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Salud

Joroba de búfalo: ¿De dónde proviene esta deformidad? ¿Cómo se puede corregir?

La joroba de búfalo es un bulto graso que aparece en la base del cuello, justo donde empieza la parte alta de la espalda, cerca de la séptima vértebra cervical. No se trata de un problema del hueso ni de la forma de la columna, sino de un acúmulo de grasa densa que se fija debajo de la piel. Suele ser una alteración benigna y, por sí sola, casi nunca provoca dolor intenso, aunque sí puede cambiar la postura, reducir algo la movilidad del cuello y afectar la imagen corporal.

¿Qué es exactamente la joroba de búfalo y cómo se ve?

La joroba de búfalo se presenta como un bulto redondeado en la parte alta de la espalda, en la base del cuello, justo en la unión entre cuello y tronco. Corresponde a una acumulación de grasa muy localizada que se vuelve más compacta y fibrosa con el tiempo. A diferencia de un lipoma, no se desplaza con facilidad al tacto y suele sentirse más firme.

Vista de perfil, la joroba de búfalo crea una pequeña prominencia que rompe la línea natural del cuello y los hombros. No altera los huesos ni las vértebras, pero puede limitar un poco la extensión del cuello, sobre todo al mirar hacia arriba o al intentar llevar la cabeza hacia atrás. Muchas personas describen una sensación de tirantez o cansancio en hombros y zona cervical. En fotos, al recogerse el pelo o al usar ciertas prendas, el bulto puede volverse muy visible y afectar la autoestima de forma importante.

Diferencias con otras deformidades de la columna y bultos grasos

La joroba de búfalo no es lo mismo que una cifosis, que es una curva aumentada de la columna dorsal, ni que un lipoma aislado. En la cifosis, el problema está en el hueso y en la alineación vertebral; el dorso parece más curvado, pero no hay un acúmulo graso definido en la base del cuello. En la joroba de búfalo, en cambio, la columna suele ser normal y el aumento de volumen se debe a una grasa fija y densa situada bajo la piel.

Tampoco se comporta como un lipoma clásico, que suele ser un nódulo blando y móvil. Cuando hay dudas, la valoración médica resulta esencial para descartar deformidades óseas, lesiones tumorales u otras enfermedades que puedan imitar este aspecto.

Principales causas de la joroba de búfalo: hormonas, fármacos y postura

La joroba de búfalo suele tener varias causas al mismo tiempo. No siempre está ligada al sobrepeso y puede aparecer en personas con peso normal. Factores hormonales, ciertos medicamentos, la edad, la postura y la predisposición genética influyen en cómo se reparte la grasa en el cuerpo y en si se acumula o no en la base del cuello.

Causas hormonales y metabólicas que explican la joroba de búfalo

Algunas enfermedades endocrinas cambian la forma en que el cuerpo almacena grasa. El síndrome de Cushing, caracterizado por un exceso de cortisol, es una de las causas mejor descritas. En este contexto, la grasa tiende a concentrarse en la nuca, el tronco y el abdomen. Otras alteraciones, como el diabetes, los problemas de la tiroides y ciertas enfermedades autoinmunes, también pueden favorecer depósitos grasos en la zona dorsocervical.

Cuando estas condiciones no se tratan, la joroba puede crecer de forma progresiva. Por eso, una joroba de búfalo que aparece sin explicación clara o que aumenta con rapidez debería ser un motivo para consultar al médico y solicitar un estudio hormonal. En algunos casos, tratar la enfermedad de base ayuda a frenar la progresión del bulto y a que los resultados estéticos posteriores sean más estables.

Foto Freepik

Medicamentos, corticoides y otros tratamientos que pueden producir el bulto

El uso prolongado de corticoides y otros esteroides puede redistribuir la grasa corporal y favorecer la aparición de grasa dorsocervical. Esta situación se observa, por ejemplo, en personas tratadas durante mucho tiempo por enfermedades inflamatorias o autoinmunes. En el pasado, algunos antirretrovirales antiguos usados frente al VIH también se asociaban a jorobas de este tipo, debido a cambios marcados en la distribución de la grasa.

Nunca se debe suspender un fármaco sin hablar con el especialista. El médico puede valorar ajustar la dosis, cambiar de tratamiento o controlar mejor los efectos secundarios. Cuando la causa es medicamentosa, corregirla ayuda a que la joroba deje de crecer, aunque la grasa ya formada suele ser resistente y no desaparece por completo solo con dieta o ejercicio.

Edad, genética y postura: por qué se hace más visible con el tiempo

Con el envejecimiento, los músculos del cuello y la espalda pierden tono, la vida sedentaria se hace más frecuente y la cabeza tiende a adelantarse sobre el tronco, sobre todo frente al ordenador o el móvil. Esta combinación crea un escenario ideal para que una pequeña acumulación grasa, que antes pasaba desapercibida, se marque más.

La predisposición genética también cuenta; hay familias en las que varios miembros muestran el mismo tipo de bulto en la base del cuello, incluso sin gran aumento de peso global. Aunque la joroba de búfalo suele ser benigna, las posturas compensatorias pueden generar dolor cervical, tensión muscular y cefaleas, sobre todo cuando la persona inclina la cabeza hacia delante para disimular el bulto o aliviar la tirantez.

Cómo se corrige la joroba de búfalo: tratamientos médicos y opciones estéticas

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Una vez que la joroba de búfalo está bien formada, la grasa se vuelve fibrosa y muy densa. No responde a cremas, masajes ni ejercicios localizados. El cambio de postura y el fortalecimiento muscular mejoran el dolor, la movilidad y, en parte, la apariencia, pero no suelen eliminar por completo el bulto. Por eso conviene diferenciar entre lo que ayuda a sentirse mejor y lo que realmente reduce el volumen graso.

Evaluación médica, fisioterapia y cambios de estilo de vida

El primer paso suele ser consultar al médico de cabecera. Este profesional puede valorar el aspecto del bulto, revisar la historia clínica, pedir analíticas hormonales y, si lo considera necesario, derivar al endocrinólogo para descartar problemas de cortisol, tiroides o diabetes. Tratar la causa de fondo no borra la grasa ya instalada, pero evita que siga creciendo.

La fisioterapia y los ejercicios de fortalecimiento de la musculatura dorsal y cervical ayudan a corregir la postura, reducir la rigidez y aliviar la sensación de peso en hombros y cuello. La pérdida de peso global puede hacer que la zona se vea algo menos prominente, aunque, cuando la grasa es muy fibrosa, la joroba suele mantenerse y solo cambia de forma discreta.

Lipoaspiración de la joroba de búfalo: en qué consiste y qué resultados da

La lipoaspiración es el procedimiento más eficaz para eliminar la grasa localizada de la joroba de búfalo. El cirujano plástico realiza pequeñas incisiones en la piel e introduce una cánula fina para aspirar la grasa en distintos planos, desde los más superficiales hasta los más profundos, con el fin de lograr un contorno homogéneo y sin irregularidades.

Se trata de una intervención corta, de unos treinta minutos, que puede hacerse con anestesia local o general según el caso y el contexto clínico. Cuando la causa hormonal está controlada, los resultados suelen ser estables y las recaídas son poco frecuentes. Por lo general se considera un procedimiento estético, de modo que los sistemas públicos de salud no lo cubren y conviene hablar de coste, recuperación y expectativas realistas con el cirujano.

Tras la cirugía, lo habitual es llevar un vendaje compresivo durante algunos días y tomar analgésicos suaves para controlar las molestias. La mayoría de los pacientes retoma sus actividades habituales en poco tiempo y nota un cuello más liso, una postura más abierta y una mejora clara en su confianza corporal.

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