Las posturas sexuales que duelen más de lo que imaginas

Hay posturas sexuales que prometen más placer y novedad, pero terminan llenas de molestias. Muchas parejas se sorprenden cuando descubren que algunas de las posiciones más populares pueden ser también las más dolorosas.
Expertos en salud sexual y artículos de medios como Soho han señalado que ciertas posiciones se relacionan con molestias intensas, lesiones en la vagina o el ano e incluso fracturas de pene. Tanto hombres como mujeres pueden salir lastimados si se combina falta de lubricación, movimientos bruscos y mala comunicación.
La base para evitar problemas siempre es la misma: consentimiento, lubricación suficiente, respeto por los límites del cuerpo y diálogo constante antes, durante y después del encuentro.
Por qué algunas posturas sexuales duelen más de lo que imaginas
El dolor en una postura suele tener varias causas a la vez. Una penetración muy profunda, un ángulo incómodo o la falta de lubricación pueden irritar tejidos sensibles y producir una sensación punzante, como un golpe interno. Si a esto se suma tensión emocional, poca flexibilidad o poca fuerza en piernas y espalda, el cuerpo se sobrecarga y se resiente.
También influyen condiciones médicas como infecciones, miomas, endometriosis o un suelo pélvico muy tenso. Los sexólogos recuerdan que tanto el pene como la vagina pueden sufrir lesiones traumáticas si el ángulo se fuerza o el movimiento es muy brusco. El dolor repetido es una señal clara para detener la actividad y consultar a un profesional.
Las posturas sexuales que más suelen doler y por qué
Muchas posiciones intensas no son enemigas del placer, pero sí exigen cuidado y atención a cada sensación.
Vaquera y vaquera invertida: cuando el control se vuelve riesgo
En la vaquera clásica, la mujer se coloca encima del hombre, cara a cara. En la vaquera invertida, se sienta de espaldas. En ambas, el peso del cuerpo recae sobre el pene y la penetración suele ser profunda. Estudios recientes señalan que la vaquera invertida aparece en un alto porcentaje de fracturas de pene atendidas en hospitales.
Si el pene se sale de la vagina y choca contra el pubis, un mal movimiento puede doblarlo de forma brusca y provocar una lesión grave. La recomendación de los especialistas es mantener un ritmo suave, usar lubricante, avisar ante cualquier sensación rara y parar de inmediato si hay dolor agudo o crujido.
El perrito y variantes con penetración profunda
En la postura del perrito, ella se apoya en manos y rodillas mientras la otra persona penetra desde atrás. Los expertos citados por Soho señalan que, si la persona receptora no está relajada, la penetración intensa puede chocar con el cuello del útero y producir un dolor punzante en el fondo de la pelvis. Variantes con piernas muy elevadas o recogidas aumentan esta penetración profunda y el riesgo de molestias.
También pueden aparecer dolores de espalda, rodillas o cadera cuando la postura se mantiene mucho tiempo o se fuerza la curvatura lumbar. Ajustar el ángulo, usar almohadas para apoyar el cuerpo o bajar la intensidad ayuda a reducir el impacto.

Posturas sobre mesa o superficies altas como “el chef”
En variaciones tipo “el chef”, una persona se sienta en una mesa o superficie elevada mientras la otra permanece de pie. El problema principal suele ser el ángulo de entrada. A veces es difícil encontrar el orificio vaginal o anal y se producen golpes contra el pubis o la zona perineal, lo que genera dolor inmediato.
La falta de apoyo estable aumenta la tensión en espalda y caderas y eleva el riesgo de resbalones o torceduras. Conviene elegir superficies firmes, ajustar la altura, sostener bien a la pareja y detenerse en cuanto aparezca incomodidad.
Sexo anal: dolor, higiene y seguridad
El sexo anal aparece entre las prácticas que más pueden doler si no se realizan con paciencia. El ano no produce lubricación natural, por eso los músculos necesitan tiempo para relajarse y adaptarse. Una penetración brusca puede causar dolor intenso, fisuras e incluso sangrado.
Los especialistas insisten en el uso de lubricante y preservativo, tanto para reducir el dolor como para bajar el riesgo de infecciones. La persona receptora debe marcar el ritmo, decidir la profundidad y tener la libertad de parar en cuanto sienta ardor o dolor fuerte.
Cómo reducir el dolor y cuidar el cuerpo en la cama
Cuidar el cuerpo en la cama empieza por hablar. Conversar sobre límites, miedos y deseos antes del encuentro reduce la tensión y permite ajustar las posturas a lo que cada quien siente cómodo. Los juegos previos aumentan la excitación y la lubricación natural, lo que hace que la penetración sea menos agresiva.
También ayuda empezar por posiciones menos profundas cuando hay antecedentes de dolor, cambiar de postura si algo molesta y recordar que decir “paremos un momento” es un acto de autocuidado. Si el dolor es frecuente, intenso o deja secuelas, la visita a un profesional de salud sexual, ginecólogo o urólogo es una forma de cuidar la vida erótica a largo plazo.
