¿Por qué algunas personas mueren mientras duermen?
Dormir suele ser sinónimo de paz y descanso, pero para algunas personas, la noche esconde riesgos que pueden pasar inadvertidos. La idea de morir mientras se duerme genera temor y asombro, pues se trata de un evento inesperado casi siempre ligado a problemas médicos ocultos. Aunque la cama es un refugio, existen afecciones que actúan silenciadas mientras el cuerpo parece descansar.
Causas más habituales de la muerte durante el sueño
Aunque el motivo específico varía, la ciencia identifica ciertos factores en común. El paro cardíaco es una de las razones más frecuentes. Ocurre cuando el corazón deja de funcionar abruptamente y sin señales previas. El infarto también puede presentarse sin dolor fuerte o síntomas claros, especialmente durante la noche. Las arritmias (alteraciones en el ritmo del corazón) pueden pasar desapercibidas durante años y manifestarse de forma mortal cuando el cuerpo está en reposo. Por otro lado, la insuficiencia cardíaca (cuando el corazón no bombea suficiente sangre) eleva el riesgo de muerte durante el sueño, sobre todo si no se detecta o trata a tiempo. Estas afecciones suelen actuar en silencio, evidenciando la importancia del control médico regular.
El paro cardíaco y su impacto nocturno
Durante la noche, el cuerpo baja su ritmo, incluyendo el del corazón. El paro cardíaco sucede cuando el corazón deja de latir de forma inesperada, interrumpiendo el flujo de sangre hacia órganos vitales. Sin este bombeo, en pocos minutos puede ocurrir la muerte si nadie interviene. El problema es que, en el sueño, el individuo no puede pedir ayuda ni buscar socorro. Factores como antecedentes familiares, problemas previos del corazón, consumo de tabaco e hipertensión aumentan el peligro de un evento así mientras se duerme.
El infarto silencioso mientras se duerme
Un infarto no siempre se acompaña de dolor agudo en el pecho ni de síntomas intensos que despierten a la persona. El bloqueo repentino de una arteria del corazón puede cortar el suministro de sangre y provocar una muerte tranquila pero irreversible. En muchas ocasiones el paciente ni siquiera se mueve. Enfermedades como la presión alta, la diabetes, o los niveles elevados de colesterol sin control hacen más probable que un infarto pase inadvertido. La inactividad propia del sueño hace difícil detectar alarmas a tiempo.
La apnea del sueño y su relación con muertes nocturnas
Existe un enemigo silencioso en los dormitorios llamado apnea del sueño. Consiste en la interrupción repetida de la respiración durante la noche. Las vías respiratorias se cierran por segundos o incluso minutos, evitando que el oxígeno llegue al cerebro y al corazón. Las consecuencias van más allá de ronquidos y cansancio, pues la apnea aumenta el riesgo de arritmia y muerte súbita cardíaca. Lo más preocupante es que la mayoría de quienes la padecen ni siquiera lo sabe, ya que los episodios ocurren sin despertar del todo.
Cómo la apnea del sueño afecta al corazón
Cada vez que ocurre un episodio de apnea del sueño el cuerpo sufre una baja brusca de oxígeno. El corazón responde latiendo rápido o con irregularidad, intentando compensar la falta de oxígeno. Este estrés pone presión extra sobre el músculo cardíaco y puede desencadenar arritmias peligrosas. A largo plazo, el riesgo acumulado provoca daño en los vasos sanguíneos, hipertensión, y aumenta la probabilidad de paro cardíaco durante la noche.
Factores y señales de alerta para prevenir riesgos
Varios factores aumentan el peligro de morir súbitamente mientras se duerme. La obesidad y la presión alta encabezan la lista, seguidas por el tabaquismo, el abuso de alcohol, y los antecedentes familiares de problemas cardíacos. Hay señales que pueden funcionar como advertencia: ronquidos fuertes, sensación de cansancio extremo durante el día, y pausas en la respiración mientras se duerme. Tomar en serio estos síntomas y acudir al médico puede salvar vidas. Realizarse estudios y cambiar hábitos como la alimentación o el ejercicio puede reducir notablemente el riesgo.