Esta ETS silenciosa puede afectar el corazón y el cerebro
La sífilis, causada por la bacteria Treponema pallidum, puede pasar desapercibida al inicio y, si no se trata, dañar corazón y cerebro con consecuencias serias. Muchas personas no sienten molestias en las primeras semanas y la infección sigue activa y contagiosa.

Sífilis: la ETS silenciosa que puede dañar el corazón y el cerebro
La sífilis es una infección de transmisión sexual que se transmite por contacto con llagas o mucosas durante relaciones oral, vaginal o anal, y también por contacto íntimo piel con piel si hay lesiones activas. La bacteria ingresa por pequeñas grietas y empieza un periodo de incubación que suele durar entre diez y noventa días. En la etapa primaria surge una llaga única, usualmente indolora. Luego puede aparecer la etapa secundaria, con erupciones y malestar general. Más tarde llega una fase latente sin signos visibles que puede prolongarse por décadas. Sin tratamiento, una proporción relevante progresa a la etapa terciaria, con daño a vasos, nervios y órganos.
La afectación cardiovascular incluye aortitis y posibles aneurismas por debilitamiento de la pared de la aorta, lo que eleva el riesgo de complicaciones graves. En el sistema nervioso, la neurosífilis puede presentarse con meningitis, alteraciones cognitivas o eventos vasculares por inflamación de arterias cerebrales. El daño tardío puede ser irreversible, por eso detectar y tratar a tiempo evita secuelas. A lo largo del proceso el contagio es posible, incluso sin síntomas, y en la etapa latente también puede mantenerse la capacidad de transmisión si persisten lesiones no notadas.
Cómo se contagia y cuándo empieza a dar señales
La sífilis se transmite por contagio directo con una llaga o con mucosas durante sexo vaginal, anal u oral, y al inicio no siempre hay dolor ni picor. La persona puede contagiar aunque se sienta bien, porque la incubación suele extenderse de diez a noventa días antes de la primera lesión visible o de cualquier malestar.
Qué pasa en el corazón: aortitis y aneurismas
En fases tardías, la infección puede inflamar la aorta y causar aortitis, lo que debilita su pared y favorece la formación de un aneurisma. Esto aumenta el riesgo de insuficiencia del corazón o de complicaciones súbitas que ponen en riesgo la vida. También puede afectar las arterias coronarias y provocar dolor en el pecho, falta de aire o fatiga con esfuerzos leves, señales que ameritan consulta médica sin demora.
Qué pasa en el cerebro: neurosífilis y sus efectos
La neurosífilis puede avanzar sin señales claras o presentarse con dolor de cabeza, rigidez de cuello, problemas de memoria o cambios de personalidad. A veces adopta la forma de meningitis o provoca accidentes cerebrovasculares por inflamación de arterias del cerebro. Cuando las lesiones se instalan, el daño puede no revertirse, por eso el tratamiento temprano marca la diferencia entre curación sin secuelas y complicaciones permanentes.

Síntomas por etapas y señales de alerta que no conviene ignorar
La sífilis primaria se reconoce por una llaga única, limpia e indolora en el sitio de entrada de la bacteria, que puede pasar desapercibida. La etapa secundaria puede aparecer semanas después con erupción sin picor que afecta cara, tronco, palmas y plantas, además de fiebre, dolor de cabeza, ganglios inflamados y dolores musculares. En ocasiones hay caída de cabello por áreas y pueden surgir complicaciones como meningitis. Luego llega la fase latente, que puede durar de veinte a treinta años sin señales visibles, aunque la infección persiste.
Sin tratamiento, una parte de los casos evoluciona a la etapa terciaria, en la que el organismo sufre lesiones que pueden comprometer el sistema nervioso central, los ojos, el oído y el corazón. Esas lesiones suelen ser irreversible y reducen la calidad de vida. La clave es no confiarse si una llaga desaparece por sí sola, ya que la bacteria puede seguir circulando y causar daño en silencio mientras pasan los años.
Etapa primaria: llaga indolora que desaparece sola
En la etapa primaria aparece un chancro de bordes firmes y base limpia en genitales, ano, boca o garganta. Esta lesión es indolora y suele desaparecer por sí sola en pocas semanas, sin dejar cicatriz. Aun cuando el chancre ya no se vea, la persona permanece contagiosa si no recibe tratamiento antibiótico adecuado.
Etapa secundaria: erupciones y malestar general
La etapa secundaria puede incluir erupción sin picor en la piel de la cara, el tronco, las palmas y las plantas, además de fiebre, dolor de cabeza, ganglios y dolores musculares. Puede presentarse caída de cabello por zonas y, en algunos casos, aparecen complicaciones neurológicas como meningitis. Estos signos suelen fluctuar y, aunque remitan, la infección sigue activa.
Fase latente y etapa terciaria: riesgo oculto y daño irreversible
La fase latente puede extenderse por décadas sin síntomas, pero la infección no desaparece. Una fracción importante sin tratamiento progresa a la etapa terciaria, con lesiones que afectan el sistema nervioso, los ojos, el oído y el corazón. Ese daño es con frecuencia irreversible, por lo que conviene actuar antes de que aparezcan las secuelas tardías.
Cómo se detecta, se trata y se previene
El diagnóstico se basa en pruebas de sangre que identifican anticuerpos contra la bacteria. A menudo se confirma con más de una prueba cuando corresponde, y se evalúa a parejas recientes para cortar cadenas de transmisión. La detección es posible incluso sin síntomas, por lo que consultar ante llagas, erupciones inusuales o exposición de riesgo ayuda a iniciar el tratamiento oportuno y evitar progresión a compromiso cardíaco o neurológico.
El tratamiento estándar es la penicilina benzatina por vía intramuscular para etapas tempranas y esquemas adecuados para etapas tardías, con alta eficacia si se inicia pronto. En la neurosífilis se usa penicilina por vía intravenosa. El antibiótico elimina la bacteria, pero no repara el daño ya instalado en corazón o cerebro, por lo que se recomienda seguimiento clínico y serológico para verificar la respuesta y evitar recaídas. Durante el proceso se debe suspender la actividad sexual hasta recibir el alta médica.
La prevención combina preservativo, pruebas periódicas y comunicación honesta con parejas. El preservativo reduce el riesgo, aunque no lo elimina por completo si hay contacto con llagas en zonas no cubiertas. Hacer pruebas regulares, avisar a contactos ante un diagnóstico y acudir a consulta ante cualquier lesión o erupción acelera el control de la infección y protege a la comunidad.
