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Pareja

Estos son los tres rasgos que comparten los infieles según expertos y no podrás creer el último

La infidelidad siempre ha llamado la atención tanto de especialistas como de quienes buscan comprender las causas detrás de este fenómeno. Aunque cada caso puede tener matices personales, la psicología moderna señala que existen tres rasgos principales presentes en quienes cometen infidelidad, identificados a partir de investigaciones recientes y la experiencia de terapeutas de pareja. El último de estos rasgos suele tomar por sorpresa incluso a los más escépticos, ya que rompe con varios mitos tradicionales sobre las relaciones.

Los tres rasgos principales de los infieles según la evidencia científica

Quienes eligen ser infieles, según estudios psicológicos publicados entre 2023 y 2025, suelen compartir ciertos patrones conductuales y emocionales que se repiten a nivel internacional. Expertos y terapeutas han encontrado que la combinación de una búsqueda continua de novedad y excitación, una baja tolerancia a la intimidad emocional, y un sentido exagerado de auto-confianza o narcisismo marcan las historias de quienes cruzan este límite repetidamente. Especialistas como la psicóloga Esther Perel y el doctor Rafael Santana subrayan que estos rasgos no solo definen perfiles, sino que también explican cómo actúan y justifican su conducta las personas infieles.

Búsqueda constante de novedad y excitación

Uno de los motores más poderosos de la infidelidad es la necesidad de experimentar nuevos estímulos de forma constante. La ciencia ha vinculado esta inclinación con el funcionamiento de la dopamina en el cerebro, un neurotransmisor que impulsa la búsqueda de placer inmediato. Para muchos infieles, la rutina produce aburrimiento y la sola idea de lo prohibido despierta un deseo irresistible de experimentar. El psicólogo Enrique Echeburúa (2024) señala que este patrón coincide a menudo con estilos de apego ansioso, donde existe temor a la monotonía y se buscan emociones rápidas. En el día a día, se manifiesta como cambios súbitos de intereses, atracción hacia lo desconocido y tendencia impulsiva a aceptar propuestas arriesgadas.

Baja tolerancia a la intimidad emocional

Otro rasgo común en personas infieles es la evitación de la vulnerabilidad real en el plano afectivo. Muchos evitan profundizar y optan por relaciones superficiales, manteniendo una desconexión emocional evidente. Estudios recientes del Instituto de Psicología Clínica Española muestran un fuerte vínculo entre el miedo al compromiso y experiencias de desapego durante la niñez, como abandono o ausencia emocional de una figura cuidadora. Estas personas, al sentir que la profundidad emocional implica peligro, huyen de la entrega y prefieren entornos donde el compromiso es limitado o momentáneo.

Sentido exagerado de auto-confianza o narcisismo

El tercer rasgo, y quizá el más sorprendente para muchos, es la presencia de una auto-confianza desmedida que se traduce en comportamientos narcisistas. Investigaciones de la Universidad Autónoma de Madrid (2025) asocian este rasgo con mayor probabilidad de justificar la infidelidad. Estas personas suelen pensar que merecen más opciones o que las reglas no aplican para ellas. Presentan dificultad para sentir culpa y, a menudo, minimizan el impacto de sus decisiones en los demás. Esta percepción inflada de sí mismos facilita la reincidencia y la negación de responsabilidad.

¿Cómo reconocer estos rasgos en la vida diaria?

Detectar los indicios de infidelidad no siempre es sencillo, pero existen cambios en el comportamiento observables que pueden encender las alarmas en una relación. Los patrónes de uso del teléfono móvil, la atención excesiva a la apariencia física o el aumento irregular de gastos suelen ser los primeros síntomas. A menudo, estos cambios se acompañan de conductas evasivas y variaciones sutiles en el ánimo, mostrando cierta distancia o irritabilidad sin motivo obvio.

Cambios en la comunicación digital

La protección excesiva del móvil, el hábito de eliminar mensajes o utilizar aplicaciones de mensajería en modo privado, son comportamientos cada vez más relacionados con el deseo de novedad y la exploración de alternativas. Este patrón va más allá de la simple privacidad personal: especialistas advierten que estos gestos suelen aumentar cuando la persona busca emociones fuera de casa.

Foto Freepik

Aumento del autocuidado y la apariencia física

La preocupación repentina por la imagen, el inicio de rutinas de gimnasio inesperadas o un mayor gasto en ropa y peluquería suelen coincidir con una etapa de búsqueda de validación afuera de la pareja. Este cambio, a menudo relacionado con un aumento de la auto-confianza exagerada, puede indicar que alguien siente la necesidad de impresionar o agradar a otras personas.

Variaciones en la rutina y en los gastos

Gastos imprevistos, salidas nocturnas que antes no eran comunes o alteraciones en los horarios suelen indicar que la persona está evitando el entorno hogareño y tratando de llenar vacíos emocionales con actividades externas. Esto se relaciona directamente con la baja tolerancia a la intimidad emocional, ya que buscar nuevas experiencias aleja de la cercanía emocional del hogar.

Impacto de los rasgos en la relación y estrategias preventivas

La presencia de estos tres rasgos afecta gravemente a la pareja, socavando la confianza y generando distancia emocional. La percepción de que hay secretos, el aumento del individualismo y la fuga de compromiso debilitan la base de la relación. Sin embargo, la psicología actual ofrece caminos concretos para enfrentar estas problemáticas y fortalecer los vínculos desde el respeto y la conciencia compartida.

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Intervención terapéutica y auto-reflexión

La terapia individual y de pareja desempeña un papel fundamental al momento de abordar tanto la búsqueda compulsiva de novedad como el narcisismo. Los expertos recomiendan sesiones regulares que motiven la auto-observación y la identificación de vacíos internos, promoviendo la sinceridad y el reconocimiento de heridas antiguas que impactan en la vida adulta.

Construcción de intimidad emocional segura

Fortalecer la conexión emocional también es clave para prevenir la evasión afectiva. Ejercicios como las conversaciones estructuradas, donde se comparten experiencias y emociones sin juicios, o la participación en actividades compartidas, ayudan a romper patrones de distancia y a fomentar el compromiso real. El apoyo mutuo y la empatía juegan un papel esencial para construir una intimidad sana.

Establecimiento de límites tecnológicos y financieros

Los acuerdos claros sobre el uso del móvil, el acceso a cuentas y los patrones de gasto se convierten en herramientas preventivas simples y efectivas. Establecer desde el inicio qué comportamientos son aceptables y cuáles no, reduce dudas y tensiones, y protege la integridad de la pareja. La transparencia en estos aspectos puede reforzar la confianza y disminuir las oportunidades de infidelidad.

La comprensión profunda de estos tres rasgos no solo permite anticipar situaciones complejas, sino también tomar medidas proactivas para proteger el bienestar emocional de ambas partes. La oportunidad de sanar y fortalecer una relación existe, siempre que haya disposición y diálogo genuino.

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