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Sexo y relaciones

¡Cuidado! Estas posturas sexuales no son seguras si estás embarazada

El sexo durante el embarazo suele ser seguro cuando no hay complicaciones y el profesional no ha indicado lo contrario. Aun así, ciertas posiciones y movimientos pueden causar molestias o aumentar riesgos, sobre todo a partir del segundo y el tercer trimestre. La penetración profunda o la presión en el abdomen no dañan al bebé por sí mismas, pero sí pueden incomodar o afectar la circulación de la madre.

Posturas sexuales que no son seguras si estás embarazada y sus riesgos

La seguridad cambia a medida que crece el útero y se modifica la pelvis. Estar boca arriba por tiempo prolongado puede comprimir grandes vasos y reducir el retorno venoso, lo que causa mareo y náuseas, mientras que la boca abajo incrementa la presión directa sobre la barriga y genera dolor lumbar. La postura a cuatro patas puede parecer cómoda por liberar el peso abdominal, pero abre la puerta a una penetración profunda difícil de controlar y a la entrada de aire, algo indeseable por riesgo de molestias o sangrado. También conviene evitar movimientos bruscos, contorsiones o cualquier acción que presione abdomen o senos.

A nivel clínico, se aconseja no soplar aire en la vagina durante sexo oral por riesgo de embolia aérea, evitar el sexo anal en el tercer trimestre por mayor probabilidad de infecciones que podrían llegar a la vagina si se alternan prácticas sin higiene, y pausar cualquier actividad que provoque dolor, mareos o falta de aire.

Boca arriba en la segunda mitad del embarazo (misionero)

Al recostarse totalmente boca arriba, el útero agrandado puede ejercer compresión vascular sobre la vena cava u otros vasos grandes. Esto disminuye el retorno de sangre al corazón y reduce el flujo hacia la placenta, lo que favorece mareo, náuseas y falta de aire. Si se mantiene esta postura, conviene elevar torso y caderas con almohadas, inclinarse levemente hacia un lado y suspender la práctica ante cualquier malestar.

Boca abajo o prona

Desde el segundo trimestre, el vientre hace inviable una postura cómoda boca abajo. Aumenta la presión abdominal, irrita la zona lumbar y puede agravar dolor pélvico. La incomodidad predomina incluso con cojines, por lo que se sugiere evitarla en etapas medias y tardías. La prioridad es la circulación y el confort, no forzar posiciones que carguen el peso sobre la barriga.

A cuatro patas en el tercer trimestre

Algunas personas la perciben como cómoda porque descarga la barriga, sin embargo, se requiere cautela por la falta de control de la profundidad y la posible entrada de aire, que especialistas asocian a molestias e incluso sangrado. En el tercer trimestre, si hay hemorroides, dolor perineal, presión pélvica o cualquier sangrado, lo prudente es evitarla. Nunca usar empujes intensos ni ritmos que la mujer no controle.

Movimientos bruscos, penetración profunda y sexo anal en etapas avanzadas

Los empujes fuertes irritan el cuello uterino y la vagina, y la penetración profunda puede resultar molesta con el útero alto. También debe evitarse la presión en la barriga y en los senos por sensibilidad aumentada. El sexo anal, sobre todo en el tercer trimestre, suma riesgo de infecciones, más aún si se alterna con penetración vaginal sin higiene previa. Si aparece dolor, mareo o dificultad para respirar, hay que detenerse y cambiar de estrategia.

Foto Freepik

Alternativas cómodas y seguras: placer con control y sin presión

La clave es reducir la presión en la barriga y dar a la mujer el control del ritmo y la profundidad. Las posturas cucharita, ella encima y de lado permiten pausas, respiración tranquila y ajustes suaves. El apoyo de almohadas bajo la espalda, entre las rodillas o detrás del torso libera tensión lumbar y mejora la circulación. Un lubricante compatible ayuda si hay sequedad por cambios hormonales. Conviene priorizar caricias, comunicación sencilla y señales claras para parar o cambiar. Mantener la intimidad aporta bienestar emocional, refuerza el vínculo y, en embarazos sin complicaciones, la liberación de endorfinas suele mejorar el descanso y el estado de ánimo.

De lado o cucharita

Esta posición quita peso del vientre, favorece ritmos suaves y pausas sin pérdida de conexión. Funciona muy bien en el tercer trimestre porque facilita giros mínimos y un apoyo estable de caderas. Colocar una almohada entre las rodillas alinea la pelvis, reduce tensión lumbar y mantiene el contacto sin presión abdominal.

Ella encima, control del ritmo y la profundidad

La mujer guía los movimientos y ajusta la penetración con precisión, lo que reduce molestias y previene empujes intensos. Elegir una superficie firme mejora la estabilidad y un cojín bajo la espalda puede sumar confort. El control del movimiento corta en seco cualquier dolor y hace fácil encontrar el ángulo más agradable.

Frente a frente de lado, con apoyo de almohadas

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Ambas personas se tumban de lado, se miran y ajustan el acople con calma. Los cojines detrás de la espalda o bajo el vientre ofrecen soporte fino y alivio de presión. Esta postura fomenta comodidad y cercanía, permite besos y un ritmo constante sin exigir fuerza ni amplitud de movimiento.

Sentados o semisentados

Sentarse en la cama o en una silla estable, con la mujer arriba o de frente, facilita la respiración y el control de la profundidad. Las piernas pueden apoyar parte del peso, lo que mejora soporte y equilibrio. La espalda, al estar contenida, no se sobrecarga y el vientre no recibe presión directa.

Señales de alarma y cuándo consultar al médico

Se debe suspender la actividad sexual y buscar ayuda si aparece sangrado, pérdida de líquido, dolor abdominal fuerte, contracciones que no ceden, fiebre o mal olor vaginal. También cuentan los mareos intensos o falta de aire. En algunos casos, el profesional puede indicar abstinencia temporal por riesgo de parto prematuro, placenta previa, fisura de la bolsa, sangrados repetidos o infecciones. Tras el orgasmo pueden surgir contracciones pasajeras, en embarazos normales no representan alarma. Es sensato cuidar la higiene si se alternan prácticas, usar lubricante cuando haga falta, mantener un ritmo suave y no soplar aire en la vagina. Ante dudas, lo mejor es una consulta breve y directa.

Síntomas para detenerse y pedir ayuda

Si aparece dolor intenso, contracciones regulares, pérdida de líquido, fiebre, mal olor, mareos marcados o visión borrosa, hay que parar y contactar con el equipo de salud. También se considera alerta un sangrado que mancha la ropa o se acompaña de coágulos. El criterio es simple, ante señales extrañas, pausa y consulta.

Casos en los que el médico puede indicar abstinencia temporal

Existen situaciones que requieren pausa, como indicaciones médicas por amenaza de parto prematuro, placenta previa, fisura de la bolsa amniótica, sangrado no explicado o infecciones activas. Las pautas se ajustan a cada caso y pueden cambiar con la evolución del embarazo. Seguir las recomendaciones evita complicaciones y reduce la ansiedad.

Consejos de seguridad que marcan la diferencia

La comunicación abierta ayuda a ajustar posiciones y ritmo. Un lubricante adecuado reduce fricción. Las pausas previenen el cansancio y dan tiempo para respirar. Si se alternan prácticas, la higiene debe ser rigurosa y no se debe soplar aire en la vagina. Las almohadas son aliadas, igual que evitar presión en abdomen y senos.

Mitos que conviene aclarar

La penetración no toca al bebé, el bebé está protegido por el útero, el líquido amniótico y el tapón mucoso. Las contracciones leves tras el orgasmo son habituales en embarazos normales y suelen pasar en breve. Si hay dolor, sangrado o pérdida de líquido, la recomendación cambia y se debe evaluar con el equipo sanitario.

La guía práctica es sencilla, priorizar comodidad y seguridad, evitar presión en el abdomen y empujes agresivos, y escuchar el cuerpo. Cada pareja puede ajustar el plan con apoyo clínico si hay dudas o antecedentes.

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