¿Pueden los niveles altos de ácido úrico dañar los riñones?

El ácido úrico es una sustancia natural que el cuerpo produce cuando descompone purinas, presentes en alimentos como carnes rojas, mariscos y bebidas azucaradas. Normalmente, los riñones filtran el ácido úrico y lo eliminan a través de la orina. Sin embargo, cuando los niveles de ácido úrico en la sangre suben demasiado, puede haber consecuencias directas sobre la salud renal. No se trata solo de un marcador de gota. La hiperuricemia puede ser un factor clave en el desarrollo de enfermedades renales, por lo que mantener estos niveles bajo control es fundamental para proteger el buen funcionamiento de los riñones a largo plazo.
¿Cómo afectan los niveles altos de ácido úrico a los riñones?
Un exceso de ácido úrico en la sangre, conocido como hiperuricemia, suele deberse a una combinación de producción elevada y eliminación insuficiente por los riñones. Cuando esto sucede, el ácido úrico cristaliza en distintas partes del organismo, afectando especialmente a los riñones. Los efectos nocivos no solo se limitan a la aparición de gota, sino que pueden provocar daños mucho más serios y silenciosos, como insuficiencia renal, incluso sin síntomas articulares llamativos.
Formación de cristales de urato y problemas renales
El cuerpo elimina cerca del 70% del ácido úrico a través de los riñones. Si hay demasiado ácido úrico en la sangre, este puede formar cristales de urato dentro de los túbulos renales. Con el tiempo, la acumulación de estos cristales puede dar lugar a cálculos renales. También pueden causar inflamación u obstrucción de las vías urinarias, generando dolor intenso, infecciones recurrentes y daño progresivo del órgano.
La formación de cálculos de ácido úrico es más común en personas con antecedentes familiares, hombres de mediana edad, personas obesas, quienes padecen diabetes, hipertensión o consumen dietas altas en purinas. Las mujeres después de la menopausia también pueden verse más afectadas, ya que pierden cierta protección hormonal frente a la hiperuricemia.
Efectos sobre la función renal y el riesgo de insuficiencia
El exceso de ácido úrico en los riñones puede disminuir la capacidad de filtración. Este daño impide que los riñones realicen su trabajo de depuración, elevando el riesgo de insuficiencia renal, una de las consecuencias más serias y muchas veces irreversible. A lo largo del tiempo, la presencia constante de altos niveles de ácido úrico puede llevar a cicatrices en los tejidos renales, dificultando aún más la eliminación de desechos del cuerpo.
Este proceso es silencioso y suele pasar desapercibido hasta que aparecen síntomas graves o daño avanzado. Algunos estudios han mostrado que la presencia de hiperuricemia duplica el riesgo de enfermedad renal crónica, incluso en personas sin otros factores de riesgo aparentes.

Relación con otras enfermedades y factores de riesgo
El metabolismo del ácido úrico se ve afectado por diversos factores, y su impacto sobre los riñones se incrementa cuando existen otras enfermedades asociadas: obesidad, presión arterial alta, diabetes y dislipidemia. Estas condiciones no solo aumentan la producción de ácido úrico, sino que también reducen la capacidad de los riñones para eliminarlo, favoreciendo la aparición de complicaciones.
El uso prolongado de algunos medicamentos, como diuréticos y ciertos inmunosupresores, así como una ingesta alta de alcohol y bebidas con fructosa, también puede elevar los niveles y, en consecuencia, aumentar el daño renal. Estos factores se potencian entre sí, convirtiendo el control del ácido úrico en parte de un enfoque integral para prevenir enfermedades crónicas.
Manejo y prevención de complicaciones renales por ácido úrico alto
Prevenir el daño renal asociado a la hiperuricemia depende de una combinación de control médico, cambios en el estilo de vida y tratamiento específico. La vigilancia periódica de los niveles de ácido úrico permite detectar a tiempo cualquier desviación y reducir el impacto sobre los riñones.
Diagnóstico y monitoreo del ácido úrico
El diagnóstico se basa en análisis de sangre para cuantificar el nivel de ácido úrico, con valores normales que varían entre 3.5 y 7.2 mg/dl en hombres y 2.5 a 6 mg/dl en mujeres. Los análisis de orina de 24 horas ayudan a evaluar si la eliminación del ácido úrico está alterada. Ante la sospecha de complicaciones renales, pueden requerirse estudios de imágenes para descartar cálculos o daño estructural en los riñones.
El monitoreo frecuente de los niveles de ácido úrico es importante en personas con factores de riesgo o antecedentes familiares. Detectar la hiperuricemia antes de que aparezcan síntomas claros es clave para evitar complicaciones mayores.
Recomendaciones para disminuir el ácido úrico y proteger los riñones
Adoptar hábitos saludables es una medida efectiva para bajar el ácido úrico y proteger los riñones. Se recomienda aumentar la ingesta de líquidos (al menos dos litros de agua al día), reducir el consumo de carnes rojas, vísceras, mariscos y bebidas alcohólicas, así como evitar refrescos azucarados. Mantener un peso saludable, controlar la presión arterial y la glucosa en sangre, y optar por una dieta baja en purinas ayuda a cortar el ciclo de daño renal.
En casos donde estas medidas no son suficientes, los médicos pueden indicar medicación que favorezca la eliminación del ácido úrico por los riñones o inhiba su producción. El tratamiento es individualizado y debe acompañarse de controles periódicos.
La educación sobre la relación entre ácido úrico y salud renal permite a las personas entender la importancia de cuidar sus riñones, más allá de evitar un ataque de gota.