¿Por qué están aumentando las infecciones de gonorrea y sífilis en Europa?

El aumento de infecciones de gonorrea y sífilis en Europa genera preocupación entre los profesionales de la salud pública. Según datos recientes del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), durante 2023 se notificaron casi 100.000 nuevos casos de gonorrea, lo que representa un incremento del 31% respecto al año anterior. En el caso de la sífilis, el crecimiento alcanzó el 13%, superando los 41.000 casos. Estas cifras, las más elevadas desde el inicio de los registros sistemáticos, muestran que las infecciones de transmisión sexual (ITS) están lejos de estar bajo control. Abordar esta situación resulta esencial para proteger la salud sexual tanto individual como colectiva.
Aumento significativo en las notificaciones de casos
Entre 2014 y 2023, la incidencia de gonorrea aumentó un impresionante 321% en Europa. La tasa actual se sitúa en 25 casos por cada 100.000 habitantes y alcanza su pico en países como Irlanda, Luxemburgo e Islandia. El panorama de la sífilis, por su parte, muestra una incidencia de 9,9 casos por cada 100.000 habitantes. En ambos casos, los registros de 2023 suponen un récord histórico.
La clamidia sigue siendo la ITS bacteriana más frecuente, aunque su crecimiento se ha desacelerado durante el último año. Sin embargo, se mantiene una alta incidencia en mujeres jóvenes de 20 a 24 años.
Poblaciones más afectadas y distribución demográfica
El análisis demográfico revela que la mayoría de los diagnósticos de gonorrea corresponden a personas de 25 a 34 años, y en particular, a hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH), quienes representan hasta 58% de los casos. En la sífilis, esta proporción es todavía mayor, llegando al 72% en el grupo HSH. Los datos también muestran una preocupante aparición de sífilis congénita, con 78 casos notificados en 2023 en trece países, lo que evidencia la transmisión de madre a hijo y riesgos significativos para la salud materno-infantil.
Resistencia antimicrobiana
El tratamiento de la gonorrea enfrenta una amenaza creciente: la resistencia antimicrobiana. Nueve países europeos han reportado altos niveles de resistencia a la ceftriaxona, el antibiótico de referencia. La presencia de cepas multirresistentes complica la gestión de la infección y limita las opciones terapéuticas, lo que pone en peligro la salud pública y fortalece el argumento a favor de la vigilancia activa y el uso responsable de antibióticos.
Factores sociales, tecnológicos y conductuales detrás del incremento
La evolución de los hábitos sexuales en Europa explica en parte el ascenso de estas infecciones. El menor uso de preservativo, el aumento del número de parejas sexuales y el auge de prácticas de riesgo, como el chemsex, han propiciado un entorno favorable para la transmisión. Internet y las aplicaciones de citas facilitan el contacto entre personas, acortando las cadenas de transmisión. La globalización, la movilidad y la visibilidad de redes sociales han cambiado la percepción del riesgo e incentivado nuevas formas de interacción sexual.

Acceso a diagnóstico, cribado y aparición de nuevas tecnologías
La mejora en los métodos de diagnóstico juega un papel doble. Por un lado, las pruebas PCR y sistemas de cribado más eficientes permiten identificar infecciones que antes pasaban desapercibidas, elevando el recuento de casos notificados. No obstante, el acceso desigual a estos recursos entre distintas regiones y poblaciones puede dejar brechas de diagnóstico, perpetuando focos de transmisión. El avance tecnológico ha traído también diagnósticos en el hogar, algo atractivo para los jóvenes, pero aún insuficiente en el acceso generalizado.
Impacto de la pandemia de COVID-19 en las tendencias de transmisión
El periodo de confinamiento por la COVID-19 tuvo efectos mixtos. Inicialmente, se evidenció una disminución en las notificaciones debido a la restricción de movilidad y el cierre temporal de centros de diagnóstico. A medida que se levantaron las restricciones, las infecciones resurgieron con mayor fuerza, potenciado por una disminución en la percepción del riesgo y la priorización de otras necesidades sanitarias. Muchos programas de prevención y diagnóstico se vieron interrumpidos durante la pandemia, contribuyendo al aumento posterior.
La importancia de la prevención y la educación sexual
Las cifras crecientes remarcan la falta de educación sexual efectiva en muchos países europeos. El estigma que todavía rodea a las ITS dificulta la consulta temprana y el diálogo abierto sobre sexualidad saludable. Promover el uso consistente de preservativos, así como el acceso regular a pruebas diagnósticas en toda la población sexualmente activa, resulta clave para frenar el avance de estas infecciones. La comunicación, la información basada en evidencia científica y la eliminación del estigma social permitirán abordar el problema desde una óptica integral.
El desafío global exige una respuesta coordinada en educación, prevención y tratamiento, involucrando activamente a los servicios de salud, la comunidad educativa y la ciudadanía. El compromiso colectivo es fundamental para cambiar el rumbo de las infecciones de transmisión sexual en Europa y proteger el bienestar de las próximas generaciones.