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Salud

El cáncer anal está en aumento: quiénes corren mayor riesgo

El cáncer anal, si bien sigue siendo uno de los cánceres menos frecuentes en el tracto digestivo, ya no es tan raro como solía pensarse. En los últimos años, los casos han crecido de manera inesperada, sobre todo entre mujeres blancas e hispanas mayores de 65 años. Los datos recientes muestran un incremento sostenido en este grupo. La relación entre este tipo de cáncer y el virus del papiloma humano (VPH) ayuda a explicar parte del fenómeno, pero otros factores sociales y biológicos también influyen.

Entender quiénes corren mayor peligro y reconocer las señales de advertencia es clave para reducir las complicaciones. El reto está en la detección precoz y la prevención, especialmente en las personas que hasta ahora se consideraban de bajo riesgo.

Factores clave que impulsan el aumento del cáncer anal

El panorama ha cambiado por varias razones. Entre los factores más estudiados aparecen la infección por VPH, el aumento de la obesidad, los efectos de la inmunosupresión, y los cambios en los hábitos sociales en las últimas décadas. Las nuevas generaciones han estado expuestas a riesgos a los que las previas apenas enfrentaron, lo cual suma presión a los sistemas de salud.

El virus del papiloma humano y su impacto predominante

El VPH es responsable de más del 90% de los cánceres anales. Esta infección se transmite por contacto sexual, y muchas personas la portan sin saberlo. Cuando las defensas no logran eliminar el virus, puede alterar las células de la zona anal, producir lesiones precancerosas y, con los años, desencadenar un tumor maligno. La vacunación contra el VPH ha mostrado reducir el riesgo, pero sigue siendo baja en adultos mayores.

Obesidad, hábitos y cambios sociales en las últimas décadas

La obesidad aumenta la inflamación crónica y debilita el sistema inmunológico, facilitando el desarrollo de tumores. El tabaquismo es otro factor de riesgo comprobado: daña los tejidos y disminuye las defensas locales. El sexo anal receptivo se ha vuelto más común y se asocia a mayor probabilidad de infecciones por VPH. El uso excesivo y prolongado de antibióticos puede alterar el microbioma intestinal, lo que afecta la resistencia a infecciones y el equilibrio inmunitario. Además, la falta de vacunación en adultos mayores deja a este grupo expuesto.

Riesgos asociados a inmunosupresión y otras condiciones médicas

Las personas que tienen el sistema inmunológico debilitado son más vulnerables. Esto incluye a quienes viven con VIH, pacientes trasplantados o bajo tratamientos inmunosupresores por enfermedades crónicas. Estas condiciones reducen la capacidad del cuerpo para combatir infecciones como el VPH y controlar el crecimiento de células anormales. El historial de cánceres ginecológicos, especialmente de cuello uterino, también se asocia con una mayor probabilidad de cáncer anal, por compartir factores predisponentes.

Quiénes presentan mayor riesgo de cáncer anal y síntomas de alarma

El perfil de quienes tienen mayor probabilidad de padecer cáncer anal ha cambiado con el tiempo. Antes, se asociaba casi de forma exclusiva con hombres que tienen sexo con hombres, personas con VIH y usuarios de tabaco; hoy, se observa también un aumento entre mujeres mayores, especialmente aquellas blancas e hispanas, incluso sin antecedentes de prácticas sexuales consideradas de riesgo.

Foto Freepik

Grupos vulnerables: mujeres mayores y pacientes inmunocomprometidos

Las mujeres mayores de 65 años encabezan el crecimiento en las tasas de cáncer anal. La falta de vacunación preventiva cuando eran jóvenes amplifica su riesgo. Los pacientes inmunocomprometidos, ya sea por infección por VIH, por tratamientos médicos o trasplantes, también forman parte de los grupos más frágiles. Personas que han tenido cáncer de cuello uterino, vulva o vagina, presentan tasas más elevadas de cáncer anal. El consumo de tabaco agrava todavía más esta vulnerabilidad.

Síntomas y señales a tomar en cuenta para el diagnóstico temprano

El cáncer anal suele pasar desapercibido en sus primeras etapas, lo que obstaculiza el tratamiento efectivo. Los síntomas más comunes pueden confundirse con otros problemas, como las hemorroides, lo que lleva a retrasos en la consulta médica. Es fundamental no ignorar signos como sangrado rectal, dolor persistente en el ano, presencia de una masa o bulto inusual en la zona anal, secreciones anormales, picazón insistente o cambios en los hábitos intestinales. Ante cualquiera de estas señales, se recomienda pedir una valoración especializada para descartar lesiones graves y, si es necesario, hacer pruebas diagnósticas como biopsias o exámenes de imagen.

La vacunación contra el VPH en adolescentes y adultos jóvenes sigue siendo la herramienta más lógica para frenar los nuevos casos de cáncer anal en el futuro. Mejorar el acceso a la información y romper el tabú social sobre este tema resulta clave para una prevención activa. Dado que la incidencia en personas mayores, especialmente mujeres, crece sin pausa, los sistemas de salud enfrentan el reto de actualizar sus estrategias de detección y vigilancia.

La colaboración entre pacientes, comunidades médicas y autoridades sanitarias, junto con campañas basadas en evidencia y educación, marca la diferencia entre una detección tardía y un pronóstico favorable. La historia del cáncer anal está lejos de ser solo una preocupación estadística; refleja cambios sociales, retos clínicos y la necesidad urgente de políticas más inclusivas en salud pública.

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