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Salud

Dolor de espalda y hernia de disco: en qué casos se opera y qué hacer para evitar la cirugía

El dolor de espalda por hernia de disco asusta a muchas personas porque enseguida piensan en cirugía. Una hernia de disco ocurre cuando el “amortiguador” entre dos vértebras se rompe o se desplaza y presiona un nervio, lo que puede generar dolor intenso. Sin embargo, la mayoría de los pacientes mejora con tratamiento conservador y cambios en el estilo de vida, sin necesidad de pasar por el quirófano.

Qué es una hernia de disco y por qué puede causar tanto dolor de espalda

La hernia de disco puede aparecer en la zona lumbar o en la zona cervical cuando el material interno del disco sale de su sitio y comprime raíces nerviosas cercanas. Esto provoca dolor local en la espalda, sensación de tirantez e incluso dolor que baja por la pierna (ciática) o por el brazo, acompañado a veces de hormigueo o pérdida de sensibilidad. Factores como la edad, el sobrepeso, el sedentarismo, las malas posturas al sentarse o al trabajar y los esfuerzos bruscos facilitan que el disco se deteriore. Muchas hernias se “calman” con el paso de los meses, el cuerpo se adapta y el dolor disminuye si se cuida la espalda.

Cuándo se opera una hernia de disco y qué síntomas son señal de alarma

La cirugía de hernia de disco es la excepción, no la norma. Suele plantearse cuando el dolor es muy intenso, constante, no permite llevar una vida mínimamente activa y no mejora tras varias semanas de medicación, fisioterapia y reposo relativo. También se valora operar si aparece pérdida de fuerza que empeora, si hay una disminución clara de la sensibilidad o si el paciente presenta problemas graves para controlar la orina o las heces, cuadro conocido como síndrome de cauda equina, que requiere atención urgente. Solo una pequeña parte de los pacientes llega a la operación y la decisión siempre se toma de forma individual, junto al especialista en columna.

Qué puede ofrecer la cirugía de hernia de disco cuando está bien indicada

Cuando está bien indicada, la cirugía busca liberar el nervio comprimido y reducir sobre todo el dolor que baja por la pierna o el brazo. Hoy se utilizan técnicas poco invasivas, con incisiones pequeñas y recuperación relativamente rápida en muchos casos, según recogen las guías actuales. Aun así, no deja una espalda “nueva”; después de la intervención el paciente debe seguir cuidando la musculatura, la flexibilidad y los hábitos diarios para evitar recaídas.

Foto Freepik

Qué hacer para evitar la cirugía: tratamientos y hábitos que ayudan al disco

La mayoría de las hernias mejora con un tratamiento conservador bien pautado y con cambios sostenidos en la rutina diaria. Esta parte del manejo se centra en lo que la persona sí puede controlar para apoyar la curación del disco, reducir el dolor y disminuir al máximo la probabilidad de acabar en quirófano.

Tratamiento conservador: medicación, reposo relativo y fisioterapia

En la primera fase suele indicarse medicación con antiinflamatorios y analgésicos recetados por el médico, junto con reposo relativo, es decir, evitar sobrecargas pero sin permanecer todo el día en la cama. La fisioterapia tiene un papel clave, con ejercicios guiados para fortalecer la zona lumbar y abdominal, mejorar la movilidad y corregir la higiene postural. Se pueden incluir movimientos suaves, estiramientos y, en algunos casos, técnicas como ejercicios hipopresivos adaptados. Con este enfoque global, más de ocho de cada diez personas con hernia de disco mejora sin necesidad de cirugía.

Cambios de estilo de vida para proteger la espalda y reducir el riesgo de operación

Para proteger el disco a medio y largo plazo resulta esencial mantener un peso saludable, ya que cada kilo extra aumenta la carga sobre la columna. La actividad física diaria, aunque sea de baja intensidad, mantiene la musculatura activa y reduce la rigidez articular. Aprender a levantar objetos con la buena postura, cerca del cuerpo, con la espalda recta y flexionando las rodillas, disminuye el riesgo de nuevos episodios de dolor. El tabaco y el sedentarismo empeoran la nutrición del disco, por lo que dejar de fumar y moverse más puede marcar una gran diferencia en la evolución.

Cuando se informa bien a la persona, se respetan los tiempos del cuerpo y se combinan un tratamiento conservador correcto con hábitos saludables, la mayoría de los casos de hernia de disco se controlan sin pasar por una intervención. Ante dudas sobre síntomas, medicación o ejercicios, lo más prudente es hablar con el médico o el fisioterapeuta y tomar decisiones desde la calma, sin dejar que el miedo a la cirugía dirija el camino.

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