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Estilo de vida

Este médico de 96 años no toma medicinas y revela la clave para vivir más de 90 años

A sus 96 años, el oncólogo Silvio Garattini sigue sorprendiendo tanto a la comunidad científica como a quienes buscan respuestas claras sobre la longevidad. Nunca ha dependido de medicamentos y conserva una mente despierta junto a una vida social y profesional activa. Su experiencia es más que una excepción clínica: pone el foco en el poder de los hábitos diarios por encima de la genética o recetas milagrosas. Para el oncólogo, vivir más y mejor se apoya sobre prácticas simples y constantes. La longevidad, afirma, está al alcance de muchos, siempre que prioricen un cuidado cotidiano basado en ciencia, sentido común y autocuidado responsable.

Claves cotidianas para una vida longeva y saludable

Las personas que superan los 90 años y mantienen su independencia suelen contar con rutinas bien definidas. Los estudios recientes y la práctica diaria de Garattini coinciden en que el secreto no está en productos milagrosos, sino en hábitos tan concretos como la dieta, el movimiento, el descanso adecuado y la moderación con los fármacos. Estas rutinas se convierten en el verdadero escudo frente al deterioro, aportando calidad de vida y previniendo enfermedades crónicas.

Importancia de la alimentación equilibrada

El propio Garattini apuesta por la dieta mediterránea, reconocida mundialmente por sus beneficios para el corazón y el cerebro. Este patrón alimenticio prioriza las frutas frescas, verduras, legumbres, pescados y cereales integrales; incorpora aceite de oliva como principal grasa, y deja las carnes y los productos ultraprocesados en un papel muy secundario. También recomienda reducir el azúcar y las grasas saturadas, dando espacio a alimentos ricos en antioxidantes como los frutos rojos y el tomate.

Numerosas investigaciones demuestran que quienes siguen estos principios presentan un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y declive cognitivo. Para él, disfrutar de la comida, sin excesos ni prohibiciones estrictas, es clave para mantener la constancia y el placer a lo largo de los años.

Actividad física constante y sus beneficios

Caminar varios kilómetros cada día, hacer estiramientos regulares o practicar ejercicios sencillos de fuerza puede parecer poca cosa, pero sus efectos son notables. El oncólogo italiano insiste en que el cuerpo está diseñado para moverse a diario. Mantenerse activo no solo fortalece los músculos y las articulaciones; ayuda a controlar el peso, mejora la circulación y protege el cerebro.

Incluso actividades tan simples como caminar después de cada comida o preferir las escaleras en vez del ascensor se traducen en menos caídas, menor riesgo de discapacidades y una vida más autónoma. Los beneficios abarcan desde el estado de ánimo hasta la prevención de enfermedades crónicas. Es la mejor póliza de seguro para la independencia en la vejez.

Sueño reparador y gestión del estrés

Dormir bien supone mucho más que recuperar energía: protege la memoria y equilibra el sistema hormonal. Las personas que alcanzan edades avanzadas y se mantienen activas suelen dormir entre seis y ocho horas diarias, respetando ciclos constantes de descanso. Garattini no subestima el poder de un sueño reparador y señala que, sin descanso suficiente, los otros hábitos pierden efectividad.

La gestión del estrés diario también es fundamental. El médico italiano recomienda técnicas sencillas como la respiración pausada, la meditación ligera o practicar hobbies relajantes. Estas herramientas reducen la inflamación, mejoran la respuesta inmune y contrarrestan el desgaste psicológico. Mantener el sentido del humor y compartir tiempo con amigos o familiares ayuda a fortalecer este balance emocional.

Foto Freepik

Reducción o ausencia de medicamentos

Garattini es uno de los pocos médicos que, a pesar de la edad, evita el consumo de fármacos salvo que sean estrictamente necesarios. La polifarmacia se ha convertido en uno de los grandes riesgos de la vejez, ya que aumenta los efectos adversos y afecta al cerebro. Su experiencia demuestra que es posible cuidar la salud con medidas preventivas y solo recurrir a medicinas bajo recomendación profesional.

Prefiere actuar sobre la causa de los problemas, no solo tapar síntomas con pastillas. Un manejo responsable de la salud implica revisiones médicas periódicas, controles preventivos y una actitud proactiva ante síntomas leves. Confirma en su día a día cómo la prevención basada en hábitos sólidos evita la dependencia futura de medicamentos.

Ciencia de la longevidad: genética, hábitos y nuevos hallazgos

La mayoría de quienes superan los 90 años no lo logran solo por tener “buenos genes”. Los investigadores señalan que la genética explica una parte, pero el factor dominante es el estilo de vida. La perspectiva de Garattini, alimentada por décadas de rigor científico y vivencias personales, dialoga con los nuevos avances en ciencia del envejecimiento.

Peso de la genética frente a los hábitos diarios

Tener antecedentes familiares de longevidad es una ayuda, pero no garantiza nada si se ignoran rutinas saludables. Estudios a gran escala revelan que las decisiones diarias sobre lo que se come, cuánto se mueve, cómo se duerme y con quién se interactúa tienen un impacto multiplicador. Incluso las personas con predisposición genética a ciertas dolencias logran retrasarlas o aminorarlas mediante buenos hábitos.

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En la práctica, esto significa que el envejecimiento puede ser modulado. Garattini lo observa tanto en sí mismo como en sus pacientes: quienes invierten en prevención, afrontan menos años de dependencia y mantienen su vitalidad más tiempo.

Rol de la biotecnología y potencial de algunos fármacos

Las investigaciones actuales exploran terapias avanzadas como la modulación del epigenoma, los suplementos con acción antioxidante y medicamentos como la metformina en busca de retrasar el envejecimiento celular. Sin embargo, ninguna intervención supera, por ahora, el impacto de una vida activa, una alimentación variada y una mente optimista.

Garattini observa con interés estos avances, pero mantiene una postura crítica y realista: por encima de los experimentos está el valor de las medidas comprobadas. Recomienda no dejarse deslumbrar por promesas aún sin respaldo y enfocar los esfuerzos en los hábitos diarios. La ciencia respalda que el autocuidado cotidiano marca la mayor diferencia en la esperanza de vida saludable.

Longevidad basada en hábitos, no en milagros

La historia de Silvio Garattini ilustra cómo una vida longeva y plena nace de pequeñas acciones repetidas, no de grandes secretos ni soluciones mágicas. Reforzar la dieta, moverse cada día, cuidar el descanso y limitar el uso de fármacos, sumados a una mirada positiva y relaciones sociales activas, resultan la mejor base para llegar a edades avanzadas con salud y autonomía. El futuro de la longevidad está en las manos de quienes apuestan, día a día, por su bienestar.

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