Las 10 enfermedades que pueden impedirte renovar el carné (y no lo sabías)

En España, muchas personas pueden perder o no renovar el carné de conducir por enfermedades que afectan a la vista, al corazón, al cerebro o a la salud mental, incluso aunque hayan superado el psicotécnico sin problemas aparentes. La DGT no ha sacado una lista secreta nueva, pero sí aplica criterios médicos muy claros: si una patología reduce la atención, altera la conciencia o impide controlar bien el vehículo, el permiso puede limitarse o no renovarse.
Por qué algunas enfermedades te pueden dejar sin renovación del carné
En el reconocimiento médico de conductores se valoran la vista, el oído, los reflejos, la coordinación, el estado mental y el control de las enfermedades crónicas. No basta con pasar las pruebas del centro, en muchos casos la normativa exige un informe médico favorable del especialista, como cardiólogo, neurólogo, nefrólogo, endocrino o unidad del sueño. Los médicos y los centros de reconocimiento ponen el foco en el riesgo de pérdida de conciencia, somnolencia intensa, confusión, falta de fuerza en brazos y piernas o problemas serios para ver u oír con claridad. Si la persona conduce sin estar apta, el seguro puede negar la cobertura de sus propios daños y la compañía puede reclamarle después lo pagado a terceros, aunque la responsabilidad civil a las víctimas se respete para proteger la seguridad vial.
Las 10 enfermedades que pueden impedirte renovar el carné y que pasan desapercibidas
Problemas de vista y oído que afectan a la seguridad al volante
La vista aporta cerca del 90 por ciento de la información al conducir, por eso la agudeza visual para conducir debe ser de al menos 0,5 con gafas o lentillas. Con solo 0,4 el riesgo de accidente se multiplica y la renovación puede quedar en el aire. Patologías como cataratas, degeneración macular o secuelas de una cirugía refractiva sin recuperación completa pueden limitar el permiso, igual que conducir después de una exploración con dilatación de pupilas, que obliga a esperar unas horas. Con la audición ocurre algo parecido, una hipoacusia con más del 45 por ciento de pérdida combinada en ambos oídos, medida en una audiometría, puede impedir renovar el carné por el impacto de la pérdida de audición y carné de conducir en la seguridad.
Diabetes y otros problemas hormonales que pueden causar bajadas de azúcar
La diabetes tratada con insulina es compatible con la conducción, pero solo si existe un buen control y un informe del endocrino que lo acredite. Los episodios de hipoglucemias al volante, con mareo, sudor frío, visión borrosa o incluso pérdida de conciencia, son totalmente incompatibles con una conducción segura y obligan a limitar la vigencia del permiso. Otras alteraciones hormonales, como enfermedades tiroideas o adrenales, pueden provocar debilidad muscular, nerviosismo extremo o cambios bruscos de ánimo que afectan al control del vehículo. En muchos casos se renueva, aunque por periodos más cortos y con revisiones periódicas bajo el criterio de diabetes y renovación del carné y de otras endocrinopatías.
Apnea del sueño y otros trastornos respiratorios que causan somnolencia
La apnea del sueño provoca paradas repetidas de la respiración durante la noche, un descanso de mala calidad y somnolencia diurna que se nota al volante. Estos pacientes suelen necesitar informe favorable de una Unidad de sueño y una vigencia reducida del permiso, a menudo de uno o dos años, para comprobar que el tratamiento funciona. Otros trastornos respiratorios, como enfermedades pulmonares crónicas, pueden provocar fatiga intensa, sensación de ahogo o falta de oxígeno al cerebro, lo que aumenta el riesgo de errores graves en carretera.

Enfermedades del corazón y riesgos de mareo o pérdida de conciencia
Las enfermedades cardiovasculares y carné de conducir están muy ligadas. Tras colocar un marcapasos o un desfibrilador automático, la persona suele pasar un periodo sin conducir hasta que el cardiólogo confirma que todo funciona sin descargas ni complicaciones. Después de un infarto de miocardio o una angina inestable, la recomendación habitual es esperar varias semanas antes de volver al volante. Arritmias graves, insuficiencia cardiaca o un trasplante de corazón solo permiten la renovación si no hay síntomas en reposo y el riesgo de síncope es muy bajo, algo que se refleja en el informe que se valora al hablar de infarto reciente y renovación del permiso.
Enfermedades neurológicas, epilepsia y trastornos del equilibrio
Patologías como la epilepsia, los accidentes cerebrovasculares y sus secuelas, las enfermedades neuromusculares o ciertos trastornos del equilibrio pueden provocar convulsiones, caídas inesperadas, temblores intensos o debilidad en las extremidades. Estos síntomas dificultan sujetar bien el volante, controlar los pedales o reaccionar ante un imprevisto. Por eso la normativa limita a menudo la vigencia del permiso y exige siempre el visto bueno de un neurólogo. Algunas personas pueden seguir conduciendo si llevan tiempo sin crisis y con tratamiento estable, otras en cambio no logran renovar porque el riesgo sigue siendo alto para ellas y para el resto de usuarios de la vía.
Trastornos mentales, del sueño y consumo de medicamentos
La relación entre salud mental y permiso de conducir también es importante. Demencias, esquizofrenia, trastornos graves del estado de ánimo o alteraciones del sueño pueden influir en la atención, la percepción de la realidad y el control de los impulsos. A esto se añaden los efectos de ciertos fármacos, como ansiolíticos, hipnóticos o algunos antidepresivos, que provocan somnolencia o enlentecen los reflejos. Conducir bajo el efecto de medicación contraindicada, sin seguir las indicaciones del médico, puede suponer que el seguro no cubra daños propios y que se considere que no existía una medicación y conducción segura.
Enfermedades renales, de la sangre y problemas del aparato locomotor
La enfermedad renal crónica en fases avanzadas, la diálisis periódica o un trasplante de riñón exigen informes regulares del nefrólogo para poder seguir conduciendo. En el caso del trasplante, suele pedirse un tiempo mínimo sin complicaciones antes de volver al tráfico diario. Las enfermedades hematológicas, como algunas anemias, la hemocromatosis o los trastornos mieloproliferativos, pueden causar mareos, taquicardia, cansancio extremo o falta de aire, situaciones muy peligrosas al volante. El especialista decide cuánto tiempo conviene no conducir y durante cuánto se limita la renovación. Por último, los problemas del sistema locomotor, como malformaciones, amputaciones, falta de fuerza o una estatura que no permite una postura segura ni buena visibilidad, pueden llevar al centro médico a denegar o condicionar el carné, salvo que se adapten mandos especiales o ayudas técnicas que devuelvan un control adecuado del vehículo.
Qué pasa si se conduce sin estar apto médicamente
Cuando una persona conduce sin el informe obligatorio o sabe que su enfermedad le impide renovar, se expone a multas de hasta 6.000 euros y a conflictos largos con la aseguradora. Si ocurre un siniestro, la compañía paga los daños a terceros por responsabilidad civil, pero después puede reclamar al conductor el coste de esos daños si se demuestra que la causa estaba excluida, por ejemplo por conducir sin estar médicamente apto. Además, el seguro puede negarse a cubrir la reparación del coche propio y los gastos médicos del conductor, lo que convierte una imprudencia en un problema económico serio. Por eso resulta sensato que cualquier persona con enfermedad crónica hable de forma abierta con su médico y con el centro de reconocimiento antes de renovar su permiso, como parte de una conducción responsable y de la decisión de cuidar la salud antes de ponerse al volante.
