Este es el rango de inteligencia que tienen las personas comunes según la ciencia

La inteligencia siempre ha fascinado a quienes buscan entender qué nos hace aprender, resolver problemas y adaptarnos a la vida. La ciencia utiliza el cociente intelectual o CI como una de sus principales herramientas para medirla. Si bien este número nos ayuda a comparar capacidades cognitivas, es solo un aspecto dentro del desarrollo humano. La inteligencia se expresa en formas tan variadas como los intereses de cada persona y evoluciona junto con el entorno, la educación y la cultura. Comprender lo que representa pertenecer al grupo mayoritario según el CI ayuda a matizar los mitos sobre “lo normal” y a reconocer la riqueza de diferencias individuales, algo que la ciencia moderna valora cada vez más.
Qué significa ser una persona de inteligencia promedio según la ciencia
El coeficiente intelectual (CI) surgió a principios del siglo XX, cuando los psicólogos Alfred Binet y Théodore Simon buscaban detectar dificultades de aprendizaje. William Stern introdujo la fórmula original: dividir la edad mental de una persona entre su edad cronológica y multiplicar por 100. Con el paso del tiempo, esta medición se ajustó y se normalizó para que la media de la población sea 100 puntos, según una distribución estadística con desviación estándar de 15.
Los test modernos de CI, como las escalas Wechsler y Stanford-Binet, buscan medir habilidades como el razonamiento lógico, la comprensión verbal, la memoria funcional y la capacidad de resolución de problemas. El resultado permite comparar grupos y establecer en qué punto del rango se encuentra una persona frente al promedio. Sin embargo, el CI no mide creatividad, empatía, habilidades sociales ni destrezas físicas o artísticas, dimensiones consideradas por teorías como la de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, que expande el concepto más allá de lo cognitivo.
Una característica importante de estos exámenes es que, a través de su estandarización, se logra que la mayoría de las personas obtengan resultados dentro de un rango definido. Así, la inteligencia promedio está centrada alrededor de la media y cualquier desviación significativa indica un puntaje inusualmente alto o bajo. La confianza en estos test proviene de su alta fiabilidad y su capacidad para predecir ciertos logros académicos, aunque su alcance es limitado para describir la totalidad del potencial humano.

Rangos de CI en la población y características reales de las personas comunes
En la práctica, el 68% de la población obtiene un CI entre 85 y 115 puntos. Este es el rango considerado “normal” o “común”. Personas dentro de este margen aprenden con facilidad en comparación con la media, resuelven retos de la vida diaria y se desenvuelven bien en contextos educativos y laborales estándar. Aquellas con puntajes superiores a 130 pertenecen a la categoría de superdotación, mientras que quienes puntúan por debajo de 70 pueden tener dificultades cognitivas severas.
Tener un CI en el rango promedio no define ni limita el potencial de crecimiento personal. La inteligencia se moldea a través de una combinación de factores genéticos y ambientales. La herencia juega un papel relevante, pero el entorno familiar, la nutrición, la estimulación temprana y el acceso a la educación resultan igual de determinantes. Además, el efecto Flynn ha mostrado que el promedio global de CI puede subir por razones como mejoras en la educación, salud pública y tecnología.
Contar con un CI medio no predice el nivel de éxito profesional o bienestar emocional. Factores como la motivación, el esfuerzo, la creatividad y la inteligencia emocional son igualmente fundamentales y pueden compensar los límites de un CI estándar. Las personas de inteligencia promedio tienden a adaptarse a nuevas situaciones, mostrar flexibilidad mental y resolver problemas cotidianos de modo eficaz. Sus habilidades sociales y emocionales suelen jugar un papel clave en sus relaciones y éxitos diarios, superando a veces las ventajas de un CI superior.
El concepto de inteligencia promedio se amplía cuando la ciencia reconoce que los test formales no capturan el talento para la música, el deporte, el arte o la empatía. Muchas aptitudes valiosas quedan fuera del cálculo, y la riqueza de experiencias y contextos hace que los números no cuenten la historia completa sobre la mente de una persona común.