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Tecnología

¡Atención! Esta nueva estafa bancaria pone en alerta a miles de usuarios

Cada año, las estafas bancarias se vuelven más complejas y difíciles de detectar. En 2025, la integración entre tecnología avanzada y tácticas de manipulación emocional ha elevado el riesgo para clientes bancarios en todo el mundo. Las organizaciones criminales logran grandes pérdidas económicas. Solo en 2024, las víctimas reportaron una cifra récord de $12,500 millones de dólares por fraudes digitales, mientras en Europa los fraudes autorizados superaron los 1,200 millones de euros. Un solo error puede desbloquear acceso a cuentas, datos personales y hasta la identidad completa de una persona.

¿Cómo funciona la nueva estafa bancaria digital?

Hoy, los delincuentes combinan diferentes métodos para engañar y robar. No se trata de simples correos falsos, sino de una mezcla de phishing, smishing, sitios web falsificados e ingeniería social aplicada en aplicaciones bancarias, redes sociales y canales de mensajería. En los ataques más recientes, los estafadores simulan ser agentes de soporte, funcionarios bancarios o incluso familiares en peligro.

La operación inicia por mensajes urgentes. Por ejemplo, un SMS con supuesta transferencia por importe alto o un correo informando de “movimientos no reconocidos”. Ambos traen enlaces que llevan a páginas casi idénticas a la de su banco. Allí, la víctima ingresa su usuario y contraseña creyendo que protege su dinero, pero en realidad entrega el acceso a delincuentes.

En algunos casos, el ataque sigue con una llamada telefónica. Un “agente” corrobora la situación, solicita más datos, como el NIP o códigos enviados por mensaje, y presiona para autorizar transferencias hacia cuentas controladas por la red criminal.

Por si fuera poco, los delincuentes ahora manipulan redes sociales para crear perfiles falsos de celebridades, supuestos empleados bancarios o incluso amigos de confianza y así ganan acceso a información adicional o convencen a las víctimas de realizar acciones peligrosas.

Técnicas más empleadas: del skimming al phishing avanzado

El skimming y el e-skimming siguen vigentes en 2025. Ambos implican dispositivos o programas que copian datos de tarjetas en cajeros automáticos, terminales de pago o durante compras en línea. Los números y PIN pasan directamente a bases de datos criminales.

El phishing es ahora más sofisticado y aparece en distintas formas: desde correos con vínculos dudosos hasta mensajes de texto o avisos falsos en redes con avisos de actualizaciones urgentes o amenazas de cierre de cuentas. El pharming manipula la ruta de navegación, enviando a usuarios desprevenidos a sitios idénticos al banco, pero controlados por los atacantes.

La clonación de tarjetas y el robo de credenciales bancarias ocurre mediante malware distribuido en mensajes, aplicaciones no oficiales o plataformas de venta en línea. En el siguiente paso, se busca la manipulación emocional. Usan la urgencia, promesas de ayuda, o el miedo para disminuir la capacidad crítica de la víctima.

Foto Freepik

El papel de la inteligencia artificial y las redes internacionales

La inteligencia artificial facilita la creación de mensajes ultra personalizados, voces idénticas y hasta videos falsos. Los estafadores pueden producir un mensaje de voz de un hijo pidiendo ayuda o recrear conversaciones creíbles en chats.

Los grupos criminales no operan de modo aislado. Son redes internacionales capaces de coordinar ataques cruzados, lavado digital de dinero y recolección sistemática de datos. Por eso, muchas cuentas afectadas aparecen comprometidas en distintos países, dificultando el rastreo y la recuperación de fondos.

Los algoritmos de IA ayudan a identificar números “calientes” (con alto saldo o mayor actividad) y priorizan los ataques hacia estas víctimas para maximizar el botín. Si detectan resistencia, cambian de método en tiempo real o pasan el caso a un nuevo estafador con diferentes tácticas.

Señales de alerta y cómo protegerse eficazmente

Reconocer señales típicas y adoptar prácticas de protección reduce de modo significativo el riesgo de caer en una estafa bancaria. Hoy, la tecnología debe ser aliada, pero la atención activa y el escepticismo son aún más importantes.

El doble factor de autenticación ya no es algo opcional. Proteger cuentas con códigos dinámicos y aplicaciones oficiales resulta fundamental. Además, utilizar navegadores seguros y redes privadas evita muchos ataques por intermediación.

Las instituciones financieras fortalecen sus filtros, pero insisten en que el usuario debe comprobar remitentes, jamás compartir códigos o contraseñas y desconfiar de solicitudes imprevistas. La cooperación internacional agiliza la denuncia y rastreo, pero el tiempo siempre juega a favor de los criminales.

Patrones comunes y señales de alarma en mensajes y llamadas

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La mayoría de los fraudes empiezan con mensajes que transmiten urgencia y presión emocional. Palabras y frases como “transferencia inmediata”, “revisar movimiento sospechoso”, “bloqueo de cuenta” o “código de verificación urgente” buscan que la víctima decida rápido y sin analizar.

En llamadas, los estafadores presionan para que la supuesta solución ocurra sin interrupciones. Modulan su tono, usan información privilegiada y dicen frases como “no cuelgue” o “verifique ahora mismo” para impedir que la víctima reflexione o consulte fuentes alternas.

La aparición de enlaces extraños, números desconocidos, solicitudes fuera del horario habitual, y mensajes escritos con errores sutiles son otras señales de alerta que no deben ignorarse.

Recomendaciones prácticas para usuarios y familias

La educación familiar sigue siendo clave. Si una persona mayor o un menor recibe un mensaje sospechoso, debe consultar con alguien de confianza antes de actuar. Nunca compartir contraseñas ni códigos recibidos por mensaje. Si una página web parece ligeramente diferente o pide información innecesaria, es mejor cerrarla y acceder por canales oficiales.

Los usuarios deben activar el doble factor de autenticación en todos los servicios financieros. Mantener las aplicaciones y el sistema operativo actualizados. Navegar solo desde redes seguras, preferentemente personales, y evitar el uso de redes públicas para revisar cuentas bancarias.

En caso de duda, se recomienda llamar directamente al banco usando los números que aparecen en la tarjeta, nunca a los provistos por mensajes recibidos. Si se detecta un intento de fraude, reportarlo inmediatamente y bloquear la cuenta.

La denuncia activa y la difusión de información en grupos familiares y vecinales fortalece la prevención. Cuanto mayor sea la cultura de la alerta, menor será la efectividad de estas redes criminales. Mantenerse informado y aplicar hábitos de higiene digital como nunca compartir datos por teléfono o correo es la mejor defensa.

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