¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Cocina, recetas y alimentos

La sorprendente razón por la que las alergias al maní están disminuyendo

Las alergias al maní han perdido terreno en la infancia y no es casualidad. En los últimos años, los pediatras han recomendado la introducción temprana de este alimento con texturas seguras, lo que se asocia con menos casos nuevos. En Estados Unidos, los datos muestran una caída marcada en las alergias alimentarias en niños y un descenso notable en alergias al maní.

La razón sorprendente y los datos detrás de la caída de las alergias al maní

La historia cambió cuando las guías clínicas empezaron a aconsejar que el maní se ofrezca en el primer año de vida, en cantidades pequeñas y con texturas aptas para bebés. Este giro, que comenzó a consolidarse desde dos mil diecisiete, coincide con menos diagnósticos nuevos de alergia al maní en la infancia. Lo relevante es que la recomendación no busca forzar, busca entrenar al sistema inmune en una etapa en la que aprende con mayor facilidad. Varios equipos han seguido a grandes grupos de niños y observaron que los casos se reducen de forma sostenida cuando el maní entra temprano en la dieta. Son datos de Estados Unidos, con respaldo de sociedades científicas y hospitales pediátricos que ahora orientan a las familias sobre cómo hacerlo en casa. El resultado tiene un impacto de salud pública que trasciende los consultorios y llega a guarderías, escuelas y comedores familiares, porque menos alergias significa menos emergencias y más calidad de vida.

¿Qué muestran los estudios?

Los análisis de grandes bases de datos señalan una disminución amplia en las alergias alimentarias en la infancia a lo largo de la última década, con un descenso cercano a un tercio en el total de alergias y una caída de alrededor de dos quintas partes en la alergia al maní en los primeros años del período. Informes más recientes, con registros poblacionales y hospitalarios, describen reducciones que se ubican entre poco más de un cuarto y cerca de dos quintos, y destacan que la proporción de niños con alergia al maní bajó en distintos sistemas de salud. Al mismo tiempo, el huevo pasó a ser el alérgeno más común en los más pequeños, lo que refuerza la idea de que el maní, cuando se introduce antes, genera menos problemas.

Aun con esta mejora, sigue habiendo niños con alergias, con cifras aproximadas que rondan dos de cada cien para maní y cerca de ocho de cada cien para alguna alergia alimentaria. Pediatras y alergólogos resaltan el efecto preventivo de las recomendaciones públicas, y señalan que la tendencia es favorable y la evidencia es consistente con el cambio de práctica.

Por qué cambió la tendencia: introducir maní temprano funciona

Durante años se pedía esperar, pero la evidencia acumulada mostró que ofrecer maní en el primer año, de forma segura y bajo guía profesional, reduce el riesgo de desarrollar alergia. Desde dos mil diecisiete, las guías del NIAID recomiendan la exposición temprana, y desde dos mil dieciocho muchos pediatras sugieren empezar entre los cuatro y seis meses cuando el bebé ya está listo para sólidos. La idea es simple y poderosa, se llama tolerancia oral, el sistema inmune aprende a reconocer el alimento sin reaccionar de forma exagerada. Hablamos de prevención en bebés que aún no son alérgicos, con un enfoque paso a paso y seguimiento. Este cambio de paradigma ha sido adoptado por equipos clínicos y familias, y se acompaña con educación clara, texturas seguras y observación cercana durante las primeras exposiciones.

Cómo introducir maní al bebé en casa de forma segura

La prevención empieza con una conversación con el pediatra y con señales de preparación claras del bebé. Muchos profesionales recomiendan introducir el maní entre los cuatro y seis meses cuando el bebé mantiene la cabeza erguida, se sienta con apoyo, traga sin dificultad y ya probó otros sólidos. No se ofrecen cacahuetes enteros por riesgo de atragantamiento, se usan preparaciones seguras en forma de crema suave. Centros como Texas Children’s Hospital sugieren diluir una pequeña porción de crema de maní con agua, leche materna o fórmula hasta lograr una consistencia fina, luego ofrecer una cantidad mínima y observar.

Los bebés con alto riesgo, por ejemplo con eccema severo o alergia al huevo, requieren un plan individual con su pediatra o alergólogo antes de la introducción temprana del maní, y pueden necesitar pruebas o la primera exposición en un entorno controlado. La seguridad alimentaria infantil guía cada paso, con paciencia y continuidad.

Foto Freepik

Cuándo y cómo empezar, con apoyo del pediatra

El mejor momento es cuando el bebé muestra preparación para sólidos y el equipo de salud lo valida. En esa etapa, la crema de maní suave se convierte en la opción ideal, se mezcla con un poco de agua, leche materna o fórmula para crear una textura fina, sin grumos, que el bebé pueda tragar con calma. Se comienza con una cantidad pequeña, se espera y se observa, luego se sigue integrando de forma regular en porciones adecuadas a la edad. No se ofrecen cacahuetes enteros ni trozos compactos, ya que aumentan el riesgo de asfixia.

En bebés con alto riesgo, el plan se diseña caso a caso, a veces con la primera prueba en consulta médica. La meta es combinar introducción temprana del maní, textura segura y seguridad alimentaria infantil, con un acompañamiento activo del pediatra para ajustar cualquier detalle según la respuesta del bebé. El apoyo profesional marca la diferencia desde el inicio.

Señales de reacción y acción rápida que salva vidas

Tras la exposición inicial se vigilan señales de alarma como ronchas, enrojecimiento, picor, hinchazón de labios o lengua, tos persistente, dificultad para respirar o vómitos repetidos. Cuando aparece un cuadro severo, hablamos de anafilaxia, una emergencia que requiere actuar sin demora. El tratamiento indicado es la epinefrina administrada de inmediato, seguida de atención urgente para controlar la evolución y evitar complicaciones. Las familias con diagnóstico confirmado deberían contar con autoinyector y compartir un plan de acción con escuela o guardería, para que todos sepan cómo proceder ante síntomas. La calma, la preparación y la práctica previa ayudan a responder mejor en esos minutos críticos.

Prevención versus tratamiento en niños que ya son alérgicos

Introducir maní temprano previene en bebés que no son alérgicos, pero no cura una alergia ya diagnosticada. En niños con alergia confirmada existen estrategias para aumentar la tolerancia bajo supervisión médica, como protocolos de desensibilización que se aplican en centros especializados. La prioridad es evitar exposiciones accidentales, contar con epinefrina disponible y educar a cuidadores y docentes. La prevención es una oportunidad, el tratamiento es un camino clínico que se decide con el alergólogo y requiere controles periódicos y seguimiento cercano.

¿Le resultó útil este artículo?
Lee también:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *