ser una barrera que impide abordar temas importantes dentro de la pareja.

La relevancia de este hallazgo invita a profundizar en la raíz de la excusa y a abrir espacios donde cada persona se sienta segura para expresar la verdadera razón detrás de su falta de deseo.

Otras excusas frecuentes y sus causas de fondo

El cansancio no actúa solo. En la vida cotidiana surgen muchas otras excusas habituales para esquivar la intimidad, como el estrés, los dolores de cabeza, la falta de tiempo, molestias físicas o simplemente la pérdida de deseo. Aunque parecen explicaciones simples, muchas veces esconden problemas más complejos, relacionados con la autoestima, la calidad de la comunicación, el estado de ánimo o incluso cuestiones de salud no diagnosticadas.

Cuando alguien dice sentir estrés o falta de tiempo, puede estar expresando que no encuentra espacio mental o emocional para el erotismo. La presencia constante de preocupaciones laborales o familiares puede bloquear la capacidad de desconectarse y entregarse a la experiencia íntima. Los dolores corporales o el malestar pueden ser reales, pero también pueden conectar con estados emocionales de insatisfacción o con temores sobre el propio cuerpo.

Frases como “me duele la cabeza” o “tengo muchas cosas en la mente” pueden camuflar inseguridades personales, baja autoestima o conflictos no resueltos en la relación. Incluso la pérdida del deseo sexual, que es completamente natural en diferentes etapas de la vida, suele estar rodeada por silencios y justificaciones automáticas, en lugar de abordarse abiertamente. Por esto, comprender que las excusas para no tener sexo muchas veces encubren otros problemas es un primer paso hacia una convivencia más sincera y saludable.

Foto Freepik

¿Cómo enfrentar las excusas y mejorar la vida íntima?

No existe una receta mágica para eliminar las excusas de la noche a la mañana, pero sí hay acciones concretas que pueden transformar la vida íntima de las parejas. Practicar una comunicación abierta es fundamental: expresar cómo se siente cada uno sin culpa o vergüenza permite distinguir entre una molestia pasajera y un problema persistente.

Planificar los encuentros íntimos puede parecer poco espontáneo, pero suele aumentar el deseo y la satisfacción, ya que ayuda a los miembros de la pareja a conectarse sin presión y a crear un espacio propio, lejos de las distracciones cotidianas. Cuando las excusas se convierten en una constante, es importante considerar la opción de consultar a un profesional, ya que puede haber causas médicas o emocionales que requieran atención especializada.

La creatividad y el afecto son aliados clave. Pequeños gestos diarios, como un mensaje cariñoso, un masaje o una mirada cómplice, pueden renovar el deseo y transformar la rutina. Apostar por la confianza y la escucha activa permite encontrar soluciones adaptadas a cada pareja, fortaleciendo así el vínculo y el placer compartido.

Reconocer la presencia de excusas no implica buscar culpables; se trata de identificar patrones y construir juntos un espacio más honesto y satisfactorio. El respeto, la empatía y el diálogo resultan esenciales en este proceso, que no solo beneficia la vida sexual, sino el bienestar general de la relación.

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