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Estilo de vida

¿Por qué no deberías depilarte las axilas arrancando el vello?

Hoy en día, muchas personas optan por eliminar el vello de las axilas como parte de su rutina diaria de cuidado personal. La piel suave y sin vello es vista como un estándar de higiene o belleza, sobre todo en temporadas de calor o por practicidad al vestir.

Riesgos y efectos secundarios de la depilación de axilas con pinzas

Arrancar el vello de las axilas con pinzas somete a la piel a un trauma repetido. Esta práctica es una de las más dolorosas porque obliga a la raíz del vello a salir de forma forzada, lo que provoca irritación, enrojecimiento y, con frecuencia, la aparición de bultos o pequeñas heridas. La piel de esta zona es fina y propensa a reaccionar con mayor intensidad frente al tirón constante, por lo que es común experimentar molestias que duran varias horas o incluso días.

El problema no solo es estético. Al manipular la raíz del vello, se pueden dañar los folículos pilosos, lo que aumenta el riesgo de sufrir foliculitis. Esta afección se presenta con piel inflamada y dolorosa, en ocasiones con pus, y puede dejar marcas oscuras difíciles de tratar. Los poros agrandados y la textura áspera son otras consecuencias que afectan el aspecto de la piel y favorecen la formación de manchas o cicatrices, mucho más difíciles de eliminar que el vello en sí.

Arrancar los vellos también puede favorecer el desarrollo de vellos encarnados, ya que la dirección forzada puede hacer que los nuevos vellos crezcan bajo la superficie, generando dolor y posibles infecciones. Para pieles sensibles, los síntomas pueden ser aún más marcados, volviéndose una rutina desagradable y peligrosa a largo plazo.

La depilación frecuente con pinzas, lejos de ser un método inofensivo, puede convertirse en una puerta abierta a la infección bacteriana si no se extrema la higiene en la zona y en el propio instrumento. Además, la exposición repetida de la axila a estos microtraumas puede terminar dejando cicatrices visibles o hiper-pigmentación, problemas que afectan la confianza y bienestar general.

Foto Freepik

Alternativas para la eliminación segura del vello axilar

Existen métodos más seguros y menos agresivos que el arrancado con pinzas. La depilación con cera es popular y elimina el vello desde la raíz, pero puede causar irritación o inflamación de los ganglios si se realiza sin los conocimientos adecuados. Para personas con piel sensible o historial de reacciones, es clave elegir una cera hipoalergénica y acudir a manos experimentadas.

Las cremas depilatorias ofrecen una opción rápida, pero requieren una prueba previa para evitar reacciones alérgicas. En su aplicación, disuelven la estructura del vello sin dañar la piel, aunque no protegen contra la aparición de vellos encarnados si el producto no se elimina correctamente. Este método es cómodo para quienes buscan practicidad y resultados temporales.

El afeitado es una vía económica y accesible, especialmente si se utiliza una rasuradora limpia y gel específico para pieles sensibles. Aunque el vello crece rápido, reduce la agresión directa a los folículos y la piel, minimizando el riesgo de heridas profundas. Se recomienda cambiar la cuchilla con frecuencia y no pasarla a contrapelo para evitar irritaciones.

Para quienes buscan resultados más duraderos, la depilación láser es la alternativa más avanzada. Este procedimiento destruye el folículo piloso sin dañar la piel circundante, disminuyendo progresivamente la cantidad y grosor del vello. Un tratamiento bien hecho reduce el riesgo de infecciones e irritaciones, pero debe ser realizado por profesionales y requiere un cuidado especial antes y después de cada sesión.

Cada método tiene sus ventajas según el tipo de piel, presupuesto y frecuencia de uso. Si existe historial de piel sensible, antecedentes de infecciones, o dudas sobre el procedimiento más adecuado, lo más recomendable es consultar a un dermatólogo o profesional especializado. Ellos pueden guiar sobre la mejor técnica y los productos más seguros, evitando complicaciones a medio o largo plazo.

Cuidado y prevención al elegir cualquier método

El cuidado posprocedimiento es clave para mantener la salud y apariencia de la piel. Después de cualquier tipo de depilación, se recomienda hidratar la axila con productos suaves y evitar la exposición directa al sol o el uso de desodorantes agresivos durante las horas siguientes. La exfoliación suave posterior a la depilación, nunca antes, puede ayudar a reducir el riesgo de vellos encarnados y mantener los poros limpios.

Mantener la higiene de los instrumentos y extremar las precauciones en ambientes húmedos, como el baño o gimnasio, previene infecciones y optimiza los resultados. Además, conviene evitar la depilación cuando la piel está irritada o durante los días previos a la menstruación, ya que la sensibilidad suele aumentar por los cambios hormonales.

Entender que el vello cumple una función de protección natural también ayuda a repensar la frecuencia y necesidad de retirarlo. El vello actúa como barrera contra bacterias y reduce la fricción, por lo que eliminarlo de forma agresiva puede exponer la zona a más riesgos que beneficios. Elegir el método adecuado reduce complicaciones y promueve una relación más sana con el cuidado personal.

En definitiva, arrancar el vello de las axilas con pinzas no solo es doloroso y a menudo ineficaz, sino que puede implicar consecuencias para la salud y la estética de una de las zonas más delicadas del cuerpo. Considerar alternativas más seguras y siempre dar prioridad a la salud de la piel es lo más recomendable para lucir axilas bonitas y saludables a largo plazo.

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