“Frankenstein”, la variante del Covid que inquieta a los médicos: síntomas y precauciones que sí importan

Un nombre que impacta, un virus que sigue cambiando. A esta nueva cepa recombinante de Omicron se la bautizó “Frankenstein” porque surge de “coser” piezas genéticas de sublinajes distintos, un mosaico que apareció en enero de 2025 y que ahora empuja una nueva ola de contagios. En pocos meses se extendió a más de 35 países, con presencia marcada en Estados Unidos, Brasil y Argentina, y concentra hasta el 60% de los casos en algunas regiones.
¿Qué es la variante Frankenstein y por qué preocupa a los médicos?
La variante conocida como XFG o Stratus, apodada “Frankenstein”, es un recombinante de Omicron. Se detectó por primera vez a inicios de 2025, cuando laboratorios identificaron secuencias que combinaban rasgos de sublinajes como LF.7 y LP.8.1.2. La OMS la clasificó como variante bajo monitoreo, una categoría que no implica mayor severidad, pero sí la necesidad de seguimiento por su ventaja de transmisión y su escape parcial a anticuerpos.
Su expansión ha sido rápida. En junio, llegó a representar cerca del 14% de los casos en Estados Unidos, y para julio superó el 60% en partes de Brasil. En agosto y septiembre se confirmó circulación sostenida en el Cono Sur, con reportes en Argentina y países vecinos. Esta dinámica no responde a cuadros más graves, sino a contagiosidad superior gracias a mutaciones en la proteína de la espiga que dificultan el reconocimiento por defensas previas.
Especialistas en hospitales de áreas afectadas informan incrementos de consultas e internaciones breves, sobre todo en adultos de 15 a 74 años y en niños, con cuadros respiratorios altos. El patrón repite lo visto con Omicron: mucha transmisión, internaciones moderadas que crecen por volumen, y una mayoría de casos leves o ambulatorios. Para fines de septiembre, los reportes coinciden en que no hay señales de mayor letalidad, aunque sí de circulación sostenida con brotes localizados.
Origen y detección inicial
Laboratorios en Asia y Europa alertaron en enero de 2025 sobre una secuencia recombinante con marcadores mixtos de Omicron. La etiqueta popular de “Frankenstein” se impuso porque el virus parece “cosido” con elementos de dos subvariantes que infectaron al mismo huésped. Ese evento de recombinación dio lugar a XFG, también llamada Stratus.
La transmisión comunitaria se confirmó meses después en América. En Brasil, la curva subió con fuerza en julio, con reportes de ronquera y afonía como señales molestas y tempranas. En Argentina, la vigilancia se intensificó en agosto por el aumento de positivos y consultas por dolor de garganta, tos seca y fatiga. Los equipos clínicos la vigilan de cerca por su facilidad para propagarse, aunque no se expresan cuadros más severos que con Omicron.
Diferencias con variantes anteriores
Comparada con Omicron, la variante Frankenstein muestra un perfil de síntomas similar, centrado en vías respiratorias altas. Lo que cambia es la transmisibilidad. Mutaciones en regiones clave del virus mejoran su entrada a células y reducen el reconocimiento por anticuerpos previos. Eso abre la puerta a reinfecciones y a brotes en grupos con baja cobertura de refuerzo.
No hay evidencia de mayor gravedad. En países con buenos niveles de vacunación se han visto subas de casos y más consultas, pero sin picos intensos de terapia intensiva. El riesgo aumenta donde hay rezagos de refuerzos, comorbilidades, o en adultos mayores, el mismo patrón observado con otros sublinajes de Omicron.
Síntomas clave de la variante Frankenstein que no debes ignorar
El cuadro clínico suele comenzar con fiebre baja o febrícula, tos seca y una fatiga que tira para atrás, como si el cuerpo perdiera fuerzas de golpe. A las horas o al día siguiente aparecen dolor de garganta y dolores musculares difusos, a veces con dolor de cabeza y congestión nasal. En algunos casos se reportan alteraciones del olfato, y de forma ocasional molestias auditivas leves, aunque la pérdida de olfato o gusto ya no es tan frecuente como en 2020 y 2021.
Un rasgo que gana presencia es la ronquera. Varios equipos en Brasil la marcan como señal temprana y muy molesta. La voz se apaga, cuesta proyectar, y hablar duele. Infectólogos de la región, como Hugo Pizzi, describen una progresión que empieza con irritación en garganta, seguida de tos y cansancio, con el pico de malestar entre el segundo y cuarto día. La fatiga puede durar más, incluso cuando las otras molestias ceden.
Estos síntomas se parecen a los de una gripe o un resfrío fuerte, lo que complica el diagnóstico a ojo. Ahí entran en juego las pruebas rápidas y el criterio clínico. Si el cuadro persiste más de dos o tres días, o si hay dificultad para respirar, opresión en el pecho, deshidratación o saturación baja, se recomienda consulta médica. La atención temprana ayuda a detectar a tiempo a quienes pueden beneficiarse de tratamientos o seguimiento cercano.

Síntomas comunes y cómo se manifiestan
La mayoría de las personas cursa con fiebre leve, tos persistente y fatiga intensa al inicio. A eso se suma dolor de garganta, voz tomada y dolores musculares. El malestar dura entre cinco y siete días en promedio, como con otras cepas de Omicron. La tos y el cansancio pueden extenderse un poco más, sobre todo en quienes ya arrastran cuadros alérgicos o asma.
Señales de alerta para buscar ayuda médica
La ronquera marcada, la afonía que impide hablar, la sensación de falta de aire o una pérdida de gusto que no mejora merecen consulta. También las fiebres que no ceden con antitérmicos o la descompensación de enfermedades previas. En mayores de 60 años, en embarazadas y en personas con defensas bajas, se aconseja aislarse, hidratarse bien y buscar evaluación médica sin demora.
Recomendaciones para protegerte de la variante Frankenstein
La protección se construye con medidas simples, sostenidas y realistas. La vacunación actualizada reduce de forma clara las formas graves y las internaciones ante XFG. La campaña de octubre de 2025 incluye refuerzos contra Covid y dosis de influenza, un combo que baja el riesgo de coinfecciones y descarga la presión sobre guardias. Los refuerzos importan, incluso si ya hubo Covid antes.
El uso de mascarillas en espacios cerrados con poca ventilación vuelve a ser una herramienta útil cuando suben los casos. Abrir ventanas, programar actividades al aire libre y cuidar la higiene de manos corta cadenas de transmisión. Si aparecen síntomas, lo correcto es aislarse y testearse, así se protege a convivientes y compañeros de trabajo. Países como Argentina y Brasil recomiendan mantener estos hábitos, sobre todo en invierno o en brotes locales.
La detección temprana guía decisiones. Un test positivo a tiempo permite indicar reposo, monitoreo de signos vitales y, en casos seleccionados, tratamientos ambulatorios. También ayuda a cortar la transmisión en hogares multigeneracionales. Con esa combinación, una variante contagiosa se vuelve manejable.
Medidas preventivas efectivas
Mantener los refuerzos al día es la base, sobre todo en mayores y personas con comorbilidades. En entornos cerrados con mucha gente conviene usar barbijo, aunque sea por momentos de mayor aglomeración. Confirmar la ventilación, lavarse las manos con frecuencia y llevar alcohol en gel suma capas de protección. Las pruebas rápidas en caso de síntomas o contacto estrecho permiten actuar temprano y evitar contagios en el entorno cercano.
Qué hacer si crees tener la variante
Ante síntomas compatibles, lo primero es quedarse en casa, hidratarse y realizar un test de antígeno. Si da positivo, se avisa a contactos recientes, se refuerza el aislamiento y se consulta con el equipo de salud si hay factores de riesgo. El manejo inicial incluye reposo, antitérmicos para la fiebre, analgésicos para dolores y gárgaras o pastillas para la garganta. Una evaluación médica es clave si la fatiga no mejora, si la fiebre persiste o si aparece falta de aire.
Sin estridencias y con datos en mano, el mensaje central se mantiene claro. La variante Frankenstein se propaga rápido y puede esquivar parte de la inmunidad, pero no muestra más gravedad que otros sublinajes de Omicron. Las vacunas protegen de las formas severas, la ronquera ayuda a detectarla temprano y las medidas de cuidado cotidiano siguen marcando la diferencia en septiembre de 2025. Mantenerse informado, actuar con responsabilidad y consultar a profesionales ante dudas es la mejor manera de cuidar a la familia y a la comunidad.