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¿Es realmente bueno o malo revisar las redes sociales de la gente que no nos cae bien?

Este tipo de condutas la tiene miles de personas en el mundo, aunque a veces no quieran aceptarlo ante los demás. Expertos en psicología hablan al respecto

Según informan en BFM TV, una encuesta realizada por Harris Poll para NortonLifeLock sobre la práctica del stalking (espiar a las personas en las redes sociales) ha podido determinar que más de un tercio de los españoles que han mantenido alguna vez una relación con alguien que no les agrada han vigilado en algún momento a esa persona por sus redes sociales. Pero este fenómeno suele ir más allá de una simple relación romántica o uno que otro problema con cualquier persona. Muchos no pueden evitar espiar a individuos con los que ya no tienen ningún contacto, o incluso que simplemente les caen mal: nos referimos a una expareja, de la nueva novia de una ex o de una amistad que terminó mal.

Catherine Lejealle, profesora e investigadora del ISC de París, la cual participó en este estudio explica: «No es que nos estemos estancando por casualidad, ya que esto generalmente es causado por un contexto de mala convivencia o malas impresiones que generalmente comienzan con fascinación». Lejealle, autora del libro «Les Coulisses du dating, tout savoir sur la rencontre en ligne», añade: «En muchos casos se trata de una persona con la que fantaseas y por la que también puedes albergar cierto odio, paradójicamente, esto suele estar relacionado con una ausencia de confianza en uno mismo y en nuestro comportamiento, ya que imaginamos que él o ella tiene todas las cualidades que nosotros no tenemos».

Un comportamiento desatado por los impulsos

Según los expertos, las redes sociales se han convertido en el sitio perfecto para realizar procesos de vigilancia: «En una amplia mayoría de los casos esas perdonas saben que la estamos vigilando y realizan publicaciones para provocarnos, así que es común que caigamos en su trampa, por eso el autocontrol es fundamental en este tipo de situaciones», señala Sophie Jehel, profesora de Ciencias de la Información y la Comunicación: «Espiar a alguien que te gusta o te disgusta se está convirtiendo en un gesto habitual, algo de lo que estamos perdiendo el control, de hecho, ya hay casos en los que se podría hablar de una adicción».

Aprender a ser testigo de las propias faltas

«Es una especie de instinto incontrolable en el mundo digital, una especie de presencia fantasmal, un continuo pensamiento que nos impulsa a vigilar a alguien que no nos cae bien, envidiamos o celamos. Es como si siempre quisiéramos descubrir a esa persona cometiendo errores o extrañándonos para confirmar lo que pensamos de ella, contrarrestarla o ponerle la zancadilla. Puede que no lo admitamos en un comienzo, pero también hay un cierto placer en presenciar sus defectos y su desenredo», afirma Olivier Glassey, profesor e investigador de la Universidad de Lausana.

¿Un nuevo tipo de comportamiento obsesivo?

Para el psicoanalista Michael Stora, cofundador del Observatorio de Mundos Digitales en Humanidades, este fenómeno de acoso no es algo que se pueda considerar como nuevo: «En general se trata del mismo cotilleo y voyeurismo, la idea de que puedes descubrir posibles secretos en los demás, simplemente que llevado al plano digital, así que debemos agregar el hecho de que las redes sociales han facilitado ampliamente la forma de vigilar y mantenernos informados sobre la vida de otra persona. A día de hoy todo el mundo puede convertirse en espía de los demás si así lo quiere».

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Dany Levito