Eyaculación precoz: 3 posiciones para durar más

La eyaculación precoz es el problema de eyaculación más común en los hombres, y rompe con muchos mitos sobre la virilidad y el placer. Alrededor de uno de cada cuatro hombres vive alguna vez este desafío, que puede llegar a impactar la satisfacción de ambos en la relación de pareja. Entender la eyaculación precoz sin tabúes es el primer paso para manejar la ansiedad y acercarse a soluciones reales. Adoptar nuevas estrategias sexuales abre una puerta para transformar la experiencia y mejorar el bienestar sexual juntos.
Comprender la eyaculación precoz y sus factores asociados
La eyaculación precoz se define como la dificultad persistente para controlar el momento de la eyaculación, ocurriendo antes de lo deseado y provocando malestar psicológico. El diagnóstico no depende solo del tiempo, sino del control y cómo este problema afecta la autoestima y la relación de pareja. Sentir vergüenza o culpa solo empeora el círculo de frustración, cuando en realidad existen recursos y soluciones eficaces.
La ansiedad, el estrés y la presión por “rendir” pueden aumentar el riesgo, mientras que hábitos como evitar los descansos o mantener ritmos acelerados dificultan el control. Es fundamental eliminar la autocrítica, priorizar el autoconocimiento y saber que nadie está solo en esta situación. Con información correcta y algunos cambios prácticos, es posible mejorar la confianza sexual.
Tres posiciones sexuales recomendadas para durar más tiempo
El cambio de posición puede marcar la diferencia en el control de la excitación y el tiempo de la relación. No todas las posturas son iguales: algunas favorecen el autocontrol y reducen la estimulación, ayudando a retrasar la eyaculación. Destacan tres posiciones principales para quienes quieren durar más en la cama y compartir momentos de mayor conexión.
Andromaca: la importancia del control y el ritmo
En la posición de Andromaca, la pareja femenina se sitúa encima mientras el hombre permanece acostado. Esta postura disminuye la intensidad de la estimulación peneana, permitiendo prolongar el encuentro sexual. Al estar arriba, la mujer controla el ritmo y los movimientos suelen ser más lentos al inicio, lo cual reduce la probabilidad de una eyaculación temprana. Para un mayor beneficio, es recomendable que ambos se concentren en la respiración, inspirando y exhalando con calma para mantener la excitación bajo control.
Andromaca ofrece la ventaja de dejar que quien suele tener menos prisa lleve el compás, disminuyendo la ansiedad de desempeño y haciendo el placer más duradero.

La cuchara: suavidad y duración en la intimidad
La posición de la cuchara sitúa a ambos acostados de lado, uno detrás del otro. Presenta un entorno íntimo y relajado, favoreciendo el contacto corporal y el roce suave en vez de la penetración profunda. Alcanzar y mantener un ritmo pausado se vuelve más fácil, lo que ayuda a retrasar la eyaculación. Tomarse pausas breves durante el acto y centrarse en las caricias, los besos y el contacto de los cuerpos permite que el deseo se prolongue y que ambos disfruten sin presión.
Este enfoque menos intenso contribuye a que la mente y el cuerpo se relajen, alargando la experiencia y facilitando una conexión emocional profunda. Además, la cuchara facilita que ambos puedan estimularse mutuamente, lo que puede incrementar el placer y el tiempo juntos.
La diosa: conexión emocional y respiración sincronizada
La postura de la diosa consiste en sentarse frente a frente, con la pareja femenina sobre las piernas y ambos abrazados. Se crea así un ambiente de cercanía total, donde el contacto visual y la respiración sincronizada cobran protagonismo. Compartir la respiración, cerrar los ojos y abrazarse favorece la relajación, disminuye la ansiedad y ayuda a bajar el nivel de excitación.
Esta posición invita a desconectar del objetivo de la penetración y centrarse en el momento, explorando el cuerpo, las sensaciones y el vínculo afectivo. La tensión disminuye y el control sobre la eyaculación aumenta, permitiendo que la experiencia sexual sea más serena, consciente y duradera.
En contraste, posturas más intensas o rápidas como la levrette (penetración por detrás) no suelen ser recomendadas para quienes desean retrasar la eyaculación, ya que elevan la estimulación y dificultan el autocontrol.
Otras estrategias para prolongar el encuentro sexual
Más allá del cambio de posiciones, existen otras estrategias que ayudan a controlar la eyaculación. Una de las más efectivas es la gestión de la respiración: respirar lento y profundamente, preferiblemente con el abdomen, ayuda a relajar los músculos y mantener la mente presente. Cuando la excitación sube demasiado rápido, hacer pausas y respirar conscientemente puede marcar la diferencia.
Los ejercicios del suelo pélvico (Kegel) fortalecen los músculos encargados del control durante el clímax. Realizarlos todos los días incrementa la resistencia y el autocontrol. La práctica constante permite identificar el “punto de no retorno” y actuar antes de alcanzarlo.
Reducir el estrés general también es clave; actividades como el deporte, el tiempo libre de calidad o la meditación ayudan a liberar tensiones acumuladas y disminuyen la ansiedad de desempeño. El uso de preservativos puede ser útil, ya que reduce la sensibilidad y ralentiza el avance de la excitación. Elegir preservativos con efecto retardante puede potenciar este beneficio.
No hay que subestimar la fuerza de los preliminares: el juego previo y la exploración sensorial enriquecen el encuentro y restan urgencia a la penetración. Aprender a conocer las propias sensaciones, comunicar los deseos y necesidades a la pareja y practicar con regularidad favorece la confianza y rompe el ciclo de inseguridad sexual.
El control de la eyaculación no se logra de la noche a la mañana, pero el proceso de experimentar, errar, aprender y mejorar puede dar paso a una vida sexual mucho más rica y satisfactoria para ambos. Aceptar la posibilidad de pedir ayuda profesional en caso necesario es también un paso válido y valiente para cuidar el bienestar personal y de pareja.