Esta es la razón por la que deberías orinar después de tener relaciones sexuales

Cuidar la salud íntima va más allá del placer; pequeños hábitos después del sexo pueden marcar la diferencia para evitar molestias y complicaciones. Aunque orinar tras una relación sexual parece un gesto simple, pocos comprenden su verdadero valor. Muchas personas ignoran que este paso ayuda a proteger el tracto urinario y que los profesionales de la salud lo recomiendan de forma contundente.
¿Cómo pueden aparecer infecciones después del sexo?
Durante el sexo, el movimiento y la fricción en la zona genital facilitan que bacterias presentes en la piel o el área anal se acerquen a la uretra. Especialmente en mujeres, el riesgo se eleva porque la uretra es muy corta y está cerca de la vagina y el ano. Esta disposición anatómica permite que microorganismos como la Escherichia coli, habituales en el intestino, viajen hasta el tracto urinario con mayor facilidad.
Cuando estas bacterias logran ascender a la vejiga, pueden provocar ardor al orinar, urgencia urinaria, dolor bajo vientre y, si no se tratan, infecciones más serias como la cistitis postcoital, también llamada “cistitis de luna de miel”. La relación sexual no es una cuestión de higiene mala o buena; el simple contacto es suficiente para que los gérmenes lleguen a donde no deberían. La frecuencia, la intensidad de las relaciones, la falta de lubricación natural y ciertos métodos anticonceptivos como el diafragma también influyen en el riesgo.
¿Por qué orinar después de tener relaciones ayuda a prevenir infecciones urinarias?
Al orinar después del sexo, el flujo urinario ayuda a “barrer” las bacterias que pudieron haber entrado en la uretra durante el acto sexual. Este mecanismo físico impide que los gérmenes asciendan y colonicen la vejiga, lo que reduce la probabilidad de que se desarrolle una infección.
La eficacia de este sencillo hábito ha sido avalada en varios estudios: el riesgo de infecciones urinarias puede disminuir hasta un 80 % si se orina tras las relaciones sexuales. Se considera ideal hacerlo dentro de los 30 a 45 minutos después de terminar, pues las bacterias aún no han tenido tiempo suficiente para adherirse a las paredes del tracto urinario.
Muchos especialistas también aconsejan beber un vaso de agua después del sexo para facilitar la micción, más aún si no hay ganas inmediatas de ir al baño. Es una forma extra de apoyar el efecto de “arrastre” de la orina.
Estos beneficios adquieren mayor importancia en la prevención de la cistitis postcoital, una de las infecciones más frecuentes en mujeres jóvenes y sexualmente activas. Los hombres, al tener una uretra más larga, están menos expuestos, pero la práctica sigue siendo recomendable en todos los casos.

Qué NO previene orinar después del sexo y otras buenas prácticas de higiene íntima
A pesar de lo útil que resulta esta costumbre, se debe aclarar que orinar después del sexo no evita el embarazo ni las infecciones de transmisión sexual (ITS). Los espermatozoides se dirigen al útero desde la vagina, un trayecto ajeno al canal urinario, por lo que la orina no los elimina ni interpone barrera alguna en la fertilización.
Asimismo, las ITS como el VIH, el VPH, herpes, clamidia o gonorrea, se transmiten por contacto con fluidos o mucosas, y la orina no las neutraliza ni impide su paso. Protegerse frente a estas enfermedades exige el uso correcto de condón, comunicación honesta con la pareja y controles médicos periódicos.
Para reforzar la salud del tracto urinario, conviene adoptar otras conductas complementarias:
- Mantener la zona genital limpia, lavándola antes y después de las relaciones con agua y un jabón suave, sin perfumes.
- Usar ropa interior de algodón, evitando materiales sintéticos que atrapan la humedad.
- Evitar productos íntimos irritantes como desodorantes, duchas vaginales y geles perfumados.
- Limpiar de adelante hacia atrás, sobre todo después de ir al baño, para impedir el paso de bacterias intestinales a la zona íntima.
- Beber suficiente agua durante el día para favorecer la expulsión natural de microbios por la orina.
Estos gestos forman parte de una buena rutina de autocuidado íntimo que, junto al hábito de orinar tras el sexo, ayudan a reducir la frecuencia y gravedad de las infecciones urinarias. Mantenerse alerta ante cualquier síntoma y consultar a un especialista ante molestias frecuentes es esencial para evitar complicaciones a largo plazo.
 

