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Salud

¿Por qué algunas personas “ven una luz” antes de morir?

Cuando la vida pende de un hilo, muchos narran la visión de una luz intensa, a veces al final de un túnel. Estas experiencias cercanas a la muerte, o ECM, aparecen en paros cardíacos y situaciones de amenaza extrema. La ciencia ofrece hipótesis neurobiológicas que ayudan a entender estas percepciones, mientras que para otras personas tienen un significado espiritual profundo.

Experiencias cercanas a la muerte: qué son y por qué algunas personas ven una luz

Una ECM es un conjunto de percepciones intensas que ocurren cuando la vida está en riesgo, ya sea por una amenaza física real o percibida. Suelen reportarse durante paros cardíacos, traumatismos o cuadros críticos, aunque también pueden aparecer en crisis de ansiedad extrema. Muchas personas describen una luz blanca que guía, la sensación de túnel, una calma inusual y la impresión de estar separadas del cuerpo. También surgen recuerdos muy vívidos, como si la memoria se activara en secuencia rápida.

La idea de “salir del cuerpo” y “ver una luz” tiene correlatos plausibles en el cerebro. Tras el paro cardíaco, la conciencia no se apaga de inmediato. Hay reportes de actividad eléctrica organizada, breve, que se mantiene por algunos segundos. Algunas estimaciones sitúan esta ventana entre 2 y 20 segundos, lo que podría permitir percepciones muy nítidas antes de la pérdida total de conciencia. Esa brecha temporal no explica cada detalle del fenómeno, pero ayuda a entender por qué muchas vivencias se sienten reales, coherentes y cargadas de emoción.

Los relatos son valiosos para la persona que los vivió, aunque no todos comparten el mismo patrón. Hay quienes recuerdan mucho, y otros no recuerdan nada. Esta variabilidad no resta peso a las experiencias, solo recuerda que dependen de múltiples factores biológicos y personales.

Relatos frecuentes sin mitos

En los relatos se repiten varias escenas. La luz brillante se percibe como cercana y cálida. La sensación de paz profunda alivia el miedo y reduce el dolor. Algunas personas describen estar fuera del cuerpo, observar a los equipos de salud o a familiares, y revivir escenas de la vida con gran detalle. No todas las ECM incluyen estos elementos, ni las palabras alcanzan para expresar lo que se sintió. La memoria es selectiva y el cerebro tiende a llenar vacíos. Por eso conviene escuchar sin convertir una experiencia en regla.

¿Cuánto dura la conciencia tras un paro cardíaco?

Cuando el corazón se detiene, el flujo de sangre al cerebro cae de forma abrupta. Aun así, algunos estudios describen actividad consciente breve, entre 2 y 20 segundos, antes de que la conciencia se extinga por completo. En ese lapso, la mente puede generar percepciones potentes y organizadas. El tiempo exacto varía según la persona, la causa del paro y las maniobras de reanimación. Hablar de rangos es más honesto que fijar un número. Lo importante es que esa ventana existe y puede sostener sensaciones muy intensas.

Quiénes podrían ser más propensos a ver la luz

Ciertas disposiciones psicológicas podrían aumentar la probabilidad de una ECM. La disociación describe una separación temporal entre lo que se siente y lo que se percibe del propio cuerpo. La tendencia a la ensoñación facilita imágenes mentales ricas y emotivas. La intrusión REM ocurre cuando fragmentos del sueño REM, con sueños vívidos y atonía muscular, irrumpen en la vigilia. Estas características no determinan una ECM, solo pueden volver más probable que el cerebro genere escenas intensas bajo estrés extremo. Cada caso es único y depende de la salud, el contexto y la historia personal.

Qué dice la ciencia sobre la luz: oxígeno, dióxido de carbono y neurotransmisores

La hipótesis central en neurociencia es sencilla: cuando desciende el oxígeno y aumenta el dióxido de carbono, se produce acidosis y sube la excitabilidad neuronal. El cerebro intenta defenderse con una serie de reacciones químicas. En ese proceso, regiones como la unión temporoparietal y el lóbulo occipital pueden activarse de forma atípica, lo que favorece ilusiones de cuerpo y visión. Se habla de una posible cascada de defensas neurofisiológicas, con liberación de distintas sustancias, que se traduce en imágenes brillantes, sensación de bienestar y una fuerte carga emocional.

En algunos registros clínicos, justo tras el paro cardíaco se detectan picos breves de actividad cerebral. Este tipo de explosiones eléctricas podría apoyar la experiencia de hiperrealidad y el repaso de recuerdos intensos. También se han propuesto ideas emergentes, como la emisión de biofotones por estrés oxidativo, que el cerebro interpretaría como luz. Estas líneas de trabajo aún se investigan. La evidencia crece, aunque persisten preguntas sobre qué combinación de procesos es necesaria para que aparezca la luz.

Hipoxia y acidosis: el cerebro cambia su química

Con menos oxígeno y más dióxido de carbono, el equilibrio químico se desplaza hacia la acidosis. Esto altera la forma en que las neuronas disparan y se comunican. El lóbulo occipital, clave para la visión, puede generar una luz central mientras la periferia se apaga, algo parecido a un túnel. La unión temporoparietal, que integra señales del cuerpo, puede desincronizar sus mapas internos y producir una sensación de salida del cuerpo. Son respuestas conocidas cuando la señal sensorial es pobre y el cerebro intenta completar la escena con modelos internos.

Foto Freepik

La cascada de neurotransmisores y cómo se siente

Ante el peligro extremo, el cerebro libera sustancias que modulan la experiencia. La serotonina se asocia a alucinaciones visuales vívidas cuando sus vías se activan de forma inusual. Las endorfinas y el GABA favorecen la calma y la paz profunda, lo que permite que la persona sienta alivio pese al daño. La dopamina agrega una impresión de hiperrealidad, como si todo fuera más nítido y verdadero. No se trata de un error del sistema, sino de respuestas adaptativas que pueden aumentar la supervivencia, por ejemplo, bajando el dolor o fijando recuerdos útiles.

Otras hipótesis en debate, como biofotones y repaso de recuerdos

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La hipótesis de los biofotones plantea que el estrés oxidativo produciría pequeñas emisiones de luz dentro del tejido cerebral. Aun si esa luz existe, quedaría por explicar cómo se integra en la experiencia consciente. Por otro lado, hay reportes de picos de actividad cercanos al final de la vida, junto con recuerdos muy densos, como un resumen biográfico acelerado. Son avances interesantes, todavía sin una conclusión cerrada. Ciencia en movimiento, con preguntas abiertas y nuevas herramientas por sumar.

Creencias, cultura y preguntas abiertas: cómo hablar del tema con respeto

Para muchas personas, la luz tiene un sentido espiritual o cultural. La lectura simbólica de la experiencia aporta consuelo y coherencia, y puede acompañar el duelo. Conversar sobre los mecanismos cerebrales no invalida ese valor. Dos miradas pueden convivir si se mantiene el respeto. La ciencia describe procesos, la cultura ofrece significado. Integrarlas mejora el cuidado y reduce el miedo.

Visiones espirituales y sentido personal

En varias tradiciones, la luz es guía, paso o abrazo. Ese símbolo puede sostener el ánimo y promover bienestar. Resulta clave evitar comparaciones entre religiones y no jerarquizar relatos. La experiencia pertenece a quien la vivió, y su sentido importa en la recuperación emocional.

Lo que aún no se sabe y cómo avanzar

Quedan dudas sobre qué combinación de hipoxia, acidosis, activación regional y química cerebral basta para una ECM. La variación entre personas es amplia. Se necesitan estudios con más casos, monitoreo durante la reanimación y análisis de actividad cerebral de mayor resolución. En lenguaje simple, hacen falta mejores mediciones en momentos críticos. La investigación avanza, paso a paso, con métodos más finos y una ética que proteja a los pacientes.

Cómo hablar del tema con familias y pacientes

Conviene escuchar sin interrumpir, validar el relato y usar un lenguaje claro. No se imponen creencias, se ofrece acompañamiento. Si la experiencia causa angustia, puede ayudar el apoyo profesional. La prioridad es la seguridad emocional, junto con información honesta que no reste valor a lo vivido. Un diálogo empático reduce el miedo y fortalece la confianza en el cuidado.

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