Los fontaneros tienen un secreto para bajar tu factura de electricidad, ¡y realmente funciona!

En muchos hogares, la factura de la luz sube sin que nadie sepa muy bien por qué. Sin embargo, una parte importante del problema suele estar delante de los ojos: el calentador de agua o termo eléctrico. Este aparato puede llegar a representar alrededor del quince por ciento del consumo total de la vivienda, sobre todo cuando está mal aislado y funciona casi todo el día para mantener el agua caliente.
Por qué los fontaneros miran primero el termo cuando la factura de luz se dispara
Cuando una familia se queja de que paga demasiado en electricidad, el profesional suele fijarse primero en el termo eléctrico. Este equipo está encendido muchas horas al día, incluso cuando nadie se ducha, porque su tarea es mantener el agua del depósito a una temperatura constante. Por eso se convierte en un claro consumo oculto que pasa desapercibido hasta que llega la factura.
Si el termo está en un garaje, terraza cerrada o trastero frío, sin protección alrededor, las pérdidas de calor se disparan. El depósito se enfría rápido, la resistencia se activa una y otra vez y el contador suma kilovatios sin descanso. En instalaciones poco eficientes se estima que un termo sin aislamiento puede desperdiciar cerca del cuarenta por ciento del calor generado, mientras que un buen aislamiento permite recortar varios kilovatios hora al día, en muchos casos alrededor de cinco. Ese cambio supone mucho ahorro de energía al final del mes.
Los fontaneros también recomiendan revisar la temperatura de trabajo. Mantener el agua en torno a unos cincuenta o cincuenta y cinco grados suele ser suficiente para el uso diario y evita que el aparato gaste de más intentando llegar a sesenta o más grados cuando no hace falta.
Cuánto dinero se puede ahorrar aislando el calentador de agua
El aislamiento del termo es una mejora barata si se compara con el efecto que tiene en la factura. Con una inversión pequeña, cercana a cincuenta euros en materiales o en un kit comercial, un hogar medio puede lograr un ahorro cada mes muy visible, sobre todo en invierno cuando la diferencia de temperatura con el exterior es mayor. Muchos usuarios llegan a recortar alrededor de treinta euros mensuales en los meses fríos y en torno a ciento cincuenta euros al final del año solo con esta actuación.
La reducción de consumo se traduce en varios kilovatios hora menos al día, en algunos casos unos cinco, que dejan de aparecer en la factura. El retorno rápido hace que el dinero gastado en aislar el termo se recupere en pocos meses y, a partir de ahí, todo lo que se deja de pagar se convierte en beneficio directo para el bolsillo.
El truco de los fontaneros: cómo aislar el termo con poco dinero
Los profesionales de la fontanería y el mantenimiento aconsejan rodear el termo con materiales que frenen la pérdida de calor. Quien prefiere una solución sencilla puede optar por un kit de aislamiento específico, con material aislante y acabado limpio, que suele rondar los cincuenta euros y se adapta al contorno del depósito. Quien busca gastar aún menos puede recurrir a una solución casera muy usada por muchos instaladores: trabajar con dos mantas de emergencia, papel de burbujas, cinta adhesiva y cuerda o alambre.
El proceso básico es siempre el mismo y conviene seguirlo con calma. Primero, el usuario debe cortar la corriente del termo para trabajar con seguridad y esperar unos minutos a que la carcasa esté templada. Después, se envuelve el depósito con una manta de emergencia, dejando la cara plateada en contacto con el aparato para reflejar el calor hacia dentro. Encima se coloca una capa de papel de burbujas que aporta aire atrapado y mejora el aislamiento térmico. A continuación, se añade otra manta de emergencia por fuera y se fija todo con cinta adhesiva resistente y algo de cuerda o alambre, de manera firme pero sin apretar en exceso.
Los fontaneros recuerdan que nunca se deben cubrir mandos, luces de control, termostatos, válvulas de seguridad ni conexiones eléctricas. También aconsejan aprovechar el momento para revisar si hay pequeñas fugas en las uniones y valorar una limpieza interna de cal, ya que un termo lleno de depósitos rinde peor y gasta más para ofrecer el mismo resultado. Combinar aislamiento, buen estado del depósito y una zona de instalación lo más resguardada posible es una fórmula muy eficaz para contener el gasto.

Consejos extra de fontanero para exprimir el ahorro de electricidad
Muchos profesionales añaden otros hábitos sencillos para reforzar todo este trabajo. Insisten en buscar y reparar fugas en tuberías y grifos, porque cada gota que se pierde es agua caliente que se ha pagado sin usar. Recomiendan revisar la cal acumulada en la resistencia y en las paredes internas del termo, sobre todo en zonas de agua dura, ya que esa capa actúa como abrigo del propio calentador y le obliga a consumir más energía para calentar el mismo volumen de agua.
Otra pauta habitual es instalar duchas y grifos de bajo caudal, que mezclan aire con agua y reducen el volumen consumido sin perder sensación de confort. También se proponen los temporizadores programables, muy útiles para que el termo funcione solo en las horas necesarias y no permanezca encendido todo el día, algo que puede recortar el consumo del equipo de forma sensible. Por último, recuerdan ajustar la temperatura del termo unos grados a la baja, porque cada descenso de unos diez grados puede suponer alrededor de un cinco por ciento menos de gasto energético. Incluso pequeños gestos, como colocar paneles reflectantes detrás de radiadores eléctricos, ayudan a dirigir mejor el calor hacia la estancia y no hacia la pared.
Quien quiera aplicar el secreto de los fontaneros puede empezar hoy con una revisión sencilla de su instalación. Basta con observar el termo, comprobar si está en una zona fría y desprotegida y decidir si conviene aislar el termo con un kit comercial o con una solución casera a base de mantas de emergencia y papel de burbujas. Este gesto, unido a pequeñas mejoras como bajar un poco la temperatura, reparar fugas y limpiar la cal, marca la diferencia entre pagar de más cada mes o pagar menos luz sin renunciar al confort. Al final, un calentador bien cuidado, aislado y ajustado permite gastar menos energía, cuidar el bolsillo y reducir el impacto en el medio ambiente con un esfuerzo asumible para cualquier hogar.
