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Estilo de vida

Esta es la razón por la que no debes aplicar protector solar y antimosquitos al mismo tiempo

Cuando el verano llega, la rutina de muchas personas combina jornadas al aire libre con la preocupación por las picaduras de insectos y el daño solar. Sin embargo, hay una advertencia importante: usar protector solar y repelente de insectos al mismo tiempo puede bajar la eficacia de ambos y aumentar los riesgos para la piel. Este tema es cada vez más relevante, ya que la popularidad de los productos “todo en uno” ha generado dudas sobre cómo deben usarse.

Interacciones químicas y eficacia comprometida

La mezcla en la piel de protectores solares y repelentes de insectos altera la acción de ambos. Algunos compuestos presentes en los repelentes, como el DEET, pueden reducir la efectividad del protector solar hasta un 30% cuando se aplican juntos y, además, aumentan la absorción de químicos en la piel.

Estas interacciones no son un simple detalle. Los protectores solares dependen de filtros UV que necesitan cierto tiempo para fijarse y absorberse correctamente. Al aplicar un repelente por encima, especialmente si contiene DEET, se puede romper esa “barrera”, dejando a la piel más expuesta a los rayos ultravioleta.

Por otro lado, los repelentes también pierden parte de su poder protector cuando se mezclan con cremas solares. El resultado es que ni la protección frente al sol ni contra los insectos resulta realmente confiable, algo especialmente preocupante ante la presencia de mosquitos transmisores de enfermedades en zonas urbanas.

Riesgos para la piel y la salud

La combinación incorrecta de estos productos puede provocar irritaciones, aumento de sensibilidad cutánea o incluso reacciones tóxicas. El uso simultáneo hace que la piel absorba más cantidad de cada sustancia, lo que resulta especialmente peligroso para niños, personas con piel delicada o quienes presentan condiciones cutáneas preexistentes.

Estos riesgos se incrementan si se olvida respetar el orden y los tiempos de espera entre uno y otro. Aplicar los productos sin criterio o mezclar fórmulas todo en uno multiplica las probabilidades de sufrir molestias, enrojecimiento, picazón o incluso manchas. El riesgo no solo es inmediato, también puede ser acumulativo con el paso de los días.

Reducción de la protección solar y contra insectos

La protección realmente efectiva implica respetar la frecuencia de uso de cada producto. El protector solar se debe reaplicar cada dos horas, especialmente después de nadar, sudar o secarse con una toalla. El repelente, en cambio, puede mantener su efecto durante seis u ocho horas según la fórmula.

Al usar ambos productos a la vez o en el orden incorrecto, se reduce la protección de ambos frentes. Las autoridades regulatorias como la ANMAT y sociedades dermatológicas advierten que solo un uso por separado y en el orden adecuado garantiza la eficacia prometida. Además, la confusión en la reaplicación puede hacer que disminuya la vigilancia sobre áreas expuestas, dejando la piel sin defensa en los momentos más críticos.

Foto Freepik

Mejores prácticas para la aplicación segura de protector solar y antimosquitos

Solo hay una manera correcta de usar ambos productos: aplicar primero el protector solar sobre la piel limpia y seca, esperar entre 20 y 30 minutos para que se absorba completamente, y luego colocar el repelente de insectos. Este intervalo permite que el filtro solar se active correctamente y funcione como escudo frente a los rayos UV antes de exponer la piel a los compuestos del repelente.

El fotoprotector debe tener un factor igual o superior a 30 y aplicarse en la cantidad necesaria, sin escatimar en las zonas más expuestas. No conviene olvidar áreas como orejas, nuca, empeines o labios, donde también pueden aparecer quemaduras. El repelente, por su parte, debe usarse solo en la cantidad justa y nunca aplicarse directamente sobre la cara ni en piel irritada o lesionada.

Además de cuidar el orden y los tiempos de uso, conviene reforzar la protección usando ropa ligera de manga larga, sombreros o gorros, gafas de sol y buscando la sombra en las horas centrales del día. Estas medidas reducen el riesgo tanto de quemaduras como de picaduras, algo muy relevante cuando las actividades al aire libre son largas o se realizan en zonas donde abunda el mosquito tigre.

Consejos prácticos para actividades al aire libre

La clave para evitar problemas es adaptar la rutina de protección a cada actividad. Siempre hay que leer y seguir las indicaciones de los productos, evitando aplicar más de lo necesario. Especialmente en niños, no se recomienda el uso de cremas solares en menores de seis meses ni aplicar repelente en sus manos, para evitar ingestión accidental.

Después de cada jornada fuera de casa, es importante lavar bien la piel con agua y jabón para eliminar residuos. Así se reduce el riesgo de irritación o absorción acumulada, y la piel queda lista para el siguiente uso seguro. También conviene cubrir tanto como sea posible las partes más expuestas, y recurrir al uso de barreras físicas como gorras y sombrillas, que complementan la acción de los productos sin sobrecargar la piel.

Evitar zonas al aire libre a horas de máxima radiación o donde los mosquitos sean más activos ayuda a reducir las probabilidades de daño. En estos momentos, la prevención y una aplicación responsable de cada producto, según su fin, marcan la diferencia entre un día seguro y uno con molestias o riesgos innecesarios.

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Mantener la piel protegida no se trata solo de “echarse algo encima”. Respetar las instrucciones, los tiempos de absorción y aplicar cada producto donde toca garantiza disfrutar del verano, el sol y las actividades con tranquilidad, minimizando daños cutáneos o reacciones inesperadas.

Separar la aplicación de protector solar y antimosquitos no es una moda ni una exageración. Corresponde a un consenso científico y sanitario que busca la máxima protección posible para la piel y la salud general en todo momento, sean cuales sean las circunstancias.

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