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Viajes

Las 3 peores prendas para viajar según una azafata

Viajar en avión implica algo más que seleccionar un destino o elegir el asiento de ventanilla. Las decisiones respecto a la vestimenta pueden influir en la seguridad personal, el confort a bordo y hasta en la higiene durante el trayecto. Según la experiencia directa de azafatas, muchas personas subestiman el riesgo que implica no cubrir adecuadamente la piel o elegir prendas poco adecuadas si surge una emergencia en pleno vuelo.

Riesgos y razones detrás de las peores prendas para volar

Las azafatas, que cada día viven la rutina y lo imprevisto de los vuelos, advierten sobre ciertos errores habituales en la ropa de los pasajeros. Los problemas asociados con los shorts, leggings sintéticos y sandalias van mucho más allá del estilo o la moda. Ante situaciones de evacuación rápida como el uso de toboganes inflables, estas prendas pueden dejar la piel desprotegida y aumentar el riesgo de lesiones graves. Además, la cabina de un avión está lejos de ser un espacio totalmente limpio, lo que expone a quienes llevan ropa corta o calzado abierto a más gérmenes y suciedad. Optar por comodidad ignorando la seguridad puede salir caro si ocurre lo inesperado a bordo.

La falta de cobertura amplifica la vulnerabilidad. El contacto con superficies contaminadas, la posibilidad de resbalones en el baño o el roce con materiales abrasivos en caso de evacuaciones urgentes representan riesgos que muchos subestiman. La ropa que protege, en cambio, no solo aporta calor, también brinda una barrera física crucial ante accidentes.

Por qué evitar shorts y monos cortos

Entre las prendas menos recomendables para viajar en avión están los shorts y los monos de tiro corto. Al dejar grandes zonas de piel expuesta, multiplican el riesgo de sufrir quemaduras por contacto directo con los toboganes de evacuación en emergencias. La fricción directa con el material de los toboganes puede provocar lesiones fuertes, que se agravan si además se presenta fuego o situaciones de temperatura extrema.

No solo se trata de la salida rápida en un accidente, también importa la exposición a superficies contaminadas. Los baños de avión y los pisos suelen ser zonas con bacterias y suciedad que se adhieren con facilidad a la piel sin protección. Cubrir las piernas, por mínimo que parezca, reduce la posibilidad de infecciones o reacciones alérgicas. Apostar por pantalones largos ofrece una defensa sencilla pero efectiva frente a estos problemas, sin sacrificar demasiado el confort si se eligen tejidos frescos y cómodos.

El problema de los leggings y prendas sintéticas

Las prendas muy ajustadas elaboradas con tejidos sintéticos, como los leggings de poliéster o licra, representan otro gran error en los vuelos. El riesgo principal está ligado a incendios inesperados o presencia de chispas: los materiales sintéticos pueden derretirse al exponerse a altas temperaturas, quedando adheridos a la piel y complicando lesiones y su tratamiento.

Además, el ambiente presurizado del avión influye en la circulación y la acción de estar sentado mucho tiempo. La ropa demasiado pegada puede aumentar la incomodidad, limitar la movilidad y favorecer la sudoración excesiva, algo especialmente incómodo en vuelos largos. Los leggings no solo son inseguros por el material, sino que a nivel fisiológico pueden dificultar la sensación de confort que tanto busca el pasajero durante el vuelo.

Foto Freepik

Sandalias y calzado inadecuado en vuelo

El tercer gran error, y uno de los más visibles en temporada de calor, es elegir sandalias o cualquier calzado abierto para viajar en avión. Los pies quedan totalmente desprotegidos ante impactos, caídas de objetos o la necesidad de moverse apresuradamente en caso de evacuación. En muchas emergencias, los pasajeros pisan superficies calientes, objetos cortantes o materiales deslizantes, por lo que un zapato cerrado y seguro puede marcar la diferencia.

La higiene sigue siendo otra razón de peso. Los pasillos y baños del avión no están completamente limpios y andar descalzo o prácticamente sin protección multiplica el riesgo de infecciones fúngicas y bacterianas. Incluso pequeños accidentes, como un derrame de líquidos en cabina, pueden resultar incómodos y peligrosos para quienes llevan sandalias. Un pie cubierto no solo cuida la salud, también protege ante cualquier imprevisto en pleno vuelo.

Alternativas seguras y cómodas para viajar

La mejor opción para viajar está en prendas de fibra natural como algodón o lino, que combinan comodidad con protección. Los pantalones largos y las prendas de manga larga resultan aliados clave: evitan el contacto directo con superficies peligrosas y ayudan a regular la temperatura dentro de la cabina, donde puede hacer más frío del esperado pese al clima exterior. La ropa por capas permite a cada pasajero ajustar su abrigo según sus necesidades, sin sacrificar nunca la seguridad.

El calzado cerrado, ligero y que sujete bien el pie, completa un atuendo pensado tanto para el bienestar como para la seguridad. Zapatillas deportivas sencillas o zapatos planos con suela antideslizante reducen riesgos y ofrecen libertad de movimiento al mismo tiempo.

La adaptabilidad es el criterio clave: llevar una chaqueta ligera o un pañuelo grande permite ajustarse a cambios de temperatura, mientras que elegir ropa que no oprima ni moleste durante horas ayuda a mantener la circulación adecuada. Prepararse para imprevistos no significa renunciar a la comodidad, sino priorizar la protección personal en un contexto donde cualquier detalle puede ser determinante.

El consejo de las azafatas nunca falla: piensa en cubrir la mayor parte posible de piel, elige materiales frescos y opta siempre por el confort sin perder de vista la seguridad. Viajar bien vestido es viajar más tranquilo.

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