Dentro del mundo del sexo, existe una posición que lidera la lista de los riesgos y que los urólogos no dejan de mencionar. Conocer sus peligros ayuda a proteger el placer sin arriesgar una lesión dolorosa y, a veces, grave. Aquí te detallamos lo que debes saber y, sobre todo, cómo evitar terminar en urgencias por buscar un poco más de diversión.
Pese a su nombre, no hay hueso alguno en el pene y una fractura ocurre cuando se rompe la túnica albugínea, ese tejido elástico pero resistente que recubre los cuerpos cavernosos y hace posible la erección. La causa suele ser un golpe súbito o una flexión brusca del pene erecto y es un accidente más frecuente de lo que imaginas en encuentros sexuales especialmente intensos.
El momento de la fractura se manifiesta con un dolor agudo, un sonido tipo “crack”, y una pérdida inmediata de la erección. Pronto aparecen hinchazón y hematoma, la clásica deformidad en forma de berenjena. Si no se atiende de inmediato, las secuelas pueden ser graves: curvatura permanente, disfunción eréctil e incluso daño en la uretra.
La postura sexual más peligrosa
La famosa posición de la vaquera invertida consiste en que la persona receptora (usualmente la mujer) se coloque encima, de espaldas al hombre. Lo que la hace tan peligrosa es el control limitado sobre la penetración. Cuando quien está encima mueve la pelvis con más fuerza o ritmo del que puede seguir el pene erecto, hay riesgo de que este se “escape” y golpee el pubis o el perineo de la pareja.
Según estudios recientes, la vaquera invertida está relacionada con aproximadamente el 50% de todas las fracturas de pene que requieren atención hospitalaria. La combinación de peso, impulso y falta de coordinación puede causar una flexión repentina, especialmente si el ángulo no es natural. Basta un segundo de desincronización para que la fuerza recaiga sobre el punto más débil de la erección, provocando la temida rotura.
Imagina un baile donde ambos no siguen el mismo paso: un movimiento mal calculado y el equilibrio desaparece. En este contexto, cuando el pene se desliza fuera y recibe el impacto de un giro o caída, la lesión puede ser inmediata y severa.
Otras posturas con riesgo elevado
Aunque la vaquera invertida lidera las estadísticas, no es la única posición que puede poner en aprietos la integridad del pene. El clásico estilo “misionero” o la postura del “perrito” también presentan riesgos, sobre todo si los movimientos son demasiado bruscos o poco coordinados. En estos casos, es común que el pene golpee el hueso púbico con fuerza inesperada, especialmente cuando ambos están excitados y no prestan atención a los límites del cuerpo.
Además, movimientos repetidos y falta de lubricación pueden favorecer torsiones o golpes, generando pequeños desgarros o, en situaciones extremas, la temida fractura completa.
Cómo prevenir una lesión y qué hacer si ocurre
La primera clave para evitar lesiones graves es la comunicación. Avisar si sientes molestia, incomodidad o el ángulo no parece seguro puede salvarte de una mala experiencia. Opta por movimientos suaves al inicio, especialmente en posiciones donde el control no está en tus manos.
El uso de lubricante ayuda a reducir la fricción y la posibilidad de que el pene se deslice fuera de lugar. Nunca deberías forzar un ángulo extraño ni continuar si surge resistencia o dolor repentino. Escucha tu cuerpo: un pequeño aviso, como una sensación de chasquido o incomodidad, puede evitar daños mayores.
Si pese a todos los cuidados ocurre una lesión con dolor intenso, hinchazón, deformidad o un sonido de “crack”, no lo dudes: acude a urgencias de inmediato. Un tratamiento rápido es esencial para evitar consecuencias permanentes como curvatura o problemas de erección. Los especialistas pueden reparar la lesión y acelerar la recuperación si no se demora la atención.
