Cómo mejorar el sexo oral: 7 pautas fáciles que marcan la diferencia
La felación es una de las prácticas de sexo oral más comunes, pero todavía arrastra muchos tabúes, miedos y mil dudas. No se trata de hacerlo perfecto ni de copiar escenas de porno: se trata de disfrutar más en pareja y de sumar complicidad.
La clave está en tres cosas muy claras: consentimiento, comodidad de ambas personas y, si hace falta, protección contra ITS con preservativo. A partir de ahí, estos gestos sencillos sirven tanto si es la primera vez con alguien como si lleváis años juntos.
Bases para una buena felación
Consentimiento y ganas: el placer empieza por decir sí
Nadie tiene la obligación de hacer sexo oral. Una buena felación solo existe cuando hay ganas reales y libertad total para parar en cualquier momento. El “sí” tiene que ser claro, sin presión ni chantajes.
Antes de empezar viene muy bien hablar un poco. Puedes comentar si quieres o no tragarte el semen, cuánta profundidad te resulta cómoda, si te sientes mejor con preservativo o sin él, y qué cosas prefieres evitar. Esta charla corta quita tensión y evita malentendidos durante el momento.
Higiene y confianza para relajarse de verdad
La higiene es una ayuda enorme para relajarse. Un pene limpio, sin olores fuertes, hace que la persona que da la felación se concentre en el placer y no en la incomodidad. No es solo “estar aseado”, es una muestra de cuidado hacia la pareja.
Una ducha juntos puede convertirse en un juego erótico, con caricias, jabón y muchas risas. Sentirse limpio y deseado aumenta la confianza y la excitación de los dos, y prepara el terreno para que el sexo oral fluya con naturalidad.
Técnicas clave de felación: 7 gestos simples que multiplican el placer
Usa boca y manos a la vez para una estimulación completa
La boca no tiene que hacerlo todo. Puedes envolver el glande con los labios mientras una mano sube y baja por la base del pene, bien lubricada con saliva o lubricante. La otra mano puede descansar en los testículos, las caderas o los muslos.
Así cuidas tu mandíbula, controlas mejor la intensidad y creas sensaciones más complejas. Empieza siempre suave y aumenta un poco el ritmo según veas su reacción.
Dale protagonismo al glande, la zona más sensible
El glande suele ser la parte más sensible del pene. Puedes rodearlo con la lengua en círculos, jugar con movimientos suaves en la punta y alternar pequeñas succiones con pausas cortas.
Mira cómo cambia su respiración y sus gemidos. Si aprieta el cuerpo o empuja la cadera, suele ser señal de que la sensación le encanta y puedes mantener ese tipo de contacto.
Juega con el ritmo, la presión y la respiración
Hacer siempre el mismo movimiento acaba aburriendo al cuerpo. Por esa razón, cambia velocidad y fuerza, momentos lentos y delicados y otros un poco más rápidos, siempre sin causar dolor. Así mantienes la atención y la excitación.
Puedes crear un ligero efecto de ventosa al cerrar bien los labios y subir y bajar con ritmo regular. Las pausas para respirar no cortan el momento: sirven para mirarlo, acariciar su vientre o su pecho y aumentar la tensión erótica.
Explora fantasías y preferencias para una felación a su medida
No todos los hombres disfrutan lo mismo. Algunos aman un pequeñas frases picantes al oído; otros prefieren silencio y susurros cariñosos. También hay quien disfruta que le sujeten las caderas y le marquen el ritmo.
La mejor técnica es hablar. Pregunta qué le gusta, qué le incomoda y qué fantasías simples le excitan con el sexo oral. Adapta lo que haces a la persona real que tienes delante, no a lo que se ve en el porno.
Añade otras zonas erógenas: manos en testículos, perineo y cuerpo
El pene no está solo. Caricias suaves en los testículos, un masaje ligero en el perineo (la zona entre testículos y ano) o un toque en pecho, cuello y cara pueden disparar el placer.
Si hay mucha confianza, se puede sugerir un contacto cercano a la próstata, siempre con consentimiento claro y sin forzar. No hace falta volverse técnico: basta con ir despacio y respetar cualquier señal de incomodidad.
Juega con las posiciones y las sorpresas para romper la rutina
Cambiar de postura cambia también la sensación. Él tumbado y tú entre sus piernas da más control a quien hace la felación. De rodillas o en 69 la estimulación se siente distinta y puede resultar muy intensa.
La espontaneidad también ayuda. Una felación en un momento tranquilo en casa, cuando la otra persona está receptiva, puede encender mucho la excitación y reforzar la sensación de deseo mutuo.
Cómo llevarlo hasta el orgasmo y cuidar el después
Antes del orgasmo, la respiración se acelera, los gemidos cambian y el cuerpo se tensa. A veces el pene late con fuerza, como pequeños saltitos. Son señales claras de que está muy cerca del clímax.
Conviene hablar antes sobre qué hacer con el semen. Boca, preservativo, terminar con la mano o fuera del cuerpo: todas son opciones válidas si hay acuerdo. No hay ninguna obligación de tragar, y siempre puedes parar y terminar con otra caricia.
Caricias y complicidad después del sexo oral
El momento no termina con el orgasmo. Quedarse unos segundos cerca, con besos, abrazos o miradas cariñosas, hace que la experiencia se sienta completa. Es un cierre suave para un momento intenso.
Ese cuidado del después refuerza la conexión emocional, baja la tensión del cuerpo y deja una sensación de ternura que invita a repetir. La felación deja de ser “solo una técnica” y se convierte en un espacio íntimo compartido.