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Salud

Conoce las principales causas de infertilidad femenina

La infertilidad femenina es un desafío cada vez más visible y frecuente en la sociedad actual. Se estima que afecta a una de cada seis parejas en edad reproductiva en todo el mundo. Identificar las causas principales permite fortalecer tanto el cuidado de la salud reproductiva como el bienestar emocional y la calidad de vida de las mujeres.

Factores biológicos que afectan la fertilidad femenina

El proceso reproductivo femenino es complejo y frágil, influenciado por trastornos en la ovulación, alteraciones anatómicas y problemas genéticos. A menudo, la infertilidad surge cuando hay una interrupción en cualquiera de estas áreas. Por eso, un diagnóstico integral es clave para establecer el origen real de la dificultad para concebir.

Trastornos ovulatorios y endocrinos

Los trastornos en la ovulación representan la causa más frecuente de infertilidad en mujeres. El síndrome de ovario poliquístico (SOP) ocupa el primer lugar, provocado por un desbalance hormonal que impide la maduración y liberación regular de los óvulos. El SOP suele ir acompañado por resistencia a la insulina, alteraciones en el peso corporal, exceso de vello y acné.

Otra causa relevante es la insuficiencia ovárica prematura, en la que los ovarios pierden su función antes de los 40 años por factores autoinmunitarios o genéticos. Esto reduce de forma significativa la producción de estrógenos y la disponibilidad de óvulos para la fecundación.

Las alteraciones hormonales también pueden deberse a hiperprolactinemia o problemas de tiroides, que modifican el ciclo menstrual y, en consecuencia, dificultan la ovulación regular. En estos casos, las mujeres pueden experimentar reglas irregulares o la ausencia total de menstruación, una señal de alarma que requiere atención médica.

Alteraciones en las trompas de Falopio y útero

El daño o bloqueo en las trompas de Falopio es otra causa principal. Si las trompas dejan de ser permeables, como ocurre tras una infección pélvica, endometriosis, cirugías o embarazos ectópicos, el encuentro entre el óvulo y el espermatozoide se vuelve imposible.

En el útero, los miomas, pólipos y malformaciones congénitas pueden alterar el ambiente necesario para que el embrión se implante. La presencia de estos obstáculos dificulta el embarazo natural y puede aumentar el riesgo de pérdidas gestacionales tempranas.

La endometriosis, por su parte, implica que el tejido que reviste el útero crece fuera de él, formando adherencias y cicatrices. Esto no solo obstruye las trompas, sino que también afecta la calidad ovárica y la receptividad del endometrio, convirtiéndose en una barrera para la implantación.

Factores genéticos y cromosómicos

Las causas genéticas tienen un peso considerable en ciertos casos. El síndrome de Turner y otras anomalías cromosómicas estructurales pueden impedir el desarrollo ovárico normal o provocar alteraciones en la madurez del óvulo.

Estos problemas no solo dificultan la ovulación, sino que también pueden impedir que el embrión se desarrolle correctamente tras la fecundación. Por esto, en mujeres con antecedentes familiares de alteraciones genéticas, el estudio cromosómico resulta esencial en la evaluación de la fertilidad.

Foto Freepik

Factores ambientales y de estilo de vida que influyen en la infertilidad

No todo depende de la biología. Los cambios en el entorno, los hábitos diarios y el bienestar general influyen en las posibilidades de concebir. Prestar atención a los factores ambientales y de estilo de vida se vuelve imprescindible en la búsqueda de un embarazo.

Edad y reserva ovárica

El reloj biológico pesa: la fertilidad femenina disminuye notablemente después de los 35 años. La reserva ovárica, es decir, la cantidad y calidad de los óvulos almacenados desde el nacimiento, se reduce con el paso del tiempo.

Con la edad, los óvulos sufren más errores cromosómicos y la probabilidad de problemas genéticos en el embarazo aumenta. La baja reserva ovárica también se asocia con una respuesta limitada a los tratamientos de fertilidad, lo que puede generar frustración y estrés adicional para las mujeres que buscan ser madres.

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Hábitos nocivos, nutrición y estrés

El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol deterioran la función ovárica y la salud de las trompas de Falopio. El humo del cigarro, por ejemplo, acelera la pérdida de óvulos y envejece los ovarios de manera prematura.

Tener un peso corporal fuera de los parámetros saludables ya sea bajo peso o sobrepeso dificulta la ovulación y modifica el equilibrio hormonal. La mala alimentación, la falta de actividad física y el estrés crónico alteran la regularidad del ciclo menstrual, haciendo más difícil prever los días fértiles o incluso lograr la ovulación.

El entorno laboral y social también suma presión. El estrés y la ansiedad sostenida repercuten en los niveles de hormonas reproductivas, y pueden hacer que el cuerpo suspenda temporalmente sus funciones reproductivas como mecanismo de defensa.

Infecciones y exposición a tóxicos

Las infecciones de transmisión sexual, como la clamidia y la gonorrea, pueden dejar secuelas graves. Pueden causar inflamación en las trompas de Falopio y dejar cicatrices que bloquean el paso del óvulo, reduciendo drásticamente las probabilidades de embarazo.

La exposición a sustancias tóxicas en el ambiente o el trabajo, como pesticidas, solventes y componentes industriales, afecta directamente los ovarios y la calidad ovárica. Estos tóxicos pueden modificar la hormoneación y provocar irregularidades menstruales, además de daños estructurales en los órganos reproductivos.

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