Estos son los problemas sexuales más comunes a partir de los 60 años
La sexualidad no desaparece con la edad; simplemente cambia. En quienes han superado los 60 años, las relaciones íntimas siguen aportando bienestar emocional y físico. Es cierto que surgen nuevos desafíos por el envejecimiento, pero el deseo de cercanía, placer y conexión permanece intacto.

Principales problemas sexuales en hombres a partir de los 60 años
Entre los hombres mayores, la disfunción eréctil es, por mucho, el reto más común. Se calcula que puede afectar a entre un 12% y un 25% de los varones en esta franja de edad y su incidencia sube conforme avanzan los años. Esta dificultad suele estar muy ligada a factores de salud física, como enfermedades vasculares, diabetes, hipertensión arterial y padecimientos neurológicos. En muchos casos, el mismo envejecimiento de los tejidos y la circulación sanguínea tiene un papel clave.
No hay que dejar de lado los factores emocionales, como la ansiedad, el estrés y hasta la presión de querer “rendir” igual que antes. Estos sentimientos pueden intensificarse si el entorno social o la pareja menosprecian la importancia de hablar del tema o si se vive en silencio la frustración. A pesar de estos obstáculos, existen tratamientos eficaces. Medicamentos como el sildenafil o el tadalafil han cambiado las posibilidades para muchos, solo hace falta consultar sin tabúes para encontrar la solución adecuada.
La eyaculación precoz también sigue presente en la tercera edad. Aunque a veces se relacione solo con jóvenes, este problema puede darse o incluso intensificarse tras los 60 años. Suele provocar malestar, ansiedad y dificultades en la relación. Intervenir a tiempo, con un enfoque que combine tratamiento farmacológico y terapia de pareja, puede mejorar mucho el pronóstico.
El apoyo de la pareja es esencial. Hablar sin miedo y buscar soluciones juntos marca la diferencia. Pensar que estos problemas son definitivos solo aumenta el sufrimiento y retrasa la posibilidad de volver a disfrutar de la sexualidad.
Principales problemas sexuales en mujeres después de los 60 años
El cuerpo femenino también experimenta cambios importantes con la edad, sobre todo ligados a la menopausia. Uno de los síntomas más habituales es la disminución del deseo sexual, que no solo tiene raíz hormonal, sino que a menudo está influida por el bienestar emocional, la autoestima y la situación de pareja.
La sequedad vaginal aparece por la reducción de los estrógenos y puede causar molestias, ardor o incluso dolor durante las relaciones sexuales. Muchas mujeres se enfrentan también al adelgazamiento vaginal y a la pérdida de elasticidad de los tejidos, lo que aumenta el riesgo de pequeñas lesiones e infecciones. Estos cambios generan inseguridad y, a veces, evitan la intimidad por temor al dolor.
Pero no todo está perdido. Actualmente existen lubricantes de calidad médica que reducen el malestar, así como opciones de tratamiento hormonal local supervisadas por especialistas. El manejo de estas dificultades requiere una mirada multidisciplinaria donde la ginecología, la fisioterapia y la psicología colaboran para ofrecer apoyo integral.
El entorno social y la pareja influyen de manera activa: compartir dudas, temores y expectativas sin vergüenza fortalece el vínculo y facilita encontrar alternativas para el placer. Adaptar la vida sexual y buscar otras formas de intimidad es una manera eficaz de seguir disfrutando el erotismo sin presión.

Factores que influyen en la sexualidad después de los 60 y estrategias para mantener una vida sexual satisfactoria
La salud general es uno de los grandes determinantes de la sexualidad a cualquier edad, pero se vuelve aún más relevante en la madurez. Enfermedades como la diabetes, la hipertensión o problemas cardíacos afectan tanto el deseo como la respuesta física. Además, muchos medicamentos para tratar enfermedades crónicas pueden repercutir en la función sexual, alterando lubricación, erección o sensibilidad.
Los hábitos cotidianos inciden en el bienestar sexual. Mantenerse activo físicamente, cuidar la alimentación y evitar el exceso de alcohol o tabaco protegen la salud vascular y hormonal. Otro punto clave es trabajar la salud mental, ya que la depresión, la baja autoestima o el sentimiento de inutilidad pueden inhibir el deseo o generar dificultades para entregarse a la intimidad.
La comunicación en pareja emerge como un recurso poderoso. Hablar de gustos, temores y necesidades fomenta la complicidad y ayuda a ajustar expectativas. Las parejas que logran transformar el modelo centrado en el “rendimiento” o la perfección por uno basado en la cercanía emocional, el afecto y el juego descubren nuevas formas de placer.
El placer no depende exclusivamente del coito. Explorar besos, caricias, masajes y todo tipo de gestos afectivos puede aumentar la satisfacción sexual sin necesidad de llegar a la penetración. Reinventar la sexualidad significa disfrutar del propio cuerpo y el de la pareja con curiosidad y compromiso, adaptándose a los nuevos límites y posibilidades.
Cuando surge un obstáculo que no se resuelve en casa, el apoyo profesional es muy útil. Contar con la orientación de médicos, terapeutas sexuales o psicólogos especializados reduce la vergüenza, ofrece soluciones y ayuda a normalizar la vivencia sexual de las personas mayores. La educación continua y la promoción de una visión abierta sobre el sexo en la vejez son aliados a largo plazo.
Importancia de identificar y abordar los problemas sexuales en la madurez
Reconocer los cambios y desafíos sexuales que llegan con la edad impulsa a las personas mayores a vivir una etapa más saludable y gratificante. La adaptación, la información correcta y la búsqueda de apoyo cuando es necesario hacen posible seguir disfrutando del placer, el afecto y el vínculo emocional que aporta la sexualidad, confirmando que nunca es tarde para el deseo y el bienestar en pareja.