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Salud

Dolor de espalda o dolor de riñón: ¿Cómo diferenciarlo?

Muchas personas sienten una molestia en la zona posterior del tronco y se preguntan si se trata de un simple dolor de espalda o de un dolor de riñón. Distinguirlos ayuda a decidir si basta con reposo o si es momento de acudir al médico. La zona donde aparece la molestia, el tipo de dolor y los síntomas que lo acompañan dan pistas claras que conviene conocer.

Dónde duele: localización del dolor de espalda y del dolor de riñón

Cuando el problema está en los riñones, el dolor suele notarse en los flancos, es decir, a los lados de la columna, justo por debajo de las costillas. La sensación se percibe profunda, en el interior, como si viniera desde la mitad de la espalda hacia dentro, y a veces se irradia hacia el abdomen o incluso hacia la ingle. Puede aparecer solo en un lado o en ambos, según la causa que lo origine.

El dolor de espalda típico, en cambio, se sitúa sobre todo en la zona baja de la espalda. Muchas personas lo localizan en la parte central, por encima de los glúteos, y lo describen como un dolor lumbar que puede subir hacia la mitad de la espalda o bajar un poco hacia las caderas. La sensación es más superficial, ligada a músculos o articulaciones, y a menudo se relaciona con esfuerzo físico o con una postura mantenida.

Cómo se siente la zona del dolor en cada caso

En un dolor de espalda mecánico, la zona suele estar tensa y sensible al tacto. Si alguien aprieta los músculos de la espalda o la persona intenta inclinar el tronco, el dolor aumenta. A veces se nota rigidez, la clásica sensación de “no poder enderezarse” al levantarse de la cama o de la silla.

En el dolor de riñón, la piel y los músculos pueden no doler tanto al tocarlos, pero la persona siente un malestar interno y profundo, como si se encontrara más abajo y más dentro. El movimiento de la columna cambia poco la intensidad del dolor, que se percibe más constante y desligado de los gestos habituales.

Foto Freepik

Síntomas que acompañan al dolor: claves para saber si son los riñones

Un dato importante es lo que acompaña al dolor. Cuando el origen está en los riñones, con frecuencia aparecen otros signos generales, como fiebre, escalofríos, náuseas o vómitos. También pueden darse cambios en la orina: olor más fuerte, color más oscuro, necesidad de ir al baño con más frecuencia o sensación de vaciado incompleto.

Las señales urinarias son especialmente llamativas. La presencia de orina con sangre, el ardor al orinar o un dolor que recorre desde la espalda hasta la ingle orientan a un problema en las vías urinarias, como infección o piedras. En un dolor de espalda simple, por contractura o sobrecarga, estos síntomas no suelen aparecer; lo que predomina es la molestia local y, a veces, cansancio muscular.

Tipo de dolor: cuándo pensar en contractura y cuándo en problema renal

Cuando el origen es muscular o de la columna, el dolor aparece muchas veces tras levantar peso, hacer deporte sin preparación o pasar muchas horas sentado. Se siente punzante o tirante, cambia con la postura y es un dolor que mejora con el reposo, con calor local o con pequeños estiramientos. Si la persona se mueve con cuidado, nota ratos de alivio claros.

En el dolor de riñón el patrón es distinto. Suele ser profundo, continuo, difícil de señalar con un dedo, y no cambia tanto al sentarse, tumbarse o caminar. Si hay un cólico nefrítico por piedras, el dolor puede resultar muy intenso, en dolor en oleadas, que obliga a la persona a moverse sin encontrar postura y que a menudo se acompaña de sudoración fría y mucha inquietud.

Cuándo ir al médico por dolor en la espalda o en la zona de los riñones

Conviene buscar atención médica rápida cuando el dolor en la zona lumbar o en los flancos es muy intenso, si aparece de forma brusca o si se asocia a fiebre, vómitos, escalofríos, orina con sangre o dificultad para orinar. También es señal de alarma sentir malestar general marcado, decaimiento importante o dolor que despierta por la noche de forma repetida.

Incluso un dolor de espalda que parece simple merece revisión si limita mucho el movimiento, si no cede en pocos días, si va ligado a una caída o golpe fuerte, o si se acompaña de debilidad en las piernas o pérdida de sensibilidad. Solo un profesional puede valorar si se trata de la musculatura, de la columna o de los riñones, y proponer las pruebas y el tratamiento adecuados.

Escuchar el propio cuerpo, identificar la zona del dolor y observar los síntomas que lo rodean ayuda a actuar a tiempo. Ante la duda, lo más prudente es pedir ayuda médica, explicar con calma dónde duele, desde cuándo y qué otros cambios han aparecido. Esa información sencilla mejora el diagnóstico y protege la salud de la espalda y de los riñones, que son órganos claves para el bienestar diario.

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