Celulitis edematosa o fibrosa: ¿Qué tipo tienes? Descubre los remedios que más te convienen

La celulitis es una alteración estética que afecta a la piel de muchas personas, pero no siempre es igual. Existen dos formas principales: celulitis edematosa y celulitis fibrosa, cada una con características propias que requieren un enfoque diferente para su tratamiento. Conocer tu tipo de celulitis es clave para elegir los remedios más efectivos y mejorar notablemente su aspecto.
¿Qué es la celulitis edematosa?
La celulitis edematosa se caracteriza por la retención de líquidos y afecta principalmente las extremidades inferiores, como muslos y piernas, dándoles una apariencia “columnar”. Es común sentir inflamación, pesadez y dolor al tacto. En este tipo de celulitis, la grasa acumulada se combina con líquidos retenidos, lo que intensifica el problema.
Este tipo suele estar relacionado con problemas de circulación linfática y venosa. Por lo general, se agrava con hábitos como una alimentación desequilibrada, consumo elevado de sal, falta de ejercicio y posturas prolongadas que dificultan la circulación.
¿Qué es la celulitis fibrosa?
La celulitis fibrosa, también conocida como celulitis dura o compacta, es notoria por su textura endurecida y, a menudo, afecta lugares como muslos, glúteos y rodillas. A diferencia de la edematosa, su consistencia es más firme y puede ser más difícil de tratar porque las fibras de colágeno se vuelven más densas alrededor de los cúmulos de grasa.
Este endurecimiento con frecuencia genera una piel con un aspecto irregular o típico “piel de naranja”. Además, suele ir acompañada de cambios en la microcirculación y engrosamiento de la matriz extracelular. Es más común en personas que realizan actividades físicas de alto impacto, ya que puede haber estrés constante en esas zonas.

Remedios para la celulitis edematosa
La clave para tratar la celulitis edematosa es reducir la retención de líquidos y mejorar la circulación. Algunos remedios efectivos incluyen:
Drenaje linfático: este masaje especializado ayuda a eliminar el exceso de líquidos acumulados. También mejora la circulación y reduce la inflamación.
Ejercicio moderado: caminar, nadar o montar en bicicleta favorece el retorno venoso y la circulación linfática, combatiendo la pesadez en las piernas.
Dieta baja en sodio: reducir el consumo de sal es esencial para evitar la acumulación de líquidos. Se recomiendan alimentos ricos en potasio y fibra, como plátanos, espárragos y verduras de hoja verde.
Hidratación constante: beber al menos 2 litros de agua al día ayuda a mantener los tejidos hidratados y a eliminar toxinas.
Presoterapia: un tratamiento estético que apoya el sistema linfático y favorece la eliminación de líquidos retenidos.
Cuidar la alimentación es básico para abordar este tipo de celulitis. Se deben evitar grasas saturadas, azúcares y carbohidratos refinados, priorizando una dieta rica en frutas, legumbres y pescados grasos.
Remedios para la celulitis fibrosa
La celulitis fibrosa requiere técnicas que trabajen en profundidad para romper los cúmulos de grasa endurecida y mejorar la elasticidad de la piel. Algunas de las opciones más recomendadas son:
Carboxiterapia: este método consiste en la aplicación de dióxido de carbono en el tejido, lo que mejora la circulación localizada y favorece la eliminación de grasas acumuladas.
Ondas de choque: utilizadas para descomponer los nódulos compactados, promueven la formación de nuevo colágeno.
Radiofrecuencia: esta tecnología penetra en las capas más profundas de la piel, aumentando la temperatura del tejido y estimulando la producción de colágeno para suavizar la piel.
Endermología: un tratamiento no invasivo que utiliza un dispositivo para masajear los tejidos en varias direcciones, ayudando a reestructurar el colágeno y mejorar el aspecto general de la piel.
Masajes profundos: aplicados por especialistas, ayudan a volver más flexible el tejido fibroso endurecido.
Es importante combinar estos tratamientos con el ejercicio regular y controlar el peso corporal, ya que un peso adecuado puede disminuir la presión en las áreas propensas a celulitis.
Prevención y hábitos saludables
Independientemente del tipo de celulitis que se presente, adoptar ciertos hábitos saludables puede marcar una gran diferencia:
Mantenerse activa: ejercicios como el yoga o la danza no solo contribuyen a la tonificación muscular, sino también a mejorar la circulación.
Evitar el consumo excesivo de café o alcohol: ambas bebidas pueden deshidratar los tejidos y empeorar la retención de líquidos.
Masajes caseros: usar cremas específicas para celulitis con movimientos circulares puede ayudar a tonificar la piel.
Alimentación equilibrada: incluir alimentos ricos en antioxidantes, como frutos rojos y cítricos, ayuda a combatir los radicales libres que deterioran la piel.
La combinación de tratamientos estéticos, una dieta adecuada y actividad física regular es la mejor fórmula para mejorar considerablemente el aspecto de la celulitis, sin importar su tipo. Al conocer de forma detallada las características de cada una, cada persona puede adaptar un plan que funcione específicamente para su problema.