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Sexo y relaciones

¿Cuáles son los riesgos de abstenerse de tener relaciones sexuales?

La vida sexual es mucho más que un simple acto físico. Mantener o no relaciones implica factores emocionales, físicos y sociales que impactan la salud integral de hombres y mujeres. Cuando alguien decide prescindir por completo del sexo, ya sea por convicciones personales, religiosas o por circunstancias de la vida, es importante saber los posibles efectos que puede experimentar.

Cambios en el bienestar emocional y la autoestima

Evitar el sexo puede influir en la autoestima y el estado de ánimo. Al no haber contacto íntimo, el cuerpo reduce la producción de dopamina y endorfinas, hormonas que generan bienestar y placer. Esa falta puede provocar irritabilidad, cambios bruscos de humor o incluso tristeza sostenida. En casos extremos, la ausencia de satisfacción sexual puede derivar en ansiedad o depresión, especialmente en adolescentes y jóvenes para quienes la vida social y sexual suele tener un impacto fuerte en la identidad personal.

Impacto en las relaciones de pareja

La ausencia de actividad sexual en una pareja puede enfriar la conexión emocional. Sin sexo, es común que aparezcan resentimientos, frustraciones o tensiones relacionadas con las necesidades no satisfechas. Ese distanciamiento suele afectar la comunicación y reducir los gestos de afecto y complicidad. Si las expectativas o deseos no se hablan con franqueza, la pareja puede experimentar un deterioro en su vínculo, causando malestar para ambos.

Salud física: efectos en hombres y mujeres

El cuerpo también experimenta cambios físicos cuando no hay relaciones sexuales. En los hombres, la falta sostenida de actividad sexual puede provocar disminución de la libido, erecciones menos frecuentes y hasta pérdida de tonicidad en los tejidos del pene. En casos particulares, como cuando existen problemas de salud previos, podría darse alguna atrofia o cambios en la anatomía del miembro. En mujeres, la abstinencia puede llevar a una pérdida de tono vaginal y, en algunos casos, a la atrofia vaginal. Por suerte, existen alternativas médicas que, si se requieren, ayudan a revertir estos efectos.

Menor protección cardiovascular y muscular

Está comprobado que tener relaciones sexuales de manera frecuente apoya el mantenimiento de un buen tono muscular y ayuda a controlar el peso corporal. El sexo actúa como una actividad física moderada y puede beneficiar la salud cardiovascular. Las personas que dejan de tener sexo pueden notar una reducción de energía, posible aumento de peso y cambios en el tono muscular general, una consecuencia poco conocida pero respaldada por estudios recientes.

Foto Freepik

Sistema inmunológico más débil

El sexo regular favorece una mejor respuesta del sistema inmunológico. Al suspender la actividad sexual, algunas funciones de defensa natural del organismo pueden bajar su rendimiento. Esa disminución puede traducirse en mayor susceptibilidad a infecciones comunes y en una menor recuperación ante enfermedades.

Disminución del deseo sexual y posibles efectos hormonales

Estar mucho tiempo sin sexo puede llevar a una baja importante del deseo sexual. En muchos casos, esto tiene relación con una reducción de los niveles de testosterona en hombres y de hormonas sexuales en mujeres, lo que complica aún más volver a despertar el interés por el sexo. El organismo se acostumbra a la inactividad, lo que hace más difícil recuperar la motivación cuando se decide retomar la vida sexual.

Cambios en la percepción social y personal

En ciertos ambientes sociales, la ausencia de relaciones sexuales puede alterar la percepción social, ya que la actividad sexual a menudo se asocia con salud, juventud y atractivo. No participar en la vida sexual puede hacer que algunas personas sientan una presión social extra o, por el contrario, experimenten una mejor claridad personal si su decisión es totalmente consciente.

Recomendaciones y cuidados

Para quienes optan por la abstinencia, el diálogo y el apoyo profesional pueden ser aliados clave para reconocer si existen efectos secundarios indeseados en la salud. Sexólogos, psicólogos y médicos pueden ofrecer orientación cuando se presentan síntomas físicos o emocionales persistentes relacionados con la falta de relaciones sexuales. Además, mantener la comunicación clara con la pareja ayuda a cuidar el vínculo si la abstinencia no es una decisión compartida.

Es clave recordar que el sexo, aunque beneficioso en muchos aspectos, no es una necesidad igual para todos y cada persona puede ajustar su vida sexual según sus valores, necesidades y etapas de vida, siempre atendiendo al bienestar físico y mental general.

La información médica actual respalda estos puntos y resalta la importancia de vigilar cualquier cambio perceptible en el cuerpo o en el ánimo, especialmente si la abstinencia es prolongada o se acompaña de síntomas inesperados. Buscar apoyo temprano ayuda a prevenir complicaciones y a vivir la sexualidad de manera plena y saludable, cualquiera sea la naturaleza de la decisión personal.

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