Olvídate de las deudas: así funciona el famoso “método cascada” que todos están usando
Las deudas se han convertido en una preocupación diaria para muchas familias. No solo afectan al bolsillo, también pesan en la cabeza, aumentan el estrés y rompen la tranquilidad en casa. Cuando los recibos se acumulan, es fácil sentir que no hay salida.

¿Qué es el método cascada y por qué ayuda a olvidarse de las deudas?
El método cascada consiste en ordenar todas las deudas por importe, desde la más pequeña hasta la más grande, y concentrar el esfuerzo en pagar primero la deuda más pequeña. Mientras tanto, se mantiene el pago mínimo en el resto para que no crezcan ni generen recargos.
También se conoce como método de bola de nieve. Al principio el avance parece lento, pero cuando cae la primera deuda, el impulso aumenta y el proceso se acelera. Ese efecto no es solo numérico, tiene mucho que ver con la psicología del dinero.
Cada vez que se borra una deuda de la lista, la persona consigue pequeñas victorias que alimentan su motivación financiera. Esa sensación de avance es una de las razones por las que tanta gente lo prefiere frente a otros métodos más técnicos. No requiere asesoramiento complejo, solo orden, constancia y un plan claro.
La lógica del efecto dominó: una deuda tras otra
El corazón del método es el efecto dominó. Cuando se termina de pagar una deuda, el dinero que antes se destinaba a esa cuota no se gasta, se mueve a la siguiente deuda de la lista. De esta forma, la cantidad que se dedica a amortizar va creciendo poco a poco.
A medida que caen las deudas, hay más dinero disponible cada mes para atacar la siguiente. La persona deja de sentirse ahogada, ve que el plan funciona y recupera control financiero y calma mental.
Lo habitual es dejar la hipoteca fuera de la estrategia, porque se trata de un préstamo de muy largo plazo y, en muchos casos, amortizarla antes no es la opción más rentable. Una vez eliminadas las deudas de consumo, algunas personas prefieren empezar a invertir y construir ahorro en lugar de acelerar la hipoteca.
Cómo aplicar el método cascada paso a paso sin fórmulas complicadas
Para aplicar este enfoque, la persona comienza haciendo un inventario completo de sus deudas. Anota cuánto debe en cada una, a quién, cuál es el pago mínimo mensual y qué tipo de interés paga. Ese vistazo general puede resultar incómodo, pero es la base para recuperar el control.
Después ordena todas las deudas de menor a mayor importe. A partir de ahí, mantiene el pago mínimo en todas y concentra todo el dinero extra en la deuda más pequeña. Ese dinero adicional puede salir de pequeños recortes en el presupuesto, de ingresos extra o de aprovechar mejor los meses con menos gastos.
Cuando la primera deuda queda pagada, la cuota que se destinaba a ella se suma a la segunda deuda. De nuevo se mantiene el mínimo en el resto y se repite el mismo patrón. Esta dinámica crea un claro efecto cascada, cada vez con más fuerza.
Muchos expertos recomiendan introducir un matiz importante. Si alguna deuda tiene intereses altos, sobre todo si el interés superior al 10 %, puede tener sentido adelantarla aunque no sea la más pequeña. Así se evita que los intereses se disparen mientras el método hace su trabajo. En cualquier caso, la clave es la constancia y revisar el presupuesto para liberar algo de dinero todos los meses.

Un ejemplo sencillo de cómo la bola de nieve gana velocidad
Imaginemos a una persona con varias tarjetas y un pequeño préstamo personal. Empieza centrando todos los esfuerzos en la tarjeta con menor saldo, mientras paga el mínimo en las demás. Al principio la reducción parece lenta, pero finalmente consigue su primera deuda saldada y tacha esa línea de su hoja.
La cuota que pagaba a esa tarjeta, sumada al pago mínimo de la siguiente, crea un impulso mayor. De pronto, la segunda deuda cae en menos tiempo que la primera. A partir de ahí, la cantidad que mueve cada mes hacia la siguiente deuda es mucho más alta, lo que genera un progreso rápido.
Esa sensación de avance real, de ver cómo la lista se acorta, produce una motivación extra que anima a seguir el plan. La persona deja de mirar solo los números y empieza a notar que su estrés baja y su capacidad de decisión sube.
Ventajas y límites del método cascada frente al método avalancha
El método cascada tiene varias ventajas claras. Es fácil de entender, no exige cálculos complejos y ofrece resultados visibles en poco tiempo, porque la primera deuda suele caer relativamente rápido. Esto reduce el estrés, refuerza el compromiso y hace más llevadero el proceso de salir de deudas.
Sin embargo, también tiene límites. Cuando existen deudas con tipos de interés muy altos, no siempre es la opción más barata. Pagar primero deudas pequeñas con intereses bajos puede hacer que otros créditos más caros sigan generando muchos intereses durante más tiempo. Además, requiere disciplina para no volver a usar las tarjetas ni pedir nuevos préstamos y pide un presupuesto realista que acompañe al plan.
Aquí entra en juego el método avalancha, que ordena las deudas por interés, de mayor a menor, y prioriza las que tienen el coste financiero más alto. Esta opción suele reducir el total de intereses pagados, aunque puede ser menos motivadora al principio.
Una solución práctica para muchas personas consiste en combinar ambas ideas. Seguir el orden por tamaño para mantener la motivación y al mismo tiempo adelantar cualquier deuda con interés superior al 10 % para que no se convierta en una carga eterna. La mejor estrategia es la que cada persona puede mantener en el tiempo y que encaja con su forma de pensar y de gastar.
Al final, quien quiera aplicar este método solo necesita dar un primer paso sencillo, escribir todas sus deudas en un papel y decidir cuál será la primera que quiere borrar de su vida. A partir de esa decisión, el plan claro del método cascada se apoya en pequeños ajustes de consumo diario y en la firme idea de no seguir acumulando nuevas deudas. El proceso lleva tiempo, pero abre un camino real hacia menos estrés y más sensación de control. Para muchas personas, ese efecto en cadena se convierte en el inicio de una auténtica libertad financiera.
