¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Estilo de vida

Si duermes menos de 5 horas por noche, lo más probable es que tengas este rasgo de personalidad

Cada noche, muchas personas se van a la cama sabiendo que dormirán menos de cinco horas. Lo atribuyen al trabajo, a las series o a “ser de poco dormir”. Sin embargo, la investigación reciente apunta a otra explicación que se repite una y otra vez.

Quien descansa tan poco de forma crónica suele compartir un rasgo psicológico claro: un nivel alto de neuroticismo. Este término puede sonar frío, pero en la práctica se traduce en una forma de sentir más intensa, preocupada y sensible al estrés.

Qué significa dormir menos de 5 horas por noche para la mente y el cuerpo

Cuando una persona duerme menos de cinco horas casi cada noche, el cerebro entra en modo de alarma constante. El cuerpo no dispone de tiempo suficiente para reparar tejidos, ordenar recuerdos ni bajar el nivel de activación interna.

Al día siguiente aparecen con frecuencia cansancio intenso, visión borrosa y una sensación de pesadez mental. La concentración baja, las decisiones se vuelven más impulsivas y la memoria reciente falla con más facilidad. Actividades simples, como mantener una conversación larga o atender una reunión, se sienten más agotadoras.

También cambia el humor. La persona se nota más irritable, con menos paciencia y más propensa a la tristeza o la ansiedad. Estudios muestran que este patrón de sueño eleva el riesgo de síntomas depresivos y de sentir que todo supera.

A largo plazo, este tipo de descanso pobre se asocia con mayor probabilidad de problemas cardíacos, alteraciones metabólicas y un sistema inmune más frágil. El cuerpo aguanta un tiempo, pero la factura llega.

El rasgo de personalidad que suele tener quien duerme tan poco: el neuroticismo

El neuroticismo describe a personas que viven las emociones con gran intensidad. Suelen experimentar más preocupación, ansiedad, culpa, enfado o tristeza, incluso ante situaciones que otros perciben como pequeñas. No es un defecto moral, es una forma estable de sentir y reaccionar.

Estudios recientes señalan que quienes puntúan alto en este rasgo duermen peor, se despiertan más veces por la noche y acumulan más noches con sueño muy corto. Al mismo tiempo, dormir poco aumenta su sensibilidad emocional, lo que refuerza el patrón. No se trata de algo “malo”, pero sí de una forma de ser que pide más cuidado emocional y más protección del descanso.

Foto Freepik

Cómo se ve el neuroticismo en la vida diaria

En la vida diaria, una persona con neuroticismo alto suele darle muchas vueltas a lo que ocurre. Un comentario en el trabajo se convierte en horas de preocupación constante, pensando en todo lo que pudo salir mal. Un cambio de plan genera miedo al futuro y sensación de pérdida de control.

Al llegar la noche, el cuerpo quiere dormir, pero la mente sigue despierta. Aparecen pensamientos repetitivos, recuerdos incómodos y escenas imaginarias sobre lo peor que podría suceder. El resultado suele ser insomnio, corazón acelerado y sensación de que el reloj avanza sin descanso mientras la mente no sabe cómo parar.

Por qué el neuroticismo corta el sueño y mantiene despierta la mente

Quien tiene mucho neuroticismo convive con un cerebro más atento a las amenazas. Al caer la noche, ese sistema de alerta se mantiene activo y detecta problemas en casi cualquier detalle. Lo que durante el día se distrae con tareas, en silencio se amplifica.

La persona empieza a repasar temas de trabajo, estudios, dinero o relaciones. Para evitar esos pensamientos, muchas veces recurre al móvil o a la televisión. La luz de las pantallas y el contenido estimulante activan aún más el cerebro, lo que retrasa el sueño. Se crea un círculo vicioso: más ansiedad, menos descanso, más sensibilidad al día siguiente.

Qué puede hacer una persona muy ansiosa para dormir mejor sin cambiar quién es

Quien se reconoce como muy ansioso no tiene que dejar de ser sensible para dormir mejor. Necesita aprender a proteger ese rasgo con hábitos más amables. Una idea útil consiste en crear una rutina de noche tranquila, siempre parecida, que indique al cuerpo que el día se acaba. Bajar luces, hablar en tono suave y dejar tareas exigentes varias horas antes ayuda a que el sistema nervioso se calme poco a poco.

Otra práctica sencilla consiste en escribir las preocupaciones en un cuaderno media hora antes de ir a la cama. Al poner por escrito los miedos, la mente percibe que están “contenidos” en un lugar concreto. Es una forma básica de manejo del estrés que muchas personas encuentran liberadora.

Lee también:

También resulta de gran ayuda introducir ejercicios de respiración profunda o una meditación corta. Diez respiraciones lentas, con atención en el aire que entra y sale, ya pueden marcar diferencia. Con el tiempo, este tipo de prácticas mejora la higiene del sueño y reduce la reacción exagerada al estrés diario.

Cuando el insomnio es intenso o se acompaña de llanto fácil, ataques de pánico o pensamientos muy negativos, conviene buscar apoyo profesional. La terapia psicológica ofrece herramientas concretas para bajar la rumiación mental, cuestionar creencias catastrofistas y construir una relación más amable con la propia forma de sentir.

5/5 - (1 voto) ¿Le resultó útil este artículo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *