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En forma

Este es el peor momento del día para hacer ejercicio

La hora elegida para entrenar tiene un efecto directo en la salud física y mental. El ritmo circadiano regula el sueño, la energía y las hormonas, y los estudios recientes demuestran que no todos los momentos del día ofrecen los mismos beneficios al ejercitarse. Entender cuál es el peor momento para entrenar ayuda a optimizar el rendimiento y el descanso, factores que marcan la diferencia en el bienestar a largo plazo.

Consecuencias de hacer ejercicio en las horas previas a dormir

Realizar actividad física intensa en las cuatro horas previas al sueño puede resultar perjudicial para el descanso. Si bien el ejercicio cotidiano mejora la calidad del sueño y disminuye el insomnio, la intensidad y el horario son determinantes. Los estudios más recientes muestran que entrenar muy cerca de la hora de dormir altera los ciclos de sueño y reduce el tiempo en sueño profundo, el más importante para la recuperación física y mental.

Se observan casos en los que individuos que realizan entrenamiento vigoroso en la noche experimentan dificultad al conciliar el sueño o permanecen inquietos durante la noche, incluso si sienten cansancio físico. La liberación de endorfinas, la elevación de la temperatura corporal y el aumento de la frecuencia cardíaca mantienen al cuerpo en estado de alerta, imposible de apagar con sólo apagar la luz. Además, la fase de recuperación muscular, crucial tras un entrenamiento exigente, no ocurre de forma óptima si el cuerpo no entra en reposo profundo.

Alteraciones en el sueño y descanso reparador

El entrenamiento nocturno intenso puede convertir la cama en una extensión del gimnasio. El organismo necesita pasar a un modo de “reposo” en la noche, pero el efecto residual del ejercicio sostiene el nivel de alerta mucho más allá del tiempo que dura el entrenamiento. El resultado habitual es dificultad para conciliar el sueño y despertares frecuentes.

La calidad del descanso, medida tanto de manera subjetiva como por instrumentos como el Pittsburgh Sleep Quality Index, sufre alteraciones notables. Las personas que suelen ejercitarse tarde reportan menos horas de descanso efectivo y más días sintiéndose cansados al despertar. La explicación radica en la tardía reducción de la adrenalina y otros neurotransmisores que se activan con movimientos potentes y repetidos.

Impacto fisiológico del ejercicio nocturno

La fisiología no miente: el ejercicio vigoroso después de las 21 h eleva la frecuencia cardíaca y la presión arterial durante varias horas. Este aumento mantiene el sistema nervioso simpático en alto, lo que impacta negativamente en la capacidad de relajación y ralentiza la transición al sueño profundo. La temperatura corporal también se encuentra elevada, justo cuando, naturalmente, debería descender para facilitar el inicio del descanso.

El impacto en la variabilidad de la frecuencia cardíaca puede prolongar la sensación de fatiga matutina, dificultar la regeneración muscular y elevar el riesgo de lesiones a largo plazo. Si a esto se suma un retraso en la cena o en la ingesta de nutrientes después del ejercicio, la recuperación global del organismo se compromete todavía más.

Foto Freepik

Comparativa entre otros horarios para ejercitarse: mañana, tarde y noche

Los horarios de entrenamiento influyen de forma diferente en el metabolismo, el control de apetito, la fuerza y la eficiencia hormonal. Optar por entrenar a primera hora, en la tarde o en la noche temprana puede marcar una diferencia en el cumplimiento de objetivos y en la calidad de vida.

Beneficios del ejercicio matutino para pérdida de peso y rutina

Entrenar por la mañana, entre las 5 y 8 a.m., estimula el metabolismo justo cuando los niveles de cortisol y hormona de crecimiento están en su punto más alto. Esta combinación favorece la quema de grasa y ayuda a regular el hambre durante el resto del día, evitando excesos calóricos innecesarios.

El ejercicio al amanecer también sincroniza el reloj biológico con la luz solar, promoviendo ciclos de sueño más estables y facilitando estados prolongados de alerta y concentración. Este hábito refuerza la constancia y permite formar rutinas estables, ya que las distracciones y obligaciones tienden a ser menores en las primeras horas.

Ventajas de entrenar por la tarde o primeras horas de la noche

La tarde y primeras horas de la noche, antes de las 19:30, suelen ser las preferidas por quienes buscan maximizar el rendimiento físico. A esa hora, la temperatura corporal es más alta y el flujo sanguíneo, más eficiente. Esto se traduce en mayor potencia muscular y mejores marcas en resistencia.

La producción de hormonas como la testosterona y la eficiencia de la insulina contribuyen a que estos entrenamientos sean provechosos, sobre todo para quienes buscan tonificación y fortaleza. Además, el entrenamiento vespertino ayuda a liberar el estrés acumulado y, cuando no se realiza muy cerca de la hora de dormir, incluso facilita un mejor descanso por la noche al equilibrar el estado de ánimo y el sistema nervioso.

El disfrute se incrementa cuando el cuerpo se siente fluido y fuerte. Las probabilidades de experimentar satisfacción tras el ejercicio aumentan en horarios donde el cuerpo está completamente despierto y listo para dar más de sí.

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