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Salud

Esto es lo que los hombres deben saber sobre la próstata

Hablar sobre la próstata suele generar cierta incomodidad y dudas en muchos hombres. No es raro esquivar el tema incluso en una reunión entre amigos, aunque todos sepan que, tarde o temprano, puede afectar su vida diaria. ¿Por qué es tan importante prestarle atención a un órgano que ni siquiera se siente hasta que algo no anda bien? La salud prostática incide en la calidad de vida, el bienestar y hasta en el estado de ánimo.

Muchos hombres solo escuchan sobre la próstata cuando aparece un problema, sin embargo, entender cómo funciona y qué hacer para cuidarla es fundamental a partir de los 40 o 50 años. Con frecuencia, existen mitos y falsas creencias que complican la prevención.

¿Qué es la próstata y cuál es su función?

La próstata es una glándula pequeña, del tamaño aproximado de una nuez. Se encuentra bajo la vejiga y delante del recto de los hombres. Forma parte esencial del sistema reproductor masculino. Su función más importante es producir parte del líquido seminal, que protege y transporta los espermatozoides durante la eyaculación. En otras palabras, la próstata tiene mucho que ver con la fertilidad y la salud sexual masculina.

Esta glándula no suele causar molestias en la juventud, pero con el paso de los años puede cambiar de tamaño e influir en la manera en que se orina. La salud de la próstata incide en el control urinario y la vida sexual, dos áreas muy sensibles para la confianza del hombre. Por esto resulta clave conocer sus funciones y por qué debe cuidarse, así como entender que no se trata de un tema exclusivo de la tercera edad.

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Problemas comunes de la próstata en los hombres

El paso del tiempo suele hacer más notorias las molestias relacionadas con la próstata. Entre los problemas más frecuentes destacan la prostatitis (que significa inflamación), la hiperplasia prostática benigna (o crecimiento no canceroso de la glándula) y el cáncer de próstata.

La prostatitis puede aparecer a cualquier edad e, incluso, por infecciones. Sus principales síntomas son dolor al orinar, molestia en la parte baja del abdomen y fiebre. Por otro lado, la hiperplasia prostática benigna aparece sobre todo después de los 50 años. Provoca que la próstata aumente su tamaño y presione la uretra, generando síntomas como flujo débil, dificultad para iniciar o terminar de orinar, y ganas frecuentes de ir al baño, especialmente por la noche.

El cáncer de próstata es uno de los tumores más diagnosticados en hombres a nivel mundial y en América Latina, con un aumento de casos después de los 60 años. Este tipo de cáncer, en muchas ocasiones, crece lentamente y puede pasar desapercibido al principio, por eso es esencial detectar cualquier cambio a tiempo. Los síntomas pueden ser similares a los de la hiperplasia, pero también puede presentarse sangrado, dolor lumbar o pérdida de peso inexplicable.

A menudo, los hombres ignoran estos síntomas pensando que son cosas de la edad. Sin embargo, posponer una consulta solo retrasa el diagnóstico. Acudir al médico ante los primeros signos permite un tratamiento más sencillo y mejores resultados a largo plazo.

Prevención y cuidados para una próstata saludable

Cuidar la salud prostática no se basa únicamente en esperar al diagnóstico, sino en buscar la prevención a través de hábitos sencillos. Mantener una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras y cereales integrales, contribuye a mantener la salud general del cuerpo. Limitar las grasas animales, reducir el consumo excesivo de lácteos y evitar el sobrepeso pueden marcar una diferencia importante con el tiempo.

El ejercicio también juega un papel fundamental. Permanecer activo y evitar el sedentarismo no solo mejora la circulación y el estado anímico, sino que también reduce el riesgo de problemas prostáticos. El control del peso y la presión arterial ayudan al bienestar de la próstata tanto como a la salud del corazón.

Uno de los pilares de la prevención son los controles médicos periódicos. Las consultas regulares con el urólogo deben formar parte de la rutina de salud a partir de los 50 años, o antes si existen antecedentes familiares. Pruebas como el tacto rectal y el análisis del antígeno prostático específico (PSA) aportan información clave sobre el estado de la próstata, ayudando a detectar cualquier anomalía antes de que se manifiesten los síntomas.

Hablar abiertamente sobre estos controles, sin vergüenza ni miedo, debería ser tan normal como consultar por cualquier otra cuestión de salud. La prevención no solo ofrece mayor tranquilidad, sino que permite actuar antes de que los problemas avancen.

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