Los 5 problemas sexuales más comunes que pueden estar afectándote

Muchísimas personas están convencidas de tener una vida sexual sana, pero los datos de estudios recientes en España muestran que solo una parte acude a revisión profesional o pide ayuda cuando algo no va bien. En la consulta sexológica se ve cada día que los problemas sexuales son frecuentes y afectan al deseo sexual, la excitación, la erección, el orgasmo y también al dolor en las relaciones.
Falta de deseo sexual: cuando el interés por el sexo desaparece
El trastorno del deseo sexual aparece cuando durante un tiempo prolongado casi no hay interés en tener relaciones ni en la masturbación. Muchas personas se sienten desconectadas del cuerpo y lo viven como si el sexo hubiera dejado de existir en su vida. Suelen mezclarse problemas de pareja, cambios en el estado de ánimo, cansancio, estrés, baja autoestima y una educación sexual pobre, cargada de mitos y silencios. Es especialmente frecuente en mujeres adultas, aunque también afecta a hombres y a personas jóvenes. No tiene que ver con pereza ni con falta de amor, sino con un problema de salud sexual que puede trabajarse en terapia sexológica y, cuando hace falta, también médica.
Disfunción eréctil: dificultad para mantener la erección
La disfunción eréctil es la incapacidad persistente para lograr o mantener una erección suficiente para un coito que la persona viva como satisfactorio. Afecta a un número importante de hombres en España y aumenta con la edad, pero cada vez se observan más casos en edades tempranas, donde pesan el miedo al fracaso, la presión por rendir y una información poco realista aprendida en la pornografía. Este problema golpea la autoestima, deteriora la comunicación en la pareja y suele ir acompañado de vergüenza y silencio, lo que retrasa la consulta. Un abordaje médico puede revisar factores vasculares, hormonales o farmacológicos, mientras que la terapia sexual trata la ansiedad, las expectativas irreales y el miedo a fallar.
Problemas de excitación y orgasmo: cuando el cuerpo no responde
En muchas mujeres se observa un trastorno de excitación en el que cuesta notar cambios físicos como la lubricación o la tensión muscular, incluso con caricias agradables. Esto genera miedo a que el encuentro “vuelva a salir mal” y termina agravando la ansiedad antes de cada relación. A esto se suma la anorgasmia, dificultad o imposibilidad para llegar al orgasmo, muy extendida en mujeres y también presente en algunos hombres. En buena parte de los casos no hay una lesión física, sino creencias rígidas, tabúes, mensajes de vergüenza sobre el cuerpo y una educación sexual centrada solo en la penetración. No se trata de que la persona lo haga mal, sino de patrones aprendidos que pueden modificarse con psicoeducación, terapia sexual y un trabajo conjunto con la pareja.

Dolor en las relaciones: dispareunia y vaginismo
La dispareunia es el dolor durante o después del coito, mientras que el vaginismo se refiere a una contracción involuntaria de los músculos de la entrada de la vagina que impide o dificulta la penetración. Muchas mujeres llegan a consulta contando que se “encienden” ya en tensión, esperando que duela, y ese miedo refuerza el círculo de ansiedad, cierre muscular y más dolor. Suelen influir la sensación de peligro, la falta de lubricación, experiencias sexuales previas negativas, una imagen corporal cargada de vergüenza y la ausencia de buena información sobre el propio suelo pélvico. Una parte relevante de las consultas en sexología tiene que ver con este dolor, que muchas asumían como algo normal. Técnicas como la exposición progresiva, la relajación y el entrenamiento placentero ayudan a construir una sexualidad más cómoda y agradable.
Aversión al sexo y rechazo al contacto íntimo
El trastorno por aversión al sexo implica un rechazo intenso al contacto genital o a cualquier situación que pueda acabar en una relación sexual. No es simple desgana, sino un estado en el que la sola idea de una caricia íntima dispara ansiedad, miedo e incluso respuestas físicas de huida o bloqueo. Suele relacionarse con experiencias previas negativas, mensajes muy rígidos sobre la sexualidad aprendidos en la infancia o una educación basada en la culpa. Se observa con más frecuencia en mujeres, aunque también aparece en hombres. En estos casos el cuerpo interpreta el sexo como peligro y responde con evitación, nervios y profundo malestar. Una educación sexual respetuosa y la ayuda profesional permiten revisar creencias, sanar heridas emocionales y aprender a vivir el contacto íntimo con más seguridad.
Cómo empezar a tratar los problemas sexuales sin vergüenza
La vergüenza, el miedo al juicio y la sensación de fracaso hacen que muchas personas mantengan estos problemas en secreto durante años, cuando la mayoría de disfunciones sexuales tienen tratamiento y buen pronóstico. En sexología se usan herramientas como el entrenamiento placentero, que invita a centrarse en caricias no genitales para rebajar la presión sobre el rendimiento, la psicoeducación, que mejora la información y rompe tabúes, la reestructuración cognitiva, que cuestiona creencias que bloquean el placer, y la exposición progresiva a situaciones íntimas para reducir la ansiedad. Mirar la sexualidad como parte de la salud general, igual que cualquier otro aspecto médico, abre la puerta a pedir ayuda a profesionales de la sexología o de la medicina. Buscar apoyo no es un signo de debilidad, sino un acto de cuidado personal y también de cuidado de la relación de pareja, porque la sexualidad puede reaprenderse en cualquier etapa de la vida.
