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Salud

Estos son los valores normales de la tensión arterial según tu edad

Conocer en todo momento los valores normales de la tensión arterial es esencial para cuidar la salud cardiovascular. La tensión arterial no es un simple número, sino un indicador de cómo está funcionando el corazón y los vasos sanguíneos. Cuando sube o baja fuera de los rangos recomendados, el cuerpo lo nota, aunque a veces pase desapercibido.

¿Qué es la tensión arterial y cómo se mide?

La tensión arterial indica la fuerza que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias mientras el corazón late y descansa. Se compone de dos cifras: la presión sistólica, que es el valor más alto cuando el corazón se contrae, y la diastólica, que es el valor más bajo cuando el corazón se relaja. Ambos valores se expresan en milímetros de mercurio (mmHg).

Un resultado típico de presión puede verse así: 120/80 mmHg. El primer número (120) corresponde a la presión sistólica, mientras que el segundo (80) es la diastólica. Estos valores se consideran de referencia y suelen tomarse como meta en adultos sin condiciones particulares. Si la presión alcanza o supera los 140/90 mmHg, se habla de hipertensión, una condición peligrosa. Si baja por debajo de 90/60 mmHg, se considera hipotensión.

Es clave entender que la tensión arterial no es una cifra estática; varía según la hora del día, la actividad, el estrés y la alimentación. Por eso, los expertos recomiendan mediciones periódicas, preferiblemente siguiendo siempre los mismos métodos y condiciones, para obtener datos fiables que permitan prevenir problemas a tiempo.

Valores normales de tensión arterial según la edad

El paso de los años trae consigo cambios en la elasticidad de las arterias y la función cardiaca, impactando directamente los valores de la presión arterial. Lo que se considera normal a los veinte años no es igual a los setenta. Adaptar el seguimiento y los hábitos a cada etapa es esencial para reducir el riesgo de complicaciones.

A grandes rasgos, los expertos señalan que la presión adecuada para cada edad se sitúa así:

Bebés (1-12 meses)60 – 9030 – 60

Niños (1-5 años)80 – 11050 – 80

Niños (6-13 años)80 – 12050 – 80

Adolescentes (14-19 años)90 – 12060 – 80

Adultos (20-60 años)90 – 12060 – 80

Mayores de 60 años100 – 14070 – 90

Estos rangos ayudan a identificar cuándo un valor está fuera de lo esperado y si es momento de consultar al médico. Las alteraciones en la tensión, tanto al alza como a la baja, pueden producir síntomas como mareos, dolor de cabeza, visión borrosa o palpitaciones. No atenderlas puede aumentar el riesgo de infartos, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia renal.

El envejecimiento, los antecedentes familiares, el sedentarismo, la obesidad o enfermedades como la diabetes modifican los parámetros ideales y la forma de vigilar la presión. Por eso, los controles deben ajustarse a los cambios fisiológicos de cada etapa para prevenir y tratar a tiempo.

Adolescentes y adultos jóvenes

Durante la adolescencia y la juventud, lo ideal es mantener una presión arterial inferior a 120/80 mmHg. El corazón y los vasos en esta etapa suelen estar en buen estado y responden bien al ejercicio regular. Es común observar tensiones ligeramente bajas en adolescentes, un fenómeno normal siempre que no genere síntomas.

El ritmo de vida, las emociones intensas y las primeras experiencias con el estrés pueden causar leves modificaciones, pero, en general, mantener hábitos sencillos como una alimentación equilibrada y la práctica deportiva resultan muy efectivos. Evitar el exceso de sal y el consumo de sustancias estimulantes es importante en estos años para prevenir problemas más adelante.

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Adultos de mediana edad

Pasados los 35 o 40 años, el organismo experimenta cambios graduales: las arterias pierden flexibilidad y es más fácil que la tensión empiece a subir. El rango alrededor de 120/80 mmHg sigue siendo lo adecuado para la mayoría, aunque es normal observar pequeñas elevaciones, sobre todo bajo situaciones de estrés, cansancio o malos hábitos.

El sobrepeso y el sedentarismo empiezan a influir con más fuerza, al igual que el consumo frecuente de alcohol o tabaco. Es el momento de prestar atención a los primeros síntomas como dolor de cabeza, palpitaciones o sensación de fatiga. Realizar revisiones periódicas cobra protagonismo, especialmente si existen antecedentes familiares de problemas cardiovasculares.

Personas mayores y envejecimiento

A partir de los 60 años, los expertos ya consideran aceptable una presión algo mayor, ya que las arterias tienden a ponerse más rígidas. En este grupo, una sistólica de hasta 140 mmHg y una diastólica cercana a 90 mmHg pueden ser razonables bajo supervisión médica y siempre que no existan síntomas ni complicaciones asociadas.

Las personas mayores deben poner especial atención en la monitorización, ya que tanto la hipertensión como la hipotensión pueden provocar eventos graves: desde caídas y síncopes hasta accidentes cerebrovasculares. El control médico frecuente, la adecuación de la medicación y evitar la automedicación resultan críticos. El ejercicio suave y la dieta baja en sal ayudan a mantener valores controlados sin forzar el organismo.

No prestar atención a la presión en la tercera edad es un error común que puede tener consecuencias serias. Un chequeo regular favorece la detección precoz y una intervención segura.

El papel de los hábitos y la prevención en el control de la tensión arterial

La presión arterial puede cambiar de forma significativa según el estilo de vida. Adoptar costumbres saludables blinda el corazón frente a subidas o bajadas peligrosas. Seguir una dieta equilibrada, baja en sal y rica en frutas y verduras, practicar actividad física varias veces por semana y evitar el consumo de tabaco o alcohol reducen el riesgo de hipertensión.

El autocontrol en casa, con un tensiómetro validado y una rutina firme, aporta una visión real de la evolución. Anotar los resultados y compartirlos en consulta médica acelera la toma de decisiones y la personalización de tratamientos. Ante síntomas como dolor de cabeza intenso, mareos, visión borrosa o palpitaciones, lo responsable es consultar de inmediato.

Cuidar la presión arterial durante toda la vida exige compromiso, información y la capacidad de actuar ante los cambios. No hay una sola receta, pero sí una máxima: conocer los valores de referencia en cada etapa y mantenerse activo previene problemas mayores y da años de calidad al corazón.

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