¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Salud

¿Es la depresión realmente hereditaria?

Cuando varias personas de una misma familia sufren depresión, es fácil pensar que se trata de algo que se transmite como el color de ojos. La ciencia actual matiza esa idea y habla más de predisposición que de destino fijo. La depresión es un trastorno del estado de ánimo que provoca tristeza intensa, pérdida de interés y dificultad para funcionar en la vida diaria.

Los estudios recientes indican que influyen tanto los genes como las experiencias de vida. No se trata de una condena escrita en el ADN, sino de una combinación de factores que pueden aumentar o reducir el riesgo según el contexto, el apoyo recibido y los hábitos de cada persona.

¿Qué significa que la depresión sea hereditaria y qué dicen los estudios recientes?

Cuando se dice que algo es hereditario, se refiere a que ciertos rasgos se transmiten de padres a hijos a través de los genes. En la depresión, lo que se transmite no es la enfermedad en sí, sino una tendencia a reaccionar de forma más vulnerable ante el estrés o las pérdidas. No aparece una “depresión programada” en el ADN, sino una mayor sensibilidad.

La investigación actual muestra que la depresión es poligénica, es decir, intervienen muchos genes de pequeño efecto que, sumados, aumentan el riesgo. Los estudios con muestras de millones de personas calculan que los factores genéticos explican aproximadamente entre un tercio y la mitad de la probabilidad de tener depresión, por lo que la otra parte se relaciona con el ambiente y el estilo de vida.

Predisposición genética: por qué algunos nacen con más riesgo

La llamada predisposición genética se puede imaginar como una mochila con más o menos peso. Algunas personas nacen con una “carga genética” que hace que su sistema emocional sea más sensible. Tener esa carga no significa que la depresión vaya a aparecer de forma segura, pero sí que resulta más fácil que surja en momentos de estrés intenso.

Cuando en una familia hay padres o hermanos con depresión, el riesgo aumenta, aunque sigue sin ser una sentencia. Muchas personas con antecedentes fuertes nunca llegan a desarrollar un episodio depresivo si cuentan con apoyo, buenos vínculos y recursos para manejar las dificultades.

Lo que muestran los estudios de familia y gemelos

Los estudios con familias y gemelos han sido clave para separar lo genético de lo ambiental. Al comparar gemelos idénticos, que comparten todos sus genes, con gemelos no idénticos, los científicos han visto que la parte genética tiene un peso importante, pero no total. Incluso en gemelos con el mismo ADN, no siempre los dos desarrollan depresión.

Esto indica que los genes abren la puerta a la vulnerabilidad, pero las experiencias de vida deciden si esa puerta se cruza o no. Todavía queda una proporción amplia del riesgo explicada por factores no genéticos, como el estrés crónico, los traumas tempranos o el estilo de crianza.

Foto Freepik

Genes, ambiente y estilo de vida: cómo se combinan para aumentar o reducir el riesgo

Los genes no actúan en el vacío. Necesitan un contexto para expresarse. La combinación entre predisposición y circunstancias diarias es lo que termina de moldear el riesgo real de depresión. Lo importante es entender que el ambiente puede potenciar esa vulnerabilidad o amortiguarla de forma significativa.

Ambiente familiar, estrés y experiencias difíciles

El ambiente familiar tiene un papel clave. Un hogar con conflictos constantes, violencia, abuso o crítica dura aumenta la probabilidad de depresión, sobre todo si ya existe predisposición genética. El estrés prolongado, la inseguridad económica o la soledad afectiva pueden funcionar como disparadores en personas vulnerables.

En cambio, un clima estable, con límites claros pero afectuosos, buena comunicación y sensación de apoyo, puede actuar como un fuerte factor protector. Incluso quienes tienen mucha carga familiar pueden reducir de forma clara su riesgo cuando crecen en entornos que cuidan la salud mental y fomentan pedir ayuda a tiempo.

Epigenética: cuando la vida enciende o apaga ciertos genes

La epigenética explica cómo las experiencias modifican la forma en que los genes se expresan sin cambiar su estructura. Situaciones como estrés intenso, traumas o abandono pueden hacer que ciertos genes relacionados con el estado de ánimo se activen más. Al contrario, el apoyo social, la psicoterapia y un buen tratamiento médico pueden favorecer cambios que “apaguen” parte de esa respuesta exagerada al estrés.

En la práctica, esto significa que la biología no es estática. Lo que ocurre a lo largo de la vida deja huella en el organismo y puede hacer que la predisposición genética pese más o menos según la historia personal.

Lee también:

Si hay depresión en la familia, ¿qué se puede hacer para cuidar la salud mental?

Tener antecedentes familiares de depresión no equivale a estar condenado. Conocer esa información sirve para estar más atento y para normalizar que la salud mental necesita cuidados, igual que la salud física. Hablar abiertamente del tema en la familia reduce el estigma y facilita pedir ayuda cuando algo empieza a ir mal.

Detectar señales tempranas y pedir ayuda sin vergüenza

Resulta útil prestar atención a cambios como tristeza que dura semanas, pérdida de interés en actividades habituales, alteraciones importantes del sueño o del apetito, cansancio intenso y pensamientos muy negativos sobre uno mismo o sobre el futuro. Cuando estas señales se mantienen, sobre todo si ya hubo casos de depresión en la familia, conviene consultar con un profesional de salud mental. Pedir ayuda debe verse como un acto de cuidado responsable, no como un signo de debilidad.

Hábitos y apoyo que pueden proteger aunque exista predisposición

Cuidar el sueño, realizar actividad física de manera regular, limitar el consumo de alcohol y otras sustancias, mantener vínculos cercanos y buscar espacios para gestionar el estrés son decisiones que reducen el impacto de la predisposición genética. El apoyo de amigos, familia y grupos de ayuda ofrece un colchón emocional muy valioso.

El tratamiento temprano, con psicoterapia y, si es necesario, medicación ajustada por un profesional, puede cambiar de forma clara la evolución de la depresión incluso en personas con alto riesgo familiar, y abre un margen real para una vida más estable y satisfactoria.

¿Le resultó útil este artículo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *