El sorprendente motivo por el que muchos guardan el jabón de platos en el congelador
En los últimos meses, guardar el jabón de platos en el congelador se ha convertido en uno de esos trucos que se repiten sin parar en TikTok e Instagram.

Qué es exactamente el truco de guardar el jabón de platos en el congelador
El llamado truco casero del jabón de platos congelado consiste en usar el lavavajillas líquido de siempre de una forma distinta. En lugar de verter un chorro sobre la esponja cada vez que se friega, se llena una cubitera de hielo con el jabón, se cubre con papel film y se coloca en el congelador durante al menos 24 horas. El jabón se solidifica y queda en forma de pequeños cubos cómodos de manejar.
Cuando se necesitan, esos cubitos se introducen dentro de una esponja o estropajo, haciendo un pequeño corte para alojarlos. Al mojar la esponja y apretarla, el jabón se va liberando poco a poco, genera espuma y se reparte de manera uniforme sobre la vajilla. Muchas personas preparan una bandeja entera y tienen jabón de platos congelado listo para varias semanas, sin preocuparse cada día por la botella.
Cómo se prepara el jabón de platos para congelarlo paso a paso
Para preparar este truco, la persona solo tiene que elegir su jabón lavavajillas habitual, preferiblemente de los lavavajillas líquidos concentrados, verterlo en una cubitera sin llegar del todo al borde, cubrir la superficie con papel film transparente para evitar derrames y que el olor se mezcle con otros alimentos, llevar la cubitera al congelador y dejarla reposar al menos 24 horas hasta que el producto quede bien sólido, con este sencillo proceso ya tiene un pequeño “almacén” de cubitos de jabón listos para usar cuando haga falta.
Cómo se usa el cubito de jabón congelado en la esponja
Para sacar partido al jabón congelado, se hace un corte discreto en la esponja o en el estropajo y se introduce un cubito en su interior, de forma que quede bien encajado. Después se humedece la esponja bajo el grifo y se aprieta varias veces para que el jabón se mezcle con el agua. Al apretar, se genera espuma y el producto se reparte por toda la superficie, creando una esponja cargada de jabón que limpia de manera constante durante más tiempo. Además, no hace falta coger la botella a cada momento ni manipular tapones con las manos mojadas o llenas de grasa.
El sorprendente motivo: ahorrar más jabón, tiempo y dinero al fregar
El motivo principal por el que tanta gente guarda el jabón de platos en el congelador es el ahorro. Al estar frío y más compacto, el jabón se libera de forma lenta y controlada dentro de la esponja, lo que evita esos chorros largos que se vierten casi por costumbre desde la botella. Cada cubito funciona como una especie de dosificador casero, reduce el consumo y hace que la botella dure más sin que la persona tenga que estar pendiente de medir cantidades.
Este truco también ahorra tiempo, porque el fregado es más ágil, no se interrumpe para añadir producto una y otra vez y la rutina de limpieza se vuelve más fluida. En tiempos en los que la economía doméstica se mira con lupa, pequeños gestos como este ayudan a espaciar las compras de jabón, controlar mejor el gasto y llegar con algo más de margen a final de mes sin renunciar a una vajilla limpia.

Por qué el jabón de platos congelado rinde mucho más
Cuando el jabón está congelado y se va soltando poco a poco, cada cubito consigue rendir más que varios chorros directos sobre la esponja. El producto se reparte mejor por la superficie de la esponja y también por la vajilla, de modo que no se acumula jabón en un solo punto ni acaba escurriéndose por el fregadero sin haber limpiado nada. Muchas personas que han probado el truco comentan en redes que sus botellas duran más semanas que antes y que sienten que logran aprovechar el producto al máximo sin hacerse lío con medidas ni cálculos.
Más comodidad al fregar: menos botellas, más control y menos derrames
El truco también se nota en la comodidad diaria. Tener el cubito dentro de la esponja permite fregar platos más fácil, sin abrir y cerrar la botella con las manos mojadas o llenas de restos de comida. La encimera se mantiene más limpia, hay menos derrames de jabón alrededor del fregadero y se evita que el bote gotee o se quede pegajoso. La persona gana rapidez, porque la esponja siempre está lista para usar, y también más control del jabón, ya que sabe que el cubito dosifica el producto de forma constante mientras dura el fregado.
Consejos extra para ahorrar todavía más al lavar la vajilla
El truco del jabón de platos congelado se puede complementar con pequeños gestos que recortan aún más el gasto. Un hábito sencillo es remojar los platos unos minutos antes de fregar, para que la suciedad se ablande y haga falta menos jabón para dejarlo todo limpio. Otra costumbre útil es llenar el fregadero con agua en lugar de tener el grifo abierto todo el tiempo, lo que reduce el consumo de agua y también la cantidad de producto que se usa.
Elegir esponjas de calidad que no se rompan a los pocos días también influye, ya que retienen mejor la espuma y multiplican la eficacia del jabón. En piezas con mucha grasa, como bandejas de horno, se puede combinar el lavavajillas con soluciones caseras de vinagre o bicarbonato, que ayudan a despegar la suciedad sin gastar medio bote de detergente. Son cambios pequeños, fáciles de mantener, que encajan bien con quien quiere gastar menos sin complicarse.
Pequeños hábitos diarios que refuerzan el truco del jabón congelado
Al aclarar los restos grandes de comida antes de fregar, dejar a remojo las bandejas con grasa y agrupar el lavado de platos en lugar de hacerlo en muchos momentos sueltos, se reduce el uso de jabón de platos y también el consumo de agua, estos hábitos, sumados al cubito de jabón en la esponja, pueden marcar diferencia real en la factura y en el orden del hogar, muestran que un truco viral puede convertirse en una rutina inteligente cuando se combina con gestos sencillos y constantes.
Guardar el jabón de platos en el congelador es un gesto mínimo que ayuda a que el producto dure más, que el fregado sea más cómodo y que la economía del hogar respire un poco, quien se anime a probarlo solo necesita observar cuánto le dura la próxima botella para comprobar si este pequeño cambio también le compensa en su cocina.
