Este mal hábito durante la comida aumenta el riesgo de cáncer de estómago en un 41%, según este estudio

El momento de sentarse a la mesa incluye costumbres que parecen inofensivas. Sin embargo, ciertas prácticas habituales pueden impactar fuertemente la salud. Un nuevo estudio británico revela que un gesto tan cotidiano como añadir sal a la comida ya servida puede elevar el riesgo de cáncer de estómago hasta en un 41%. Frente a una enfermedad tan seria, la importancia de revisar los hábitos alimenticios se vuelve crucial para proteger tanto la salud digestiva como el bienestar general.
El exceso de sal a la mesa: Impacto sobre el cáncer de estómago
Recientes investigaciones realizadas en el Reino Unido siguieron a más de 471,000 personas durante casi 11 años. Los resultados son claros: quienes dijeron que “siempre” le añaden sal a sus alimentos en la mesa, fuera de la cocción, tienen un 41% más de riesgo de cáncer gástrico en comparación con quienes nunca o rara vez lo hacen. Este porcentaje representa una diferencia significativa, considerando la gran cantidad de personas que mantienen este hábito.
El motivo va más allá del simple sabor. El exceso de sal irrita y daña la mucosa del estómago, debilitando sus defensas y volviéndola más susceptible a infecciones, en especial a la causada por la bacteria Helicobacter pylori. Esta bacteria es un factor de riesgo conocido para el desarrollo del cáncer gástrico. Además, quienes tienen una alimentación pobre en frutas y verduras, consumen carnes procesadas o fuman, presentan un riesgo aún mayor. La suma de estos factores puede crear un entorno idóneo para que se activen mecanismos celulares dañinos.
¿Cómo la sal perjudica el estómago?
El problema está en la reacción que provoca la sal al contacto prolongado con la pared del estómago. Cuando el consumo es frecuente, la sal fomenta la aparición de lesiones celulares y favorece la inflamación crónica en la mucosa gástrica. Esto no solo la hace más frágil, sino que crea un terreno fértil para que el cáncer se desarrolle.
El estrés oxidativo generado por el exceso de sodio desencadena procesos de inflamación y regeneración acelerados, lo cual puede favorecer mutaciones y fallos en las células del estómago. Sumado a esto, la mayor vulnerabilidad frente a la infección por Helicobacter pylori intensifica el riesgo, ya que la combinación de ambos factores potencia el daño en el tejido gástrico.
Estudios señalan que el consumo recomendado de sal es menos de cinco gramos al día (según la OMS), mientras que la media real supera ampliamente ese límite. Incluso pequeñas reducciones en la cantidad de sal pueden traducirse en una baja sustancial del riesgo sin modificar de forma radical la dieta.

Otros hábitos alimenticios y factores de riesgo
El peligro no se limita solo a la sal. Dietas con frecuencia ricas en alimentos ahumados, encurtidos y ultraprocesados, bajos niveles de frutas y verduras frescas, el consumo habitual de alcohol y tabaco, así como la predisposición genética, también elevan la probabilidad de sufrir cáncer gástrico. La forma en la que estos factores actúan es aditiva, es decir, se potencian entre sí aumentando el daño en las células del estómago.
La presencia constante de químicos y aditivos en los alimentos ultraprocesados, sumada a una dieta pobre en antioxidantes, provoca más inflamación y una mayor exposición a sustancias que pueden ser cancerígenas. Esta tendencia se ve agravada en ambientes donde las costumbres alimenticias tradicionales han cambiado hacia modelos de comida más rápida y menos natural.
El papel protector de los alimentos frescos
El consumo regular de alimentos frescos y naturales, en especial verduras y frutas, representa una de las principales defensas frente a la formación de lesiones en el estómago. Estos alimentos contienen antioxidantes y compuestos fitoquímicos que ayudan a contrarrestar la inflamación y neutralizan los radicales libres, responsables de dañar las células.
Sustancias presentes en vegetales de hoja verde, brócoli y frutas cítricas ayudan a fortalecer la mucosa gástrica y disminuyen las probabilidades de cambios celulares peligrosos. Una dieta rica en alimentos de origen vegetal no solo reduce la exposición a tóxicos sino que impulsa la regeneración saludable del estómago.
Aunque ningún alimento puede garantizar una protección absoluta, el patrón dietético basado en comida natural es un aliado fundamental en la prevención de diversos tipos de cáncer, incluidas las enfermedades digestivas.
