¿Por qué nos mareamos cuando vamos en coche?

Viajar en coche a menudo provoca una sensación desagradable que muchos conocen bien: el mareo. Este malestar aparece de forma inesperada y puede transformar cualquier trayecto en una experiencia incómoda. No es raro que los síntomas empiecen con cierta confusión visual, náuseas ligeras o incluso un sudor frío, hasta llegar a las ganas de vomitar. Aunque cualquiera puede sufrirlo, hay personas que parecen tenerlo “marcado” cada vez que suben a un auto. Entender por qué ocurre ayuda a evitarlo y hace que viajar sea mucho más llevadero.
Causas del mareo al viajar en coche
El mareo al viajar, conocido como cinetosis, aparece por una contradicción sensorial en el cerebro. El cuerpo utiliza varias fuentes de información para mantener el equilibrio y la orientación: la vista, el oído interno (sistema vestibular) y los receptores de músculos y piel. Cuando viajamos sentados y nuestro cuerpo se mueve sin que hagamos esfuerzo, estos sensores no siempre envían mensajes compatibles.
Por ejemplo, los ojos pueden fijarse en un libro o un móvil, transmitiendo que estamos quietos, mientras que el oído interno detecta el movimiento del coche. Esta disonancia provoca confusión y desencadena los síntomas conocidos del mareo: náuseas, sudor frío, malestar general e incluso vómitos.
Niños menores de 12 años, ancianos, embarazadas y personas con ansiedad tienen más posibilidades de sufrir mareo. Su sistema de equilibrio suele ser más sensible o estar menos entrenado para coordinar correctamente la información. También influyen la genética y la capacidad de adaptación, por lo que notar que el cuerpo se habitúa tras varios viajes no es casualidad.
El papel del cerebro y los sentidos
El cerebro actúa como una central que recopila y compara señales sensoriales. Necesita que lo que informan los ojos y el equilibrio del oído medio coincidan. Cuando uno dice “estamos parados” y el otro “vamos en movimiento”, se encienden las alarmas.
La mente interpreta esas señales opuestas como algo riesgoso, similar a lo que ocurre con intoxicaciones, produciendo náuseas y ganas de expulsar lo que hay en el estómago. Este mecanismo es un antiguo “sistema de defensa” que no ha terminado de adaptarse al uso de vehículos modernos.
Cuando los movimientos son suaves o previsibles y estamos atentos al exterior, el cerebro integra mejor las señales y el riesgo de mareo baja mucho. Por eso, quienes conducen raramente se marean, pues están activos y pendientes del entorno, lo que facilita la coordinación entre vista y sensaciones corporales.
Factores de riesgo y grupos de mayor susceptibilidad
El riesgo de mareo sube notablemente si se viaja en el asiento trasero o en sentido contrario a la marcha, lo que suele pasar en algunos trenes o autobuses. En estos casos, la visión del paisaje se reduce o no sigue el sentido real del movimiento, y el desequilibrio sensorial es mayor.
La edad influye mucho: los niños pequeños, cuyo cerebro aún no domina bien el control del equilibrio, tienen más episodios de cinetosis. Es algo parecido a cuando suben por primera vez a una atracción que da vueltas o a un barco movido por las olas, donde todo resulta novedoso y confuso para su organismo.
Personas debilitadas, con enfermedades, embarazadas o con ansiedad también tienden a marearse más porque su organismo maneja peor los cambios en el entorno. No es casual que quienes llevan poco tiempo viajando en barco se mareen enseguida y los marineros no tengan síntomas.

¿Qué empeora o mitiga el mareo en el coche?
La posición que ocupamos en el coche, el tipo de recorrido, la velocidad y la dirección del viaje influyen fortemente en cómo se manifiesta el mareo. Algunos hábitos cotidianos, como leer o usar el móvil, suelen empeorar los síntomas porque aumentan la discordancia sensorial. Por otro lado, ciertas prácticas simples ayudan a reducir el malestar.
Situaciones que desencadenan mayor malestar
Sentarse en la parte trasera, especialmente si no se tiene una vista clara hacia adelante, es una de las posiciones más incómodas. Mirar hacia un punto fijo dentro del habitáculo, como la pantalla del móvil o un libro, engaña a la vista y depriva al cerebro de señales congruentes con el movimiento.
Viajar en carreteras con curvas, firmes irregulares o a gran velocidad suele agravar mucho los síntomas, ya que el cuerpo experimenta cambios bruscos de orientación y aceleración. Tampoco ayuda viajar en sentido contrario al de la marcha (algo muy común en trenes modernos o autobuses), pues la mente tarda más en alinear lo que ve y siente. Por último, la falta de ventilación y el ambiente cargado dentro del vehículo también contribuyen al malestar, pues aparecen sudoración y falta de oxígeno.
Consejos y recomendaciones prácticas
La experiencia demuestra que varias estrategias disminuyen la aparición y gravedad del mareo. Elegir la mejor posición posible dentro del vehículo ayuda mucho. Para adultos, el asiento del copiloto es el ideal, ya que permite observar el camino y anticipar movimientos. Para niños, lo más recomendable es el asiento central trasero, siempre bien asegurados.
Mirar hacia adelante, en el sentido de la marcha y por el parabrisas, mantiene la vista alineada con el movimiento real. Dormir durante el trayecto, cerrar los ojos o conversar para distraer la mente también son prácticas efectivas. Es importante mantener el habitáculo bien ventilado y evitar olores fuertes, así como comer ligero antes del viaje y hacer paradas frecuentes para cambiar de postura y despejarse.
Evitar leer, mirar pantallas o enfocar objetos dentro del vehículo resulta clave, ya que eso engaña al cerebro haciendo creer que estamos quietos cuando en realidad nos movemos. Si surgen los primeros síntomas, un trago de agua fría o un helado pequeño pueden ayudar a frenar las náuseas.
En casos donde el mareo es especialmente intenso o recurrente, existen medicamentos como el dimenhidrinato o los parches de escopolamina, eficaces para prevenir o reducir los síntomas. Se recomienda consultar siempre con un médico o farmacéutico para asegurarse de la dosis correcta y evitar efectos secundarios, sobre todo si se va a conducir.
Además, hoy en día se trabaja en diseño de vehículos más estables y con ventanas amplias para facilitar la percepción del movimiento y entrenar el sistema vestibular, con el objetivo de reducir la incidencia de los mareos durante los trayectos.
Entender estos aspectos y poner en práctica recomendaciones sencillas permite viajar mucho más cómodo y disfrutar el trayecto sin que el cuerpo lo pase mal.