El punto U femenino sigue siendo un gran desconocido incluso para muchas personas con vagina. Se trata de una pequeña zona erógena situada entre el clítoris y la entrada vaginal, que tiene un papel clave en la excitación y en la comodidad durante las relaciones sexuales. Cuando se estimula con cuidado, puede intensificar el placer y apoyar la lubricación natural.
Esta área está ligada a las llamadas glándulas de Skene y se ha relacionado con lo que muchas personas conocen como eyaculación femenina. No se trata de una meta obligatoria, sino de una posible respuesta del cuerpo ante una estimulación intensa y placentera. Conocer esta zona ayuda a entender mejor la propia anatomía y a vivir la sexualidad con más seguridad y libertad.
Qué es el punto U femenino y por qué puede aumentar el placer
El punto U es una zona erógena externa situada alrededor de la uretra, justo entre el clítoris y el orificio vaginal. En esa pequeña franja de piel se concentran numerosas terminaciones nerviosas y, bajo la superficie, se encuentran las glándulas de Skene, a las que con frecuencia se llama “próstata femenina”.
Durante la excitación, estas glándulas pueden hincharse y producir un líquido de aspecto blanquecino, parecido al que aparece en la eyaculación masculina. Ese fluido contribuye a la lubricación y hace que las relaciones sexuales resulten más cómodas y agradables. Sexólogos como María Fernanda Prieto recuerdan que el punto U, por sí solo, rara vez lleva al orgasmo en la mayoría de personas con vagina, por lo que se aconseja combinar su estimulación con el clítoris, el punto G u otras zonas erógenas.
Relación del punto U con las glándulas de Skene y la eyaculación femenina
Las glándulas de Skene se ubican a cada lado de la uretra y liberan un líquido que ayuda a humedecer la zona y a facilitar la salida de la orina. Diversas investigaciones señalan que este fluido podría tener propiedades antibacterianas, algo que ofrece cierta protección frente a infecciones urinarias.
Estudios recientes han detectado antígeno prostático específico en este líquido, la misma proteína que segrega la próstata en el cuerpo masculino. Por eso muchos especialistas hablan de “próstata femenina” y vinculan la estimulación del punto U con algunos casos de eyaculación femenina. Esta respuesta no es obligatoria ni marca una sexualidad “más completa”, es solo una forma posible de vivir el placer.
Dónde se encuentra el punto U femenino y cómo reconocerlo en el cuerpo
El punto U se sitúa en la zona que hay entre el clítoris y la entrada de la vagina, alrededor del pequeño orificio por el que sale la orina. No está dentro del canal vaginal, a diferencia del punto G o del punto A, sino en la superficie de la vulva, en una franja corta pero muy sensible.
Quien desee explorarlo puede hacerlo en casa, con calma, intimidad y un buen lubricante a base de agua. La idea es prestar atención a las propias sensaciones, a los cambios de textura y a las respuestas del cuerpo. No hay prisa ni una forma única de sentir, solo un proceso de autoconocimiento progresivo.
Guía sencilla para localizar el punto U con las manos
Para identificarlo, se recomienda lavar bien las manos, aplicar algo de lubricante y adoptar una posición cómoda, ya sea tumbada o sentada. Al separar con suavidad los labios menores, se puede pasar la yema del dedo índice desde el clítoris hacia abajo, deteniéndose antes de llegar al orificio vaginal.
En ese recorrido suele percibirse una pequeña “herradura” o arco que rodea la uretra, con una textura algo más blanda y una sensibilidad especial. Algunas personas lo notan enseguida, otras necesitan varios intentos hasta reconocerlo. No hay fallo posible: cada vulva es distinta y lo importante es explorar sin presión, con curiosidad y respeto.
Cómo estimular el punto U femenino de forma correcta, segura y placentera
Al trabajar esta zona, conviene recordar que es muy sensible. Lo ideal es empezar siempre con una intensidad baja, ir de menos a más, y adaptar los movimientos a lo que la persona sienta como agradable. El consentimiento, la comunicación y el uso de lubricante son básicos, tanto en la autoexploración como en pareja.
Para muchas personas con vagina, la experiencia resulta más placentera cuando se combina la estimulación del punto U con caricias en el clítoris, el punto G, el pecho u otras zonas erógenas. Esta mezcla ayuda a que el placer se expanda por todo el cuerpo y no se concentre solo en un área concreta.
Técnicas básicas con dedos, lengua y juguetes sexuales
Con los dedos, suele funcionar un movimiento suave que dibuje una U invertida alrededor de la uretra. Se puede comenzar con una presión mínima y aumentar solo si la sensación resulta agradable, manteniendo siempre el gesto delicado. Quien tenga pareja puede alternar estas caricias con el masaje del clítoris, creando un ritmo propio.
Durante el sexo oral, la lengua puede seguir un patrón similar, alternando momentos centrados en el clítoris con otros en el punto U. Algunas posturas, como el 69, la cucharita o la flor de loto, favorecen el roce natural de esta zona con el pubis o las manos de la pareja. Los juguetes sexuales también son una opción: vibradores de doble estimulación o lenguas vibradoras que abarquen clítoris y punto U a la vez, siempre con lubricante y con la intensidad más baja al inicio.
Consejos de seguridad, higiene y cuidados de la zona
Antes de tocar la zona, conviene mantener una buena higiene de manos y genitales, y limpiar los juguetes con agua y jabón neutro tras cada uso. Es importante evitar movimientos bruscos sobre la uretra y detener cualquier práctica si aparece dolor, ardor o molestia intensa. En caso de infecciones urinarias, lo prudente es dejar la zona en reposo hasta que todo vuelva a la normalidad.
La masturbación consciente ayuda a descubrir qué ritmo, qué tipo de caricias y qué combinación de zonas genera más bienestar. No todas las personas con vagina sienten lo mismo al estimular el punto U y eso es completamente normal. Conocer esta zona se convierte, al final, en una herramienta más para entender el propio cuerpo, sumar placer y reforzar una sexualidad libre y cuidada, siempre al propio ritmo y sin obligaciones.
