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Salud

Aspirina: así es como afecta a tu salud, incluso en dosis bajas

La costumbre de pensar que “si no hace daño, ayuda” no aplica aquí. Aunque la aspirina salva vidas, también puede causar graves problemas de salud si se toma a la ligera.

La aspirina lleva décadas en botiquines y recetas, la cual se asocia casi de inmediato con prevención de infartos. Pero no todo el mundo sabe que tomar aspirina, incluso en dosis baja, no está exento de riesgos. Entender cómo actúa, cuándo conviene o cuándo mejor evitarla puede evitarte complicaciones innecesarias.

¿Por qué se recomienda aspirina en dosis baja?

El médico puede recomendar aspirina de baja dosis—entre 75 y 100 mg al día—para reducir el riesgo de formar coágulos peligrosos en la sangre. En muchos casos, esta pastilla ayuda a prevenir infartos y accidentes cerebrovasculares, sobre todo en personas que ya han tenido uno antes.

La acción antiplaquetaria de la aspirina limita la capacidad de las plaquetas para pegarse y formar coágulos. Por eso es muy útil para personas con arterias dañadas o con antecedentes de infarto. Los cardiólogos suelen recetar este tratamiento después de eventos graves para evitar una recaída.

En algunos casos, se considera la aspirina para personas con riesgo alto de enfermedades del corazón y vasos sanguíneos, incluso sin historial previo. Pero el riesgo de sangrado también se eleva. La decisión debe ser personalizada y guiada por un profesional de la salud.

Riesgo de sangrado y otras complicaciones

El principal riesgo de la aspirina en bajas dosis es el sangrado, porque el medicamento debilita los mecanismos de coagulación, algo deseable para evitar bloqueos en las arterias, pero peligroso si ocurre en el estómago, intestinos o, peor aún, en el cerebro.

Las complicaciones más frecuentes incluyen:

  • Sangrado gastrointestinal: úlceras, hemorragias digestivas, dolor abdominal o vómitos con sangre pueden surgir como consecuencia. Esto empeora si ya has tenido una úlcera o tomas otros medicamentos como antiinflamatorios, anticoagulantes o ciertos antidepresivos.
  • Accidente cerebrovascular hemorrágico: poco habitual, pero serio. Si un vaso sanguíneo del cerebro se rompe, la hemorragia puede tener secuelas severas.
  • Alergias graves: especialmente en personas con asma, pueden causar brotes de urticaria y dificultad para respirar.
  • Anemia crónica: las pequeñas hemorragias internas, a menudo invisibles, pueden bajar el hierro de forma lenta pero continua.

El peligro aumenta en mayores de 60 años y en personas con enfermedades previas del hígado o los riñones. Por eso, no todas las recomendaciones aplican igual para todos los grupos de edad.

¿Y si nunca he tenido problemas cardíacos?

Antes se pensaba que la aspirina era una especie de “seguro”, pero hoy sabemos que los beneficios apenas superan los riesgos en personas sanas. De hecho, las últimas guías médicas sugieren no empezar con este medicamento en mayores de 60 años sin antecedentes claros de enfermedad cardiovascular.

Si tienes entre 40 y 59 años y un alto riesgo calculado de infarto o accidente cerebrovascular, podrías beneficiarte de la aspirina, pero solo bajo control médico. La auto-medicación puede ser peligrosa. Si el riesgo de sangrado es alto, incluso este grupo debe evitarla.

Aspirina en el embarazo: cuándo sí, cuándo no

En algunas mujeres embarazadas con riesgo elevado de preeclampsia, la aspirina en bajas dosis puede prevenir complicaciones graves. Está comprobado que reduce el riesgo de presión alta severa y problemas al bebé—siempre bajo seguimiento de un obstetra.

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El uso suele empezar entre las semanas 12 y 16 de gestación y se recomienda suspenderla antes de la semana 36 para limitar riesgos en el parto. Si no hay factores de riesgo, no se debe tomar aspirina durante el embarazo por cuenta propia.

Foto Freepik

Efectos secundarios

La aspirina puede producir otros efectos no deseados, algunos son leves, otros pueden cambiar tu vida. Los más conocidos son el dolor de estómago y la acidez, intolerancia gástrica y, en personas susceptibles, tinnitus (zumbido en los oídos).

Menos frecuentemente, puede interactuar con otros medicamentos. Por ejemplo, puede potenciar el efecto de anticoagulantes y aumentar el riesgo de hemorragias, o reducir la eficacia de algunos antidepresivos. La automedicación o combinación sin supervisión puede traer complicaciones peligrosas.

Cuándo evitar la aspirina

Evita la aspirina si tienes antecedentes de alergia al medicamento, úlceras gástricas recurrentes, hemorragias activas, trastornos de coagulación, insuficiencia hepática o renal avanzada, o si ya tomas anticoagulantes potentes.

En niños y adolescentes menores de 16 años, el riesgo del síndrome de Reye es suficiente para prohibirla, salvo indicaciones excepcionales.

¿Cuál es la mejor manera de tomar decisiones?

La mejor forma de saber si necesitas aspirina es hablarlo con tu médico. Una evaluación individual de beneficios y riesgos es fundamental. Herramientas como calculadoras de riesgo cardiovascular, análisis de sangre y estudios de imagen pueden ayudar a decidir correctamente.

Seguir las recomendaciones médicas, informar cualquier tratamiento que tomas y prestar atención a los síntomas de sangrado (heces negras, vómitos con sangre, hematomas inexplicables) puede marcar una gran diferencia.

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