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Belleza

¿Qué indican las ojeras bajo los ojos?

Las ojeras bajo los ojos despiertan preocupación en muchas personas. Esta alteración visible afecta la imagen y, en ocasiones, también genera dudas sobre la salud. Aunque la mayoría piensa en el cansancio o la falta de sueño, detrás de esas sombras pueden esconderse múltiples causas. Algunas alertan sobre el estilo de vida, mientras que otras advierten de posibles problemas médicos.

Factores que contribuyen a la aparición de ojeras

La genética juega un papel clave. Hay quienes tienen tendencia a desarrollar ojeras por herencia familiar. La piel del contorno de ojos es muy delgada, lo que facilita que se noten los cambios en la pigmentación o la circulación. El envejecimiento acentúa esta situación porque la piel pierde grosor y elasticidad, lo que incrementa la visibilidad de los vasos sanguíneos.

La falta de sueño y el insomnio son causas frecuentes. Cuando el descanso es insuficiente, la sangre se acumula bajo los ojos. La piel, tan fina en esta área, deja ver tonos azulados o morados. El estrés crónico influye en la circulación y empeora la apariencia de las ojeras.

Hábitos como fumar o consumir alcohol favorecen la aparición de ojeras. Ambos reducen el aporte de oxígeno a los tejidos y dañan la microcirculación sanguínea de la zona periocular. El exceso de exposición solar sin protección, además, favorece la producción de melanina, oscureciendo la piel.

Las deficiencias nutricionales, sobre todo de hierro, también afectan el color de la piel bajo los ojos. Algunas carencias, así como procesos alérgicos o congestión nasal repetida, influyen en la aparición de ojeras. Incluso una alimentación pobre en vitaminas y antioxidantes deja huella en la fisiología de la piel, haciendo que las ojeras resulten más visibles.

Clasificación y significado de los diferentes tipos de ojeras

No todas las ojeras tienen el mismo origen ni aspecto. Cada tipo revela una información particular sobre el estado de la piel o la salud en general.

Las ojeras vasculares suelen tener un tono azulado o violáceo. Habitualmente indican problemas de microcirculación o congestión en la zona. Las alergias respiratorias o la falta de sueño, al igual que el cansancio extremo, pueden provocar este tipo.

Las ojeras pigmentarias poseen un color marrón. Están relacionadas con el aumento de la melanina en la piel, producto de la genética, la exposición solar o algunos trastornos hormonales. Este tipo también aparece en personas con ciertas enfermedades crónicas, como la insuficiencia hepática.

Las ojeras profundas o en surco muestran un hundimiento visible bajo los ojos. Se deben principalmente a la pérdida de grasa con la edad o a una estructura facial particular. Este tipo da al rostro un aspecto de cansancio permanente y puede asociarse con factores hereditarios.

En ocasiones, las ojeras son mixtas, combinando varias de las características anteriores, lo que complica su tratamiento.

Algunas ojeras pueden ser un signo de enfermedades sistémicas. La insuficiencia renal crónica, enfermedades hepáticas o problemas de anemia pueden manifestarse con este síntoma. Una persistencia de las ojeras acompañada de alteraciones generales (palidez, fatiga, hinchazón) debe valorarse por un especialista. Detectar la causa subyacente permite un abordaje mucho más efectivo y seguro.

Foto Freepik

Recomendaciones para mejorar la apariencia de las ojeras

Mejorar el aspecto de las ojeras requiere una estrategia adaptada al origen principal del problema. Uno de los pilares es descansar de forma adecuada. Dormir unas siete u ocho horas cada noche ayuda al cuerpo a recuperar el equilibrio y facilita la renovación celular.

Una alimentación equilibrada, rica en hierro, vitamina C y antioxidantes, favorece la salud vascular y la pigmentación uniforme de la piel. Consumir frutas y verduras frescas aporta nutrientes clave para combatir los radicales libres.

La hidratación diaria manteniendo la piel jugosa es fundamental, tanto bebiendo suficiente agua como aplicando cremas específicas para el contorno de ojos. La elección de productos con ingredientes como vitamina K, cafeína o antioxidantes naturales puede mejorar la textura y el color en esta zona tan delicada.

La protección solar reduce el riesgo de pigmentación excesiva. Un simple gesto como usar gafas de sol y aplicar protector en la zona periocular frena la acumulación de manchas y minimiza el daño solar invisible.

Los cuidados de higiene facial contribuyen a eliminar residuos que pueden alterar la microcirculación o la pigmentación local. El uso de desmaquillantes suaves evita irritaciones y protege la barrera cutánea.

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Los procedimientos médicos y estéticos suman opciones para los casos más resistentes. El láser, los peelings despigmentantes y los rellenos con ácido hialurónico consiguen suavizar el color y la profundidad de las ojeras. Este tipo de técnicas requiere valoración previa en consulta profesional.

Los remedios caseros como el uso de rodajas de pepino o bolsas de té frío sobre los ojos pueden tener un efecto refrescante inmediato. Sin embargo, sus resultados suelen ser temporales y menos potentes en comparación con los tratamientos médicos. Mantener expectativas realistas es básico para no frustrarse.

La constancia y la individualización marcan la diferencia. Adaptar las estrategias al tipo de ojera y a las necesidades personales garantiza mejores resultados. Además, escuchar a la piel y prestarle atención a los cambios es clave para cuidar el bienestar general y la salud facial.

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