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El método poco conocido que usan los ladrones para entrar a tu casa

En los últimos años, la seguridad en los hogares se enfrenta a un escenario complejo. Los robos en viviendas han dejado de ser acciones ruidosas y evidentes. Frente a la constante mejora de puertas y cerraduras, los ladrones han pulido técnicas capaces de burlar estos avances, accediendo a domicilios sin causar destrozos ni levantar sospechas.

Cómo funciona el método de la mirilla y su discreción

Detrás de una fachada tranquila puede esconderse un peligro casi imperceptible. La base de este método es tan simple como inquietante. El delincuente no necesita herramientas complejas para emplearlo. Todo comienza con la mirilla de la puerta principal de la casa, ese pequeño dispositivo que muchos propietarios pasan por alto. Si la mirilla no posee una tapa interior de seguridad ni bloqueo específico, el acceso al interior se convierte en un proceso fácil.

Los ladrones utilizan destornilladores o alicates comunes para desenroscar la mirilla desde el exterior. Esta acción se realiza rápido, sin grandes movimientos, evitando cualquier marca o daño incierto en la puerta. Una vez retirada, queda un agujero suficientemente grande para introducir un cable fino o un gancho artesanal.

A través de este orificio, los asaltantes pueden acceder a la manilla de la puerta desde el interior, especialmente si la puerta no ha sido cerrada con llave. Basta un giro del mecanismo y el acceso está logrado, todo en menos de tres minutos y sin hacer ruido. No hay forzaduras ni ventanas rotas, por lo que el método resulta imprevisible para los residentes y las propias autoridades, dificultando la detección tras el robo.

La clave del éxito de esta táctica reside, además, en el seguimiento previo. Los delincuentes vigilan los horarios y rutinas de las víctimas, esperan el momento preciso en que la casa queda vacía, y actúan cuando detectan que no habrá testigos. En ocasiones, marcan la entrada con hilos transparentes, pegamento o incluso trazos casi invisibles cerca de la cerradura. Así, saben si alguien ha entrado o salido antes de cometer el robo. El método de la mirilla combina discreción, rapidez y ausencia de huellas, poniéndose a la cabeza de las técnicas preferidas en el robo de viviendas.

Foto Freepik

Soluciones efectivas para prevenir robos mediante la mirilla

Existen formas prácticas y fiables de bloquear la ruta de acceso que usan los ladrones que recurren al método de la mirilla. La primera, y más evidente, es no dejar nunca la puerta sin doble vuelta de llave. Las estadísticas muestran que la mayoría de los robos ejecutados mediante esta técnica suceden cuando la cerradura solo queda echada de la manera habitual, pero no asegurada a fondo.

Salvaguardar la vivienda empieza por instalar mirillas de seguridad, que incluyen bloqueo interno y mecanismos anti-manipulación. Hoy, existen incluso modelos electrónicos que permiten registrar movimientos o detectar intentos de manipulación desde el exterior. Incorporar una tapa interior en la mirilla dificulta el uso de herramientas desde fuera, por lo que cualquier intento de extraerla se vuelve imposible sin causar ruido.

Otra barrera útil es reforzar la cerradura con productos certificados, preferiblemente aquellos que cuentan con mecanismos anti-bumping y anti-extracción. Las cerraduras de tres o más puntos multiplican la resistencia ante intentos de apertura no autorizada.

En el contexto de la vigilancia proactiva, instalar cámaras inteligentes o timbres con vídeo aporta una doble ventaja: disuasión y registro. Estos dispositivos no solo capturan imágenes de quién se acerca a la puerta, sino que también pueden enviar alertas al propietario en tiempo real, incluso si este se encuentra fuera.

La colaboración vecinal es una defensa clave. Fomentar que los vecinos presten atención a movimientos o vehículos sospechosos y se comuniquen ante actividades extrañas añade una red de protección comunitaria difícil de burlar. El apoyo entre residentes puede marcar la diferencia durante ausencias largas o vacaciones.

Resulta fundamental avisar a la policía sobre cualquier marca extraña, presencia de vaselina en la mirilla, microcámaras o cambios inesperados en la puerta. Los cuerpos de seguridad cuentan con protocolos para reforzar la vigilancia en zonas donde se detectan estos indicios y pueden evitar que los delincuentes operen con libertad.

La prevención real surge de la combinación de estas acciones. Junto a la tecnología y la protección física, la constancia y la atención al detalle reducen de forma significativa el riesgo de sufrir un robo bajo el método de la mirilla o cualquier otra táctica silenciosa que pueda surgir en el futuro.

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