Este es el mejor momento de la semana para tener relaciones sexuales según los expertos

¿Alguna vez ha notado que en ciertos días la conexión fluye mejor? No es casualidad. Varios estudios sugieren que hay momentos de la semana en los que el deseo y el disfrute tienden a subir. El cuerpo manda señales, la mente baja el ritmo y la pareja se encuentra a mitad de camino.
La ciencia apunta a dos ventanas claras. Por un lado, el domingo por la mañana, cuando el ambiente es más tranquilo y el reloj no presiona. Por otro, el jueves, con un impulso hormonal que favorece la libido, sobre todo a primera hora del día. Ambos momentos tienen algo en común, acortan la distancia entre el deseo y la acción, y ayudan a una intimidad más plena.
¿Por qué el domingo por la mañana es perfecto para el sexo?
Un sondeo amplio en Gran Bretaña, con más de dos mil adultos, encontró un patrón llamativo. El domingo por la mañana se asocia con mayor placer y satisfacción. El motivo es simple, después de la semana laboral, el cuerpo descansa y la mente se relaja. Hay menos prisa, menos notificaciones, menos interrupciones. La pareja puede centrarse en lo que siente, sin mirar el reloj.
Este contexto favorece la intimidad emocional. La conversación fluye mejor, el contacto es más consciente y el consentimiento se expresa con claridad. No es solo sexo, es un espacio seguro para reconectar. Muchas parejas describen que el domingo se sienten más unidas, como si el vínculo retomara aire y forma. Cuando el estrés baja, la sensibilidad sube. Y eso mejora la respuesta sexual, tanto en el deseo como en el placer.
Planear no mata la chispa, la convierte en ritual. Un domingo sin agenda abre lugar a gestos simples que cambian el tono del día. Un abrazo más largo, una ducha compartida, una charla sin interrupciones. Este clima ayuda a que la excitación aparezca sin presión. El deseo mutuo sigue siendo el centro. Si uno no está en sintonía, no hay reloj ni ritual que funcione. Escuchar al cuerpo y al otro es lo más importante.
Los beneficios de la relajación dominical
El descanso del fin de semana reduce el estrés y mejora el ánimo. Con menos tensión, el cuerpo se muestra más receptivo. Expertos en salud sexual señalan que estos picos de bienestar emocional suelen coincidir con encuentros más placenteros. No es magia, es fisiología y cuidado del vínculo.
Varias parejas reportan que el domingo sienten mayor satisfacción. No por una técnica nueva, sino por estar presentes. El cerebro procesa mejor el placer cuando no hay distracciones. La oxitocina, asociada al vínculo, ayuda a crear una sensación de cercanía que se mantiene durante el día. La sensación de equipo se refuerza y el impacto perdura en la semana.
¿Cómo preparar un domingo íntimo?
La preparación no requiere grandes planes. Un desayuno juntos, un paseo corto, un masaje suave con aceite que ya esté a mano. Pequeños detalles crean una atmósfera cálida. La idea no es forzar, es invitar. Si surge el deseo, se sigue. Si no, igual se ha cuidado la relación. Respetar el ritmo de cada uno fortalece la confianza y evita la presión.
También ayuda cuidar el sueño la noche anterior. Un descanso adecuado mejora la energía y la atención. Apagar pantallas, bajar luces y evitar compromisos temprano hace la diferencia. El domingo empieza el sábado, con decisiones que priorizan el bienestar común.

El jueves: cuando las hormonas alcanzan su pico semanal
Otra línea de investigación, difundida por la London School of Economics, sitúa el jueves como el día con mejor sintonía hormonal para el deseo. A mitad de semana larga, el cuerpo muestra niveles más altos de hormonas sexuales, lo que facilita la libido y la respuesta al estímulo. Es un equilibrio interesante, todavía hay ritmo de trabajo, pero la fatiga del inicio ya bajó.
Este día actúa como bisagra entre la productividad y el descanso. La mente llega más despejada que el lunes, y el ánimo suele ser más positivo. Varias fuentes señalan que la mañana es el momento ideal. El cuerpo está fresco, la cabeza no carga aún con el peso del día y la energía acompaña. En contraste, el lunes concentra más tensión y cansancio. Es el peor día para la mayoría, por pura lógica de calendario y estrés.
Organizar un encuentro el jueves por la mañana puede sonar poco práctico, aunque puede ser más sencillo de lo que parece. Basta con adelantar un poco la hora de despertar y cuidar una rutina corta. Un beso largo, unos minutos sin móvil, la habitación ventilada, sábanas limpias. Son ajustes pequeños que cambian por completo el clima.
El rol de las hormonas en el deseo
La biología no lo es todo, pero suma. Hormonas como la testosterona y el estrógeno suben hacia el jueves en muchas personas. Ese impulso se traduce en mayor atracción, más facilidad para excitarse y mejor respuesta orgásmica. También se nota en el humor. Se siente más energía y se perciben con más claridad las señales de cariño.
Este pico hormonal suele sincronizarse mejor entre hombres y mujeres a mitad de semana. Esa sintonía reduce fricciones, hace más fácil encontrarse y mejora la calidad del encuentro. No es una promesa de placer garantizado, es un contexto favorable que conviene aprovechar si ambos lo desean.
Razones para elegir la mañana del jueves
A primera hora, incluso cerca de las 7:30, el cuerpo suele estar en su punto óptimo. La mente está limpia, la piel responde mejor y la atención está presente. Además, se evita el desgaste de la tarde, cuando el cansancio cae como una piedra. Este momento puede marcar el tono del día, y hasta del fin de semana que se acerca.
Un encuentro breve, cuidado y consensuado basta para dejar una estela de buen ánimo. La oxitocina refuerza el vínculo, el estrés baja y la pareja siente más confianza. Es una forma de autogestión del bienestar. Un pequeño oasis que se planta en la mitad del desierto semanal.
La logística importa. Preparar la noche anterior lo básico ayuda mucho. Ropa cómoda a mano, el teléfono en silencio, la alarma cinco minutos antes. Pequeños pactos facilitan que el plan no fracase por detalles. Si no se puede esa semana, no pasa nada. La idea es sumar opciones, no agregar presión.
Más allá del día: consentimiento, cuidado y conexión
Elegir el mejor momento no es una orden, es una guía. La pareja gana cuando se escucha. Si el domingo asoma el deseo, se honra. Si el jueves la química explota, se celebra. Si no, se pospone. Lo esencial es mantener la confianza y el respeto.
El contexto ayuda, sin duda. Aun así, el deseo es cambiante. El ciclo menstrual, la carga mental, el sueño y la salud influyen. Hablar de ello con franqueza quita peso y evita malentendidos. La comunicación es el mejor lubricante emocional.
También conviene recordar que el placer no se mide por duración o por estadísticas. Se valora por calidad, por presencia y por cuidado mutuo. Un encuentro corto y atento vale más que un maratón desconectado. La sintonía se construye día a día, con gestos, humor y paciencia.
¿Cómo integrar estos hallazgos en la rutina semanal?
Una agenda flexible marca la diferencia. Reservar la mañana del domingo como espacio de calma ayuda a que la intimidad no compita con tareas. Explorar la mañana del jueves como un lujo breve puede ser un regalo compartido. No hace falta anunciarlo con fanfarria. Se sugiere, se prueba y se ajusta.
Crear señales compartidas funciona. Una palabra clave, una nota en la nevera, una canción al despertar. Son anclas que recuerdan que la relación merece tiempo de calidad. Si la semana se complica, se vuelve a intentar la siguiente. La constancia suave supera la perfección.
Cuidar el entorno también suma. Orden básico, luz agradable, temperatura cómoda, hidratación a mano. No es obsesión, es cuidado. El cuerpo se relaja cuando el espacio contiene. El placer crece cuando el mundo se apaga un rato.
¿Domingo o jueves? La respuesta que une ciencia y vida real
Los datos apuntan en dos direcciones que se complementan. El domingo por la mañana brilla por la relajación y la conexión emocional. El jueves destaca por el impulso hormonal y el buen ánimo de mitad de semana. Ambos momentos invitan a una experiencia más intensa y cercana.
La elección final la hace cada pareja. Se trata de acuerdo mutuo, disfrute genuino y cero presiones. La curiosidad ayuda. Probar, observar y conversar. Ajustar con cariño. El objetivo no es cumplir una receta, es construir una intimidad que se sienta propia, viva y sostenible en el tiempo.