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Sexo y relaciones

Mi pareja quiere sexo todo el tiempo: ¿Cómo manejar su adicción sexual?

Cuando una persona siente que su pareja quiere sexo a todas horas, suele preguntarse si se trata de algo normal o de una posible adicción sexual o hipersexualidad. La situación genera cansancio, confusión y a veces culpa, sobre todo si el deseo de ambos no coincide.

Qué es la adicción sexual y en qué se diferencia de un alto deseo

La adicción sexual o hipersexualidad se entiende hoy como un patrón repetido de conductas sexuales que la persona no logra controlar y que le provocan malestar y conflictos en su vida. No se trata solo de tener muchas ganas, sino de sentir que el impulso manda por encima de los acuerdos, del tiempo y de las consecuencias. Un alto deseo sexual saludable existe cuando hay respeto, negociación y espacio para el no, aunque la libido sea intensa. En cambio, el comportamiento adictivo aparece cuando el sexo ocupa casi todo el foco, se dejan de lado otras áreas importantes y la relación comienza a sufrir. Por ejemplo, la pareja insiste cada noche aunque el otro esté agotado, se enfada si no hay sexo y después dice que no sabe qué le pasó.

Señales de que no es solo gusto por el sexo

Hay señales que orientan a pensar que no se trata solo de placer. La persona puede pasar gran parte del día fantaseando con sexo, revisar de forma compulsiva contenido erótico o buscar contactos en secreto. En la intimidad, insiste aunque el otro muestre incomodidad, se irrita con facilidad si no hay respuesta y aparece una clara pérdida de control. A menudo hay mentiras sobre tiempo en redes, pornografía o encuentros, y después del acto surgen culpa o vergüenza. Cuando la vida de pareja gira casi por completo alrededor del sexo, aumenta el malestar emocional y se deterioran la confianza y la conexión afectiva.

Cómo hablar con la pareja que quiere sexo todo el tiempo

La comunicación abierta es un primer paso clave. Conviene elegir un momento tranquilo, sin prisas ni discusiones recientes, y hablar desde la propia experiencia en lugar de acusar. Frases que describen lo que se siente ayuda más que etiquetas duras, por ejemplo expresar cansancio, presión o tristeza. Es importante marcar límites sanos, nombrar qué cosas generan dolor físico o emocional y aclarar que el consentimiento no es automático por estar en pareja. La conversación se vuelve más constructiva cuando ambos se escuchan con escucha activa, reformulan lo que el otro dijo y muestran respeto mutuo, incluso si no coinciden.

Foto Freepik

Poner límites sin culpa y cuidar el propio bienestar

Quien se siente presionado tiene derecho a decir que no, a pedir una pausa y a proteger su descanso. Poner límites no significa dejar de querer ni abandonar, sino cuidar la propia salud mental y física. Es normal sentirse cansada o cansado, agobiada o asustado ante una demanda sexual constante. Resulta importante no asumir la culpa por la posible adicción de la otra persona y recordar que cada quien es responsable de sus actos. Cuidar la autoestima, mantener actividades propias, apoyarse en amistades de confianza y hablar del tema con alguien profesional cuando haga falta ayuda a sostener esos límites sin remordimiento.

Cuándo buscar ayuda profesional por una posible adicción sexual

Conviene considerar ayuda profesional cuando las peleas por sexo son casi diarias, cuando aparecen mentiras constantes o cuando alguno siente que ha perdido el control. También cuando hay síntomas de ansiedad, tristeza intensa o aislamiento en cualquiera de los dos. La terapia psicológica, la sexología clínica y los grupos de apoyo representan recursos accesibles hoy, tanto en formato presencial como en línea. Pedir ayuda no es un fracaso, es un acto de cuidado hacia la relación y hacia la persona que vive la posible adicción, y también hacia quien la sufre desde el otro lado.

La adicción sexual existe y afecta a muchas parejas, sin que eso signifique que alguien sea débil o defectuoso. No es culpa de quien la padece ni de quien recibe la presión, ambos necesitan información y apoyo. Dar un primer paso, como hablar con calma del tema o buscar fuentes fiables sobre hipersexualidad, ya supone un cambio. Cada pequeño gesto de cuidado, ya sea pedir ayuda o poner un límite claro, abre la puerta a una vida sexual más libre, más segura y más respetuosa para los dos.

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