¿Alguna información? ¿Necesitas contactar al equipo editorial? Envía tus correos electrónicos a [email protected] o ve a nuestro formulario.
Salud

Esto es lo máximo que deberías aguantar las ganas de orinar según los expertos

Orinar es una función básica que muchas veces se descuida por obligaciones diarias o por la costumbre de posponer la visita al baño. Aunque parece inofensivo dejar pasar unas horas, la frecuencia y el tiempo que se retiene la orina pueden afectar la salud urinaria a largo plazo.

Cuánto tiempo es seguro retener la orina según la ciencia

La vejiga de un adulto sano tiene una capacidad funcional que suele rondar entre 280 y 350 mililitros, lo que equivale a poco más de un vaso grande de agua. Los especialistas coinciden en que, para la mayoría de las personas, lo recomendable es vaciar la vejiga cada dos o tres horas. Este rango responde al equilibrio entre la seguridad fisiológica y el ritmo de vida frecuente en la población general.

Quedarse mucho tiempo sin ir al baño de forma ocasional, durante un viaje largo o una reunión, no suele representar un problema grave si ocurre de forma esporádica. Sin embargo, hacer de esta práctica un hábito constante sí puede aumentar el riesgo de alteraciones funcionales y enfermedades del tracto urinario.

La diferencia entre retención ocasional y retención habitual radica en la adaptación de los músculos y nervios de la vejiga: si se acostumbra a no vaciarse por largos periodos, la capacidad de contracción y la señal de urgencia se debilitan con el tiempo. Como resultado, la persona puede perder sensibilidad y tener dificultad para reconocer la necesidad de orinar.

Factores que modifican la frecuencia urinaria

El ritmo con el que se orina varía mucho y depende de diferentes factores personales y ambientales. El consumo de líquidos es uno de los principales: si se bebe más agua, la necesidad de ir al baño aumenta proporcionalmente. Algunos medicamentos, como los diuréticos que se recetan para controlar la presión arterial, estimulan la producción de orina y elevan la frecuencia urinaria.

La edad también influye. En las personas mayores, los músculos del suelo pélvico y la vejiga pierden fuerza, reducen su capacidad y facilitan episodios de fuga involuntaria. A esto se suman enfermedades crónicas, como la diabetes o afecciones neurológicas, que pueden alterar la percepción y el control de la micción.

El consumo de cafeína y alcohol actúa de forma directa sobre la vejiga: ambas sustancias son diuréticas e irritantes vesicales, por lo que aumentan la urgencia de orinar y la cantidad de volumen eliminado. Por otra parte, el sobrepeso, el embarazo y el parto vaginal en mujeres pueden modificar el tono muscular y afectar el control urinario.

Riesgos de aguantar de forma reiterada

Aguantar las ganas de orinar ocasionalmente no suele causar problemas inmediatos, pero si se convierte en costumbre, surgen riesgos reales para la salud. Uno de los más comunes es el desarrollo de infecciones urinarias, sobre todo porque la orina retenida favorece la proliferación de bacterias en el tracto urinario.

Otra consecuencia peligrosa es la distensión excesiva de la vejiga, que puede dañar tanto los músculos como los nervios responsables de la contracción y vaciado. Esto lleva a una pérdida de funcionalidad, dificultad para orinar o, en casos extremos, a una condición conocida como retención urinaria crónica.

El debilitamiento muscular, la alteración neuromuscular, y la aparición de cálculos vesicales (piedras en la vejiga) completan la lista de problemas posibles. Cuando la vejiga se estira más allá de su capacidad natural y la situación se repite, puede producirse incontinencia por rebosamiento y, si la orina fluye de regreso a los riñones, daño renal permanente. La vigilancia de estos signos y la prevención son fundamentales para evitar consecuencias graves.

Foto Freepik

Recomendaciones prácticas para una buena salud urinaria

Cuidar la salud urinaria implica mantener hábitos regulares de micción, sin esperar a que la urgencia sea insoportable. Orinar cada dos o tres horas ayuda a prevenir infecciones y mantiene la función muscular y nerviosa de la vejiga en óptimas condiciones.

Ajustar la ingesta de líquidos según las necesidades individuales, el clima y el nivel de actividad física ayuda a controlar la frecuencia y volumen de orina. Es recomendable evitar el consumo excesivo de café, té, bebidas alcohólicas y refrescos azucarados, ya que actúan como irritantes.

Fortalecer el suelo pélvico con ejercicios específicos, como los ejercicios de Kegel, es una estrategia efectiva tanto en mujeres como en hombres para aumentar el control y la fuerza muscular, prevenir escapes y mejorar la calidad de vida. No se debe ignorar de manera frecuente la urgencia urinaria; hacerlo puede acondicionar negativamente la respuesta neuromuscular y favorecer futuras complicaciones.

Hábitos y estrategias para cuidar la vejiga

Implementar una rutina de horario para ir al baño puede facilitar una buena dinámica vesical, sobre todo para quienes trabajan en puestos sedentarios o con acceso restringido al baño. Repartir la hidratación durante el día en pequeñas tomas y evitar grandes cantidades de líquido por la noche ayuda a reducir el riesgo de despertares nocturnos.

El control del consumo de cafeína y alcohol debe ser parte de cualquier estrategia de prevención, ya que ambas sustancias aumentan la producción de orina y la irritabilidad de la vejiga. Practicar los ejercicios de Kegel de forma constante también favorece el tono muscular y el manejo del peso, otro punto clave para reducir la presión sobre los órganos pélvicos.

Lee también:

Cuándo consultar a un especialista

Existen ciertas señales de alarma que requieren atención médica: cambios bruscos en la frecuencia urinaria, dolor persistente, quemazón, presencia de sangre en la orina, pérdidas involuntarias o infecciones recurrentes. Estos síntomas pueden indicar problemas más serios, como cálculos, tumores o enfermedades neurológicas.

Acudir a un especialista en urología ante cualquiera de estos signos es fundamental para el diagnóstico temprano, el seguimiento y la elección del tratamiento adecuado. La atención oportuna y el seguimiento personalizado garantizan la prevención de complicaciones y el cuidado integral del sistema urinario.

5/5 - (2 votos) ¿Le resultó útil este artículo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *